Una mujer de valor

«Tu corona»
25 septiembre 2006
La vara de medir
25 septiembre 2006
«Tu corona»
25 septiembre 2006
La vara de medir
25 septiembre 2006

Hace varios años mi madre murió después de una larga enfermedad. Cuando sus amigos y parientes se encontraron en el velatorio, comenzaron a recordar su vida. Hablaron de sus años de la niñez y de su juventud. De su tiempo como esposa, madre y abuela.
Mi amiga, donde sea; me enfrento con la muerte. Ya sea de alguien a quien amo o de alguien a quien ni siquiera conozco.
Hablar de la muerte es un asunto de la vida. ¿En que consiste?…Cuando yo muera ¿qué dejaré atrás? ¿Dinero, joyas, hermosos vestidos, una carrera exitosa, premios y trofeos para mostrar los logros en la vida? ¿Por qué cosas me va a recordar la gente? ¿Recordarán ellos mis vestidos? ¿Recordarán mis expresiones de enojo, cuando mis hijos rompían algo? o ¿recordarán mis caricias y mis consejos cuando han tenido tiempos difíciles que enfrentar?

Hay otro asunto más personal que me pregunto, ¿Por cuánto tiempo me recordarán? ¿Me extinguiré pronto de sus vidas? o ¿Dejaré una impresión valedera en la vida de mi familia y amigos? ¿Has pensado alguna vez en acerca de esto? ¿Qué es la vida para ti?

En el servicio velatorio de mi madre yo sentí que era una celebración de vida. Lo recuerdo muy bien. Una de sus amigas colocó una simple rosa roja con un cabo largo a los pies del féretro. Cuando la miré vi a esa rosa como un símbolo de vida, la vida de una mujer.

Tú eres como una rosa roja, mi amiga. Dios te creó y diseñó como una preciosa creación. Como un capullo de rosa. Comenzaste tu vida como una bebe con un gran potencial para florecer y abrirte en una hermosa flor, con un delicado color y una dulce fragancia.

El rojo es el color de la sangre. La Biblia enseña que donde hay sangre, hay vida. Este color rojo nos recuerda la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Cuando Jesús murió en la cruz, El llevó nuestros pecados. Cuando creemos en El, recibimos su perdón y cuando muramos iremos al cielo a estar con Jesús por siempre, ¿No es maravilloso? Espero que cuando veas una rosa roja estés recordando la sangre de Jesús que pagó el precio por tus pecados y los míos.

El rojo es también el color de la pasión. Y quiero bendecirte a ti con éste fuego de vida que arde con un brillo dentro de ti. Yo sé, hay días cuando no te sientes con ánimos de vivir, hay días cuando todo parece ir peor y tú estás enojada, disgustada y deprimida.

Dios es el autor de la vida. El es el único que te da la vida. Y tú eres preciosa a sus ojos. En Mateo 10:31 Jesús mismo dijo: “Ustedes valen más que muchos pajaritos”. Sí, tú eres de valor para Dios. Si Dios tiene cuidado de los pájaros que vuelan y aún sabe cuando uno de ellos cae al suelo, cuánto más se ocupará de ti. Así que, vive tu vida con pasión y entusiasmo, tú no puedes elegir, cómo o cuándo vas a morir, pero tú puedes elegir cómo vas a vivir.

Otra cosa buena de la rosa es su centro escondido entre los pétalos de la flor. ¿Sabías que éste centro de la flor es una fuente de vitamina C y que es importante para tu salud? De la misma manera Dios ha hecho algo bueno, útil e importante en lo profundo de cada una de nosotras.

Puede ser que Dios puso una fortaleza especial en tu interior o puede ser que eres sensible a las necesidades de otros, o quizás tengas una habilidad especial de cuidar y mostrar compasión por los que te rodean…Pero tu quizás piensas que nadie te tiene en cuenta, que la gente no te reconoce, y has perdido el sentido de valor y dignidad. Pero cobra ánimo, mi amiga…no te olvides del valor del corazón de la rosa que está escondida en la profundidad de los pétalos, no se ve pero allí está y es de utilidad. Busca en tu interior, allí debe haber ternura, debe haber calor humano que puedes irradiar a otros. Tú eres capaz de hacerles sentir que son amados con esa belleza interior que hay dentro de ti. Posees una riqueza especial, tienes que compartirla con otros. Y si otros no se han dado cuenta, ¡espera!, pronto lo harán.

Que más podemos decir. La rosa tiene una suave fragancia dulce. Cuando sientas su aroma, no lo podrás confundir con ninguna otra flor. La Biblia dice en 2ª de Cor. 2:14-16 que, para Dios en nuestras vidas hay una suave fragancia, es el aroma de Cristo en nosotras…la fragancia de vida, “para aquellos que creen en Jesucristo”. ¿No es ésta una maravillosa descripción de nuestra vida si conocemos a Jesucristo?. Así que no seamos un mal olor a las personas que nos rodean. Más bien seamos como dulce perfume donde sea que vayamos. Y así como el perfume de las rosas se extrae triturando sus pétalos, cuando nuestras vidas son trituradas por experiencias tristes y sufrimientos, no malgastemos esas experiencias quejándonos e insultando a Dios. Sino que a través de estas circunstancias lleguémonos más cerca de Dios y recibamos de El la sabiduría y la fortaleza para entender y consolar a otros quienes están sufriendo.

La singular rosa roja se encuentra al final de un cabo con espinas. Para mi las espinas representan las penas, las aflicciones, las pruebas de la vida. En la Biblia el apóstol Pablo (2ª Cor. 2:17) dijo que él tenía un espina en su carne que Dios no quiso quitársela. No sabemos cuál era la espina de Pablo pero sabemos que Dios lo confortó con sus palabras de confianza: “Mi gracia es suficiente para ti”.

Espero, mi querida amiga que tu también experimentes el mismo consuelo que viene de Dios a través de su Hijo Jesucristo, cuando vayas de espina en espina por el cabo de tu vida.

Finalmente cuando miré la rosa roja a los pies del féretro de mi madre, me di cuenta que la vida es tan corta. La rosa se marchita y muere después de unos pocos días. Así nuestra vida, aún si llegamos a los 85 años, es corta en términos de la eternidad.

Me gustaría hacerte estas preguntas otra vez:
¿Qué es la vida?
¿Es tu vida el éxito y el dinero?
¿Es tu vida la gente y tu relación con ellos?
¿Qué recordarán de ti? ¿Tu bondad, tu amor, tu ánimo, tu fe?
¿Estás viviendo tu vida como una rosa o como un cabo lleno de espinas?
Que Dios te bendiga para que seas una mujer de propósito, de valor y que vivas una vida digna.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *