La amistad de Dios
30 octubre 2007Editorial Noviembre 2007
1 noviembre 2007Algo muy importante para nosotras las mujeres es tener una buena amiga. Alguien con quien conversar, reír y también llorar. Alguien en quien confiar plenamente. Esa clase de amistad no se da fácilmente, es difícil de lograr y se requiere mucho trabajo y disposición de ambas partes para lograr algo bueno y duradero.
Para que exista una buena amistad y que sea para siempre se requiere compromiso de ambas partes. Debemos aprender cómo desarrollarla y nutrirla para hacerla crecer más y más.
La amistad es mucho más que un encuentro casual y es más que un sentimiento, se compone además de intereses y propósitos en común. Algunos de los elementos que componen la relación entre amigos son: La verdad, la honestidad, el reconocimiento y la lealtad del uno hacia el otro.
¡Cuántas veces la amistad está basada en fundamentos erróneos y débiles! En realidad a esa relación no se le debe llamar amistad. Es más bien una relación fingida donde reina el egoísmo y el deseo de dominar a la otra persona para sentirse fuerte e importante. Por lo general uno de los dos es muy absorbente y anula al otro.
Es una relación enfermiza, si por alguna razón estás en una situación así debes romperla. Y si tú eres esa persona, dominante, egoísta y absorbente cambia ya mismo de actitud pues no le haces bien a nadie. No tenemos el derecho sobre la vida de otro en este aspecto.
Desgraciadamente conocemos casos de éstos en nuestro entorno. A propósito recordé las palabras que escribió alguien sobre la amistad. Les comparto algunas frases, dicen así: “Quiero que me oigas sin juzgarme;
Que opines sin presionarme; Que me ayudes sin decidir por mí; Que me cuides sin anularme; Que me abraces sin asfixiarme; Que me animes sin empujarme; Que te acerques sin invadirme y que puedas contar conmigo…sin condicionarme.
Eso dicho en palabras más sencillas significa respetar y dejar vivir al otro como es. Jesús nos dejó una regla de oro para una buena convivencia y que a mi me gusta mucho recordarla siempre: “Así que todas las cosas que quieras que otros hagan contigo, así también hazlo tú con ellos”.
La amistad genuina requiere tiempo y esfuerzo para ser lograda. Las madres con hijos pequeños saben cuán difícil es este tema de la amistad pues los amigos influyen mucho en la vida y formación del carácter. La influencia de buenos amigos estimula y hace crecer mientras que la mala influencia destruye.
Así que interesa mucho quienes son los amigos de nuestros hijos. Tenemos que enseñarles a reconocer entre una amistad genuina y aquella que sólo les hará daño.
Nosotras aunque ya somos personas grandes debemos saber escoger nuestras amistades también.
Amigas sinceras y que nos ayudarán a superarnos y ser mejores personas cada día. En la vida siempre debemos tomar decisiones, seamos sabias al escoger las amigas que nos sirven y nos ayudan a crecer para bien.
Tener buenos amigos es muy loable, pero… ¿Qué tal somos nosotras como amigas? ¿Sabemos darnos a los demás? ¿Sabemos abrir nuestro corazón y nuestra mente para dar amor, apoyo, comprensión y todo lo que significa ser una buena amiga? Ser una buena amiga significa darte a ti misma por el bien del otro. Es apoyar al que está triste, darle palabras de ánimo, comprenderle, ponerse en su lugar, escucharle atentamente, guardar confidencialmente lo que nos ha compartido. También es alegrarnos con sus triunfos y logros en la vida. …¿Qué te parece… estás en esta categoría?
Es muy reconfortante estar rodeada de gente linda y que te quiera. El proverbio dice: “Para tener amigos, primero debes ser amiga”. Comencemos a practicarlo ya.
1 Comment
QUERIDAS HERMANITAS EN CRISTO:FELICITACIONES POR EL PROGRAMA » MUJERES DE ESPERANZA»
ME PODRIAN REENVIAR EL MATERIAL QUE COMPARTIERON ACERCA DE LA AMISTAD? LES AGRADESCO MUCHO,CARIÑOS Y BEN!