Luchando contra los días grises

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Hablar de las festividades de fin de año es hablar de días muy especiales; porque pasar con nuestros seres queridos celebrando significa: alegría, diversión y bienestar. Pero esos tiempos no duran para siempre. Con el pasar de los años uno a uno nos vamos de esta vida y así los lugares que ocupábamos van quedando vacíos. Nadie podrá sustituir a ese ser querido. También cambian nuestras circunstancias, puede ser que nos mudamos a otra ciudad o país y es imposible reunirnos con familiares como acostumbrábamos hacerlo en esas ocasiones especiales.

Podemos aún escribirles o hablarles por teléfono y ver sus rostros en una cámara pero no es lo mismo que estar con ellos frente a frente.
Estar lejos de personas que amamos en días especiales es muy estresante. Puede hacernos sentir solas, tristes y aún deprimidas. Permíteme contarte lo que le pasó a mi amiga Graciela. Por razones de trabajo se mudó lejos de su casa a una ciudad a muchos kilómetros de su familia. Una mañana, siendo el día de su cumpleaños se despertó y en vez de darle gracias a Dios por otro año de vida se sintió muy triste. Se fue a trabajar y claro nadie sabía que era su cumpleaños. En su casa, con su familia y amigos los cumpleaños siempre eran muy celebrados con cosas bien ricas para compartir y un pastel especial, música y mucha alegría, de modo que estar lejos de todo eso le hizo sentir deprimida. Las personas que trabajaban allí estaban dedicadas a su tarea mientras que Graciela se deprimía más y más. ¿Te has sentido alguna vez así? ¿Mientras otros celebraban tú te sentías cada vez más sola?

Eso puede pasar si una mujer vive sola, ya sea porque es soltera o viuda. Quizás tenga su mente llena de memorias por aquellos tiempos mejores en familia, pero en realidad ahora es bien diferente.
Así era exactamente como se sentía Graciela aquel día en la oficina cuando sus compañeros no tenían ni idea que era su cumpleaños. Entonces decidió hacer algo.
Decidió que eso no quedaría así. Pensó… debo celebrar mi propia vida, e invitar a los demás a que se unan a mi celebración. Pidió permiso para salir un momento y compró una torta y unos refrescos o sodas. ¿Saben que sucedió? Sus compañeros de trabajo, todos en la oficina se pusieron muy felices. Le cantaron el tradicional canto “¡Que lo cumplas feliz!” Celebraron y compartieron ese postre por unos momentos. Lo mejor de todo esto fue que Graciela cambió su estado de ánimo triste en felicidad.

Cuando te has sentido depresiva ¿has considerado acercarte a otros?
Jesús relató la siguiente historia que encontramos en la Biblia: “Un hombre preparó una gran fiesta y envió muchísimas invitaciones. Cuando todo estuvo listo, envió a su siervo a avisar a los invitados que ya podían ir. Pero los invitados comenzaron a excusarse. Uno dijo que lo perdonara porque acababa de comprar una finca y tenía que ir a verla. Otro dijo que acababa de comprar cinco yuntas de bueyes y quería probarlos. Otro que acababa de casarse y no podía asistir.
El siervo refirió a su amo aquellas excusas.
Éste, enojado, le dijo que fuera inmediatamente e invitara a cuanto pordiosero, manco, cojo y ciego encontrara por allí… que todo el que quisiera venga hasta que la casa esté repleta”. (Lucas 14:16-21)

Hay muchas cosas que podemos aprender de esta historia pero consideremos sólo una que tiene relación con nuestro tema hoy.
El hombre invitó a mucha gente que rehusó asistir a la celebración. Se sentía herido y enojado. Pero en vez de permanecer enojado, decidió seguir adelante con la fiesta. Invitó diferentes huéspedes.
Esta vez invitó a personas que probablemente estaban solas, tristes y necesitadas para que celebraran con él.

Cuando la vida por alguna razón nos separa de las personas que más amamos, podemos seguir el ejemplo de este hombre. Podemos alcanzar y conocer a otros e invitarles a formar parte de nuestras vidas.
Yo lo hecho algunas veces y otros lo han hecho conmigo. Durante tiempos difíciles me gusta enviar una carta o llamar a alguien por teléfono.
A veces, invitarle a comer conmigo o tomar el té y charlar de nuestras cosas.

Los días de fiesta pueden llegar a ser una celebración aún cuando nos sentimos deprimidas. No es fácil; lo se muy bien. Se necesita esfuerzo para animarte a ti misma y relacionarte con otros cuando estás muy abajo en tus emociones.
Pero el resultado final vale la pena el esfuerzo.
Y cuando mires para atrás te darás cuenta que tu acto de bondad no sólo alegró a quienes estaban a tu alrededor sino que levantó tu ánimo y tu corazón.

1 Comment

  1. Scarling Pina dice:

    Estoy muy agradecida de Dios por los mensajes de aliento y sabiduria que han llegado a mi vida a traves de este proyecto y sobre este tema a mi me ha dado mas fuerza para pensar que si Dios esta con nosotros donde quiera que estemos podremos compartir su amor con otros.

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