Vuelve tus ojos, Señor para ver la gracia plena
Que a mi pobre corazón, como luz preciosa llegó
Cuando abrí mi corazón y busqué a Cristo con amor
Acariciando la bendición que el Santo Espíritu me dio.
Era mi ser un páramo donde no había ni una flor
Y allí el Señor sembró una semilla que germinó
Y hoy mi alma se regocija en la misericordia de Dios
Ya que tengo a Jesucristo como mi dueño y Señor
Lloro y lamento por los días oscuros, sin color
En que he vivido, despreciando de Dios el amor
Porque a Cristo no conocía, ni aceptaba su gracia,
Sino que en sombríos senderos caminaba con rencor
Ya el mundi no me lastima, no me hiere,
Ya la noche ha pasado y vislumbro el resplandor
Porque Cristo en mi, hizo su hermosa obra
Y hoy vivo gozosa, porque El, mi vida transformó.