«Pedazos rotos»
4 septiembre 2006Editorial de Setiembre 2006
4 septiembre 2006Me siento feliz de poder compartir con ustedes en el programa «Mujeres de Esperanza». Estoy segura que muchas de ustedes tienen esperanza en sus corazones. Esa clase de esperanza que las sostiene en medio de la desesperación. Cuando piensan que no hay una salida, cuando todo alrededor está muy oscuro. Cuando todo parece estar perdido y Dios se pone junto a ti en esas circunstancias adversas y de alguna manera hace nacer en tu interior un rayo de esperanza y te cubre de amor. La Biblia dice que Dios es amor y que El te creó para compartir contigo de ese amor tan especial. El espera que le correspondas con amor también.
Y hoy quiero decirte que Dios está esperando que le des tu corazón y tu vida a El. A cambio, El quiere darte su eterno amor. Piensa en esto: Dios, creador del universo te conoce y quiere que tú le ames porque la esencia de Dios como dice la Biblia, es el Amor, es su misma naturaleza. En realidad todo lo que Dios dice y hace es una expresión de amor por nosotras.
Puede ser que es difícil de entender para ti lo que te estoy diciendo. En realidad quizás ni sepas lo que es el amor, me refiero a que quizás nunca lo experimentaste. Puede ser que fuiste abandonada por tus padres cuando eras pequeña o quizá como a veces se da, seas una víctima de abuso. O tu inocencia fue estropeada desde muy niña. ¿Te sientes como atrapada en una red de pecado, tejida de hilos de rechazo, de ira, temor y amargura?. Quizás dentro de ti exista solo un espacio de vacío; mujeres aquí y allá que han sido vendidas al bajo precio de la necesidad, vendidas sus voluntades y sus cuerpos a la prostitución, o mujeres abusadas por sus maridos, o por sus familias, sin amor, sin reconocimiento, no valoradas. ¿Eres tu una de ellas? Este programa se titula «Mujeres de Esperanza», y cuanto nos gustaría que fueras una de ellas. Escucha atentamente lo que dice la Biblia, La Palabra de Dios, 1ª de Juan 3: 1- «Miren cuanto nos ama el Padre celestial que permite que seamos llamadas hijas de Dios». Tú y yo somos hijas del Dios vivo y grande. ¡El te ama y te acepta así como eres y en la condición en que te encuentras! Las personas puede ser que no te comprendan, o aún peor, quizás te abandonen. Dios dice, Hebreos 13: 5- «No te desampararé ni te dejaré», y en
Isaías 49: 15 el usa la figura de una madre con un bebé recién nacido, El dice, «¿Podrá la madre olvidar a su criaturita y no amar a su propio hijo? Pues aunque eso fuera posible, yo no los olvidaré. Porque yo los tengo grabados en las palmas de mis manos». ¡Que seguridad reconfortante! Dios puede restaurar tu vida. A través del sacrificio de la muerte del Señor Jesús, Su Hijo, Dios hace lo que El promete en Juan 3: 16 – «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El crea, no se pierda más tenga vida eterna»
Querida amiga, si le das tu amor a Dios, algo maravilloso sucederá, podrás amar aún a aquellos que te hayan herido. El amor de Dios nos capacita para perdonar, para aceptar y respetar a otros. Quiero contarte la historia acerca de un incidente en la vida del rey Ciro de Persia. Se cuenta que el rey Ciro volvió victorioso a su hogar. Entre muchos prisioneros de guerra, había un hombre rico y noble con su esposa e hijos quienes habían sido sentenciados a muerte. El rey lo llamó y le preguntó: ¿Qué me daría usted a cambio de su vida? El noble respondió: «La mitad de mis posesiones, Su Majestad». Mirando a sus hijos el rey preguntó: «¿Qué me daría usted a cambio, si yo le diera la libertad a sus hijos?», «La otra mitad de mis posesiones, su Majestad», el padre respondió. Luego el rey mirando a la esposa del hombre, preguntó: «¿Qué me daría usted por la libertad de su esposa?».El hombre fijando sus ojos con determinación en el rostro del rey, dijo: «Yo le daría a usted mi vida». El rey quedó tan impresionado con las respuestas de este hombre, que ordenó a sus hombres liberar a los prisioneros, y dejarlos a todos ir libres. Mientras ellos regresaban a su hogar el esposo dijo a su esposa: «¿Notaste el rostro del rey?, ¿Has visto cuán bello y conmovedor es?» «No» dijo ella, «yo no lo vi. No pude quitar mis ojos de alguien quien estaba dispuesto a dar su vida por mi!!».
Mi amiga, cuando nos demos cuenta del alcance del amor de Dios hacia nosotras, tal amor que permitió que su único Hijo muriera en una cruz en nuestro lugar, entonces y solo entonces, nosotras seremos totalmente cautivadas y capacitadas para amarlo con todo nuestro corazón. Entonces no tendremos ojos para nadie ni nada sino solo para nuestro Salvador. La Biblia dice: «Le amamos porque El nos amó primero a nosotras». Dios quiere tu amor, ¿le amarás con todo tu corazón? ¿Quieres orar conmigo? Querido Dios, te agradecemos por amarnos primero. Ayúdanos hoy a amarte a ti con todo nuestro corazón. Te pedimos por nuestras amigas que nos escuchan que ellas te amen también a ti. En el nombre de Jesús, Amén. Que Dios te bendiga.