Editorial Octubre 2007

Hierro en la sangre
22 octubre 2007
«Compañero de viaje»
30 octubre 2007

Mis queridas intercesoras:
Mientras nos acercamos al décimo aniversario del Proyecto Ana, de los 40 días de oración y ayuno, mi corazón está lleno de gratitud por todas ustedes y por miles de otros que se unen a nosotras en esta aventura. Estamos viajando hacia el mismo corazón compasivo de Dios por las mujeres sufrientes del mundo. Su amor es absoluto, todo circundante e indefectible por aquellos que son pobres, necesitados, oprimidos y perseguidos.

Mi corazón se quebranta al pensar en los billones alrededor del mundo que se encuadran en esas categorías.Durante estas semanas, me gustaría imaginar a las intercesoras del Proyecto Ana construyendo una pared o muro insuperable de diligentes oraciones alrededor de incontables mujeres y niñas que están en gran peligro y en mucha necesidad de esperanza. Esta pared también rodea al dedicado staff (empleadas) alrededor del mundo que diligentemente prepara programas en casi 40 idiomas, haciendo un seguimiento a los oyentes y visitando salas de enfermos con SIDA, mujeres en las prisiones, hospitales y villas remotas. Pero esta pared también les rodea a ustedes, nuestras intercesoras, que se toman el trabajo de orar seriamente. Ustedes cuentan con ambas, como un privilegio y como un arma dada por Dios para realizar la guerra espiritual a favor de aquellos que no tienen una voz o una oración para decir por si mismos.

Estoy recordando la declaración de Jesús: «Sin Mi nada podéis hacer.» (Juan 15:5). ¡NADA- aún ayunar y orar! Mi oración por estos 40 días es que nos demos cuenta de nuestra indecible dependencia sobre Su poder para rescatar a las mujeres del infierno. No se trata de tecnología moderna o excelentes programas. No es nuestra compasión por los perdidos. ¡Solamente el poder salvador de Dios! Su brazo poderoso traerá salvación y paz a muchos.

LLeguemos muy cerca al trono de nuestro Padre con adoración y humildad, rindiéndonos diariamente a su soberana voluntad. ¡Pero acerquémonos también a El con mucha fe y fervor, sabiendo que no es demasiado tarde! ¡El responderá nuestras oraciones de una manera poderosa! Isaías 58:6 registra Su deseo: «¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?» En Amós 5:24 está escrito que El hará que «Corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.»

Que nuestras oraciones y ayunos sean como un dulce aroma a nuestro Dios. Y sean nuestros corazones bendecidos por nuestro trabajo de oración y plena devoción en acción.

Por las mujeres despreciadas, olvidadas y perdidas de este mundo,

Marli Spieker
Fundadora y Defensora del
Proyecto Ana

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