¿Estás ansiosa y nerviosa?

«Nunca derrotadas»
16 mayo 2006
El sistema nervioso
16 mayo 2006

En las lecciones para la vida hemos aprendido algunas cosas muy interesantes acerca del sistema nervioso. Gracias a nuestro sistema nervioso podemos ver, oír, tocar, gustar y oler. Sin este sistema no podríamos funcionar para nada, aún se verían afectados nuestra manera de pensar, reaccionar frente a las cosas y nuestros sentimientos. Gracias a todos los mensajes que giran en nuestros nervios es que podemos expresar emociones, tales como el placer, la tristeza, el temor, la ansiedad, las preocupaciones y otras.

Nuestro sistema nervioso puede brindarnos placer así como también traernos dolor y sufrimiento. De la misma manera nuestros sentimientos pueden ser muy positivos y felices o pueden ser muy negativos e infelices. Como seres humanos somos fácilmente afectados por lo que sucede a nuestro alrededor y por nuestras circunstancias.
Las cosas buenas y positivas nos traen placer pero a veces en un abrir y cerrar de ojos todo cambia y nos trae dolor y nos causa nervios, ansiedad, preocupación y temor.

Debes saber que si pasas la mayor parte de tu tiempo nerviosa y ansiosa, no sólo tendrás una vida infeliz sino que podrás llegar a enfermarte mucho.
Tus sentimientos estás ligados a tu sistema nervioso el cual cubre todo tu cuerpo, así que si vives con constantes temores y preocupaciones, puedes llegar a desarrollar serias enfermedades como el cáncer.
Nadie quiere ser infeliz, estar ansioso, temeroso o preocupado, pero parece ser una manera muy natural de responder a ciertas cosas que suceden en nuestras vidas. Dios nos hizo con esta clase de sentimientos con algún propósito.
Hay veces que al estar bien temerosas puede darnos fortaleza física para hacer ciertas cosas que no seríamos capaces de hacer normalmente. A veces hemos dicho “no se de dónde saqué fuerzas pero lo hice”.

Una amiga me contó la siguiente experiencia de su niñez, me dijo “Siendo niña un día me encontraba en la granja de mi tío. Junto con mi primo salimos a caminar por un campo donde estaba pastando una vieja vaca. Ya no daba más leche pero tenía dos largos y filosos cuernos. Al pasar cerca de ella vimos que comenzó a correr directamente hacia nosotros. Fue tan terrible el susto que nos llevamos que ambos repentinamente sacamos fuerzas no sabemos de dónde y trepamos de un salto un cerco muy alto. Normalmente no lo hubiéramos hecho”.
Dios nos ha hecho de una manera tan maravillosa que cuando estamos en un peligro una hormona llamada “adrenalina” que hace que nuestro corazón lata más fuerte y envíe fuerzas inmediatamente a los músculos. Es una respuesta de fuga o lucha. Es decir llegamos a ser lo suficientemente fuertes por un corto momento para luchar contra algo o disparar rápido.
Pero si constantemente estamos con temores y ansiedades, nuestros cuerpos están bajo una constante presión y eso nos lleva a enfermarnos.
¿Qué podemos hacer si nuestras circunstancias nos hacen estar siempre ansiosas y temerosas?
Para responder a estas preguntas nos referiremos a una historia verdadera de la Biblia y que ocurrió en la vida de Jesús y sus discípulos. Si tienes una Biblia lee conmigo en San Marcos 4:35 “Aquel día cuando llegó la noche, Jesús les dijo: pasemos al otro lado del lago. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Jesús estaba en la parte de atrás, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron y le dijeron; Maestro ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose reprendió al viento y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento y se hizo grande bonanza.
Y les dijo ¿Por qué están así, tan asustados? ¿No tienen fe en mí? Y se aterrorizaron más aún y se decían el uno al otro: ¿quién es este, que aún el viento y el mar le obedecen?

Era muy natural que se hubieran asustado de una tormenta, especialmente cuando las olas golpeaban el bote hasta dejarlo casi lleno de agua.
¿Cómo te sentirías tú? Yo estaría muy asustada.
Debido a que Jesús estaba durmiendo y no haciendo nada ellos pensaron que no tenía cuidado. Cuando le despertaron ellos estaban histéricos del susto y le gritaron: “Maestro; ¿no te importa que nos ahoguemos?”

Jesús no se puso como loco, corriendo de aquí para allá como ellos. ¿Por qué no? Porque él sabía que tenía el poder sobre el viento y las olas.
Después de todo, la Biblia nos cuenta que cuando Dios hizo el mundo Jesús estaba con Él, creando todas las cosas.
Así que para el asombro de los discípulos, Jesús tranquilamente, se despertó y habló al viento y a las olas que se calmaran. Cual no ha sido la sorpresa en el rostro de los discípulos…
Ahora no estaban asustados del viento y de las olas sino que se llenaron de temor al ver que Jesús era tan poderoso.
Si Jesús era sólo un buen hombre o un maestro o un profeta no podría controlar el viento y las olas como lo hizo. Él estaba demostrando en ese momento quién era realmente, era Dios en cuerpo de hombre.

Todas nosotras experimentamos tormentos en la vida. Puede ser que repentinamente hemos perdido la salud, o pasamos por alguna separación o divorcio. Puede ser que alguien en la familia haya fallecido, o hemos perdido el trabajo y no tenemos nada de dinero.
Es natural sentirnos temerosas y ansiosas. Y también puede ser que te sientas como que a Dios no le importa tu situación.
Pero, Jesús sólo quiere que hagas como sus discípulos, que le digas que tienes miedo.
Que te acerques, le llames y el cuentes que estás nerviosa y ansiosa. Si sientes como que Dios no tiene cuidado puede ser que Él está esperando que seas honesta y le digas tus sentimientos.

Y así como hicieron sus amigos lo que debes hacer es pararte y observar lo que Dios hará.
Puede ser que no calme la “tormenta” en tu vida pero él tiene poder para estar contigo a través de la tormenta y darte la calma que necesitas. Él quiere darte la paz en medio de las tormentas.

Hay algo muy importante que Dios quiere que todos hagamos: confesar nuestros pecados a Él. Que le contemos acerca de todos los errores que hemos cometido porque tiene todo poder para perdonarnos y limpiarnos de todo mal.
El quiere ayudarnos a triunfar sobre los sentimientos de ansiedad y temor y sustituirlos por sentimientos de paz y de calma.
A través de su palabra en la Biblia nos pide (Filipenses 4: 6y7) “Por nada estés afanosa, sino sean conocidas tus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús”-Amén

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