Libre de amargura
27 diciembre 2007El Señor enjugará toda lágrima
11 marzo 2008Yo traje mis cargas a Cristo Jesús
y alivio profundo mi alma sintió;
mi vida se llenó de paz y de luz,
y el rumbo de ella por siempre cambió.
Yo antes vagaba con dudas, sin fe,
cual barco perdido en tétrico mar;
y en busca de puerto tan solo encontré
hundirme más hondo en negro pecar.
Fue época triste mi vida de ayer,
las sombras cubrían mi pobre existir;
yo estaba sedienta de fama y placer:
las cosas que solo me hicieron sufrir.
Un día, no obstante, todo esto pasó:
la noche de duda por siempre se fue,
el rostro de Cristo mi alma alumbró
y el rumbo dichoso por fin inicié.
Ahora transito la senda del bien,
mi anhelo es servir, mi anhelo es amar;
la Biblia es mi guía, mi pan, mi sostén,
mi gozo es ahora a Cristo alabar.
Ven tú, pecador, acepta a Jesús,
decídete ahora sus paso seguir;
por darte la vida murió en la cruz,
si crees en él al cielo has de ir.