La historia de una lesbiana

¿Quién necesita a los hombres?
10 julio 2006
El regalo de la intimidad matrimonial
17 julio 2006
¿Quién necesita a los hombres?
10 julio 2006
El regalo de la intimidad matrimonial
17 julio 2006

Hoy nos gustaría compartir contigo la historia de vida de Cristina, una mujer increíble a la cual conocimos recientemente.
Sus padres no se llevaban bien. El padre era violento y abusivo con su madre. Desde pequeña Cristina veía que su madre no era físicamente fuerte como su padre y no se podía defender. Así que ella se formó en su mente la idea que las mujeres somos débiles. Cristina no quería ser como su madre así que decidió que estar con hombres no le daba ninguna seguridad. Lentamente comenzó a actuar más y más como un varón. Observaba a su hermano mayor y cada día quería parecerse más a él. Se vestía y actuaba como él y la gente la confundía con un varón.

Cuando tenía 12 años sus padres se divorciaron y la enviaron a vivir en casa con sus primos. El primo mayor la acosaba sexualmente.
Esto sólo hizo que ella gustara aún menos de los hombres. Estaba muy herida. Su padre era abusivo y ahora estaba siendo lastimada por otro hombre que se suponía debía cuidar de ella como familiar que era. A esta altura de su vida tenía bien reconfirmado que estar con hombres no era un lugar seguro.
Sentía como que los hombres estaban sólo para exigir un poco de sexo y que las mujeres eran víctimas del abuso de los hombres o un objeto de lujuria.
Llegó a tal punto que odiaba ser mujer. Eso le hacía sentirse vulnerable y amenazada. Llegó a estar tan confundida con su condición de mujer que quería cambiar de sexo.

Cuando Cristina fue una adolescente se dio cuenta que emocional y sexualmente le interesaban o le atraían las mujeres. Mientras cursaba sus estudios secundarios se involucró en su primera experiencia homosexual. Por primera vez en su vida se sintió amada… por otra jovencita estudiante como ella. Toda su vida había deseado ser amada, pero… esta primera experiencia con el amor fue en una forma sexual. Esta relación tuvo sus problemas.
Cristina llegó a ser tan dependiente de esta jovencita que la celaba y la quería sólo para ella.
Toda su identidad como persona se desarrollaba y dependía de esta relación porque lo que ella quería era llenar su necesidad de importancia y seguridad.

Su madre descubrió entonces esta relación amorosa homosexual de su hija. Estaba desconcertada y avergonzada por tener una hija lesbiana, así que le fue difícil continuar con esta relación. Así que para agradar a su mamá Cristina cortó la relación con la otra jovencita. Trató de relacionarse con hombres para ver si realmente era lesbiana y no le fue bien porque se sentía usada.
Al fin sólo confirmó su deseo de ser homosexual ya que estar con hombres siempre resultaba negativo.

Pasando el tiempo aprendió que no son nuestros deseos los que nos hacen la persona que queremos ser. Y no sólo porque algo nos gusta es lo correcto.
Descubrió que Dios es quien nos hace como somos.

Se involucró en un equipo de fútbol femenino de atletismo.
Pronto descubrió que todas las jugadoras eran mujeres que asistían a la Iglesia y parecían mostrar genuino amor por Jesús. Eran bien diferentes en su manera de comportarse. Disfrutaban del juego y se esmeraban en tener un buen trato entre ellas. Cuando el equipo perdía algún partido ella arrojaba sus guantes con fastidio y maldecía.
Las otras jóvenes se interesaron por ella y su comportamiento y se lo contaron al entrenador. Él les respondió “oren por ella”. Así que comenzaron a hacerlo.
Aunque nada parecía suceder en su conducta externa Dios estaba obrando en la vida de Cristina. Las jóvenes sólo le demostraban el amor de Jesús, lo hicieron de un modo genuino y real.
Esto despertó en ella el querer saber más acerca de Jesús y deseaba sentir ese mismo amor.
Pasando los días aceptó a Cristo como su Salvador.

Aún cuando Cristina llegó ser cristiana sus sentimientos homosexuales no se fueron. Ella aprendió de la Biblia que ser un homosexual no estaba en los planes de Dios para la gente.
Ella no sabía qué hacer así que en la Iglesia pidió ayuda a otros. Aprendió acerca de las diferentes circunstancias en su vida que contribuyeron a crear en su mente sentimientos homosexuales. Ella recordó que teniendo un padre abusivo, estando emocionalmente lejos de su madre y habiendo sido acosado sexualmente por su primo, todo eso la había conducido a sentir rechazo por los hombres y tener sentimientos de esa índole. Ella no había nacido homosexual, sino que fue influenciada por las difíciles circunstancias de su vida.

Cristina comenzó entonces el difícil proceso de aprender a disfrutar del hecho de ser mujer como Dios la creó para que fuera.
Ella descubrió que una parte importante en su sanidad consistía en desarrollar relaciones sanas con otras mujeres. Conoció en la iglesia mujeres buenas, dispuestas y fuertes. Comprobó que el ser mujer no significa ser débil. Al principio le causó temor porque se sentía tan masculina que le parecía no tener nada en común con ellas.
Siempre había sido tratada como un hombre.
También aprendió lo que era ser mujer conociendo a hombres respetuosos y amables que amaban a Dios. Se sintió tratada con dignidad y respeto.
Dios también la ayudó cada vez que ella se lo pedía.
Comprendió que no fue creada mujer por error sino que eso era lo que Dios quería para ella.
Cristina aprendió a vestirse como una mujer y arreglar su rostro y su cabello delicadamente.
Otras jóvenes la ayudaron. Un día luego de ayudarla en su arreglo alguien dijo: “¿No les parece linda?, ¡Ella está hermosa!”. Cristina comenzó a llorar, porque era la primera vez en su vida que pensó de si misma como una joven bonita.

Algunos le han preguntado si le gustaría casarse. Ella inmediatamente respondió que estaba dispuesta a aceptar el plan de Dios para su vida incluyendo el matrimonio. Ella se ríe y opina que espera que su esposo tenga grandes músculos. Y en serio agrega “… estoy esperando de Dios lo mejor, quiero casarme con alguien especial que Dios escoja para mi”.

Hoy día Cristina es Directora de una Organización que ayuda a otros que lucharon con la homosexualidad. Ella es un ejemplo de una persona que puede ser libre de sentimientos homosexuales y puede vivir una vida que agrade a Dios. Está agradecida a Dios que la rescató de su peor momento. Es una prueba viviente que Dios nos cuida y desea que aceptemos su amor, no importa en que situación estamos. Siempre está pronto a ayudarnos a ser la persona que él quiere que seamos.

3 Comments

  1. Roxana dice:

    Por favor necesito mas informacion en cuanto a que hacer, que decir a mi hijo de 22 años que es homosexual, yo soy cristiana y mi esposo que no es padre de mi hijo esta iniciandose como pastor, no se como enfrentar esto oren por mi

    me alegra mucho que hayan mujeres valientes como Cristina, felicidades por la desicion de buscar tu libertad que Dios te siga bendiciendo,,,

  2. desconocido dice:

    nesesito contactarla por favor ayudenme tengo un problema similar

  3. Erlin Gonzalez dice:

    TEngo un problema similar y tengo una hija pequeña, soy separada y quiero cambiar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *