Dios ama a los prisioneros

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MUJERES EN LA PRISIÓN
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Hay veces en que nos sentimos muy solas.
¿Estás viviendo en una prisión o en circunstancias difíciles y sin esperanza?.
Quiero decirte, que puedes tener esperanza aún cuando tu situación parezca desesperante.

Visité a una amiga en la cárcel, estaba allí porque había robado dinero. Mientras el guardia de la prisión me conducía a su celda, el ruido de mis pasos resonaba entre esas paredes de un modo escalofriante. Noté que había estado llorando. Me contó cuán preocupada estaba por sus hijos. Su esposo la había abandonado unos años antes. Se sentía como que no tenía a quien recurrir. Sus palabras un sentimiento de desesperanza. Ella admitía que lo que había hecho estaba mal. Yo concordaba con ella.

Quise consolarla pero no podía hacer mucho.

Las gruesas barras de hierro de la celda nos separaban.

La animé a confiar en Dios a quién hacía un momento le había entregado su vida. Le dije que depositara toda su esperanza y su fé en el Dios de la Biblia y en su Hijo Jesucristo y no en las personas.

Le recordé la promesa de Dios hacia ella que se encuentra en la Biblia en Hebreos 13:5 allí dice: “No te dejaré ni te desampararé”. Yo tenía que irme pero estas palabras le animaron y quedaron en su mente.

Salí de allí pensando en su tristeza y desesperación y mi mente se trasladó a la situación de otro prisionero, un hombre joven llamado José.

Él había sido acusado falsamente de violación por la esposa de un hombre a quién él servía.

A pesar de su inocencia fue arrojado en prisión.

Por la historia de la Biblia sabemos que ya había enfrentado situaciones muy difíciles por los celos de sus hermanos y ahora se le sumaba, la cárcel.

Te gustaría saber como reaccionó José cuando su futuro parecía tan desesperante. Si tienes una Biblia en tu casa lee la historia en el libro de Génesis capítulos 37 al 50.

José fue el hijo favorito de su padre. Sus diez hermanos mayores estaban celosos de él y planeaban matarle.

En vez de eso, vendieron a su hermano de 17 años en una caravana de comerciantes que viajaban a Egipto. Allí en Egipto José fue vendido como esclavo a un capitán llamado Potifar, un oficial del Rey.

José agradó a Potifar y él le dió responsabilidades sobre su casa. No pasó mucho tiempo en que la esposa de Potifar se enamoró de José y buscó la manera de hacerle ir a su dormitorio. Como no tuvo éxito en conquistarle lo acusó falsamente de que él quiso violarla y así este joven inocente fue a parar a la cárcel.

José tenía treinta años cuando fue liberado de la prisión.

Los años de su vida desde los 17 hasta los 30 fueron muy penosos y difíciles primero como esclavo y luego como prisionero. ¿Cómo vivió estos años de sufrimientos?.

La Biblia nos dice que él tenía fe en Dios y no sólo eso, mientras estuvo en la prisión , “el Señor estuvo con José allí…” Génesis 39:21

Durante todos esos días como esclavo y prisionero José ni se imaginaba cómo sería su futuro. Pero él conocía al Dios que le ayudaba y dirigía su futuro.

La fe de José en un Dios de amor que le cuidaba le dió esperanza en medio del sufrimiento. ¿Cómo lo sabemos? La Biblia nos relata con detalles lo que sucedió en la vida de José.

Mientras estuvo en la cárcel ayudó a dos prisioneros que habían sido sirvientes del Rey, el principal panadero y el principal en servirle el vino al rey. José interpretó un sueño a cada uno.

A los tres días el copero fué restablecido para servir al rey. José le pidió que le hablara al rey de él cuando saliera dela prisión.

Pero el coopero olvido todo acerca de José hasta dos años más tarde. Fué el turno para el Rey quién tuvo sueños muy perturbadores y necesitó que alguien se los interpretara y fué entonces que el copero se acordó de José quién dos años antes había interpretado correctamente su sueño.

Cuando José fué llamado por el Rey quién pidió le interpretara el sueño José respondió: “Soy incapaz de hacer esto, pero Dios puede” Génesis 41. Esto nos muestra la fe de José en Dios, y Dios le capacitó con Sabiduría.

Tan agradecido estaba el rey que puso a José en la posición más alta es decir como gobernador de Egipto.

El Rey dijo ¿Quién podría hacerlo mejor que José?. Obviamente él es un hombre lleno del Espíritu de Dios y colocó en su dedo el anillo con el sello real como señal de su autoridad y le vistió con ropas hermosas y le puso la cadena real de oro en su cuello. Además el Rey le dio la segunda carroza real y le declaró con plena autoridad sobre el reino.

La Biblia nos dice que José tenía en ese momento 30 años de edad y su vida fue transformada en un abrir y cerrar de ojos por milagro de Dios. Ahora era el gobernador.

En pocos años vendría una gran hambre sobre la tierra. José recibió instrucciones para almacenar mucho alimento para ese tiempo de escasez.

José dirigió muy bien su trabajo con sabiduría que le dió Dios y la autoridad que le concedió el Rey.

Después de siete años de abundantes cosechas los graneros de Egipto estaban repletos de granos, pero estos años pasaron y comenzaron siete años de escasez. Las cosechas fracasaron en los países vecinos y la gente comenzó a sentir hambre e iban al Faraón a rogarle que le diera alimentos. El Faraón los enviaba a José y José comenzó a vender grano a todos quienes lo necesitaban.

La gente venía de todas partes y sabes qué; también vinieron sus hermanos aquellos que lo habían vendido como esclavo cuando tenía tan sólo 17 años de edad. José ahora era tan diferente, vestido como un gobernador y a la usansa de los Egipcios que no pudo ser reconocido por sus celosos hermanos, pero él si los reconoció. Esta era la oportunidad que José tenía para vengarse de sus hermanos; después de todo le hicieron sufrir mucho. Luego de interrogarles y probarles José comprobó que sus hermanos también habían cambiado y ya no eran esos muchachos arrogantes y envidiosos. Después de idas y venidas desde el hogar de su anciano padre estos hombres supieron la verdad. Nos dice la Biblia que José no pudo aguantarse más, quedando sólo con ellos lloró en voz alta. Sus sollozos se oían en todo el palacio.

José les dijo a sus hermanos-“Yo soy José” “¿mi padre vive aún?”. Los hermanos estaban atónitos por la sorpresa. Pero el les dijo: “Acérquense yo soy José su hermano el que ustedes vendieron como esclavo a Egipto. Pero no se aflijan ni se condenen por ello, porque era el plan de Dios. Dios lo permitió y me envió porque era el plan de Dios. Dios lo permitió y me envió a mi primero para preservarnos la vida. Lo que ustedes pensaron para mal Dios lo transformó para bien.”

El sufrimiento de José tuvo un propósito. Dios usó el sufrimiento y el tiempo de cárcel de José para hacer de él un hombre lleno de amor, de perdón y de interés por otros. Le dio esperanza y le dio un propósito en la vida. José aprendió que el amor de Dios significa que Él hace lo mejor por sus hijos.

¿Quieres experimentar tú también el gran amor de Dios?

La Biblia dice “Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros”. Cree en lo que Jesús hizo por ti.

Él quiere ser tu Salvador y tu Libertador. Dios conoce tu futuro, entrégale tu vida y espera con fe en Él.

Recuerda su promesa: “Nunca te dejaré ni te desampararé”.

Démosle gracias a Dios porque Él es fiel.

1 Comment

  1. Anónimo dice:

    A Dios sea toda honra y toda gloria, por los siglos de los siglos Amen!

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