Editorial Junio 2009
2 junio 2009Bondad cristiana
2 junio 2009¿Has estado con personas de otros países que han hecho cosas de una manera muy diferente a lo que tú acostumbras hacer? Me refiero a algo que fue tan diferente a tu cultura o a tu manera de pensar que hasta te ha hecho reír o te ha llevado a exclamar, «que raro que piensa y actúa esta persona»? Sabes, algo así puede sucederte cuando comparas las diferencias entre hombres y mujeres. Somos diferentes en tantas maneras que a veces pensamos que vinimos de diferentes países.
Saber en qué nos diferenciamos puede llevarnos a tener un mejor relacionamiento con nuestros esposos, parientes o amigos.
Esta semana hablaremos sólo de algunas de esas diferencias.
La primera de ellas es nuestro cuerpo físico. Sabemos que los hombres y las mujeres somos diferentes en nuestros cuerpos. Los hombres son más fuertes físicamente porque fueron creados para proteger a sus familias. Las mujeres fuimos creadas para animar, nutrir y apoyar. Por esta razón los hombres tienen metas bien orientadas y determinadas para ser exitosos en sus trabajos. Las mujeres se enfocan más en lograr que su casa sea un hogar. Los hombres necesitan dedicarse al trabajo porque saben que deben proveer para su familia y esta es la manera en que logran seguridad para ellos y su familia.
Los hombres tienden a ser más lógicos en su manera de pensar acerca de las cosas. Las mujeres mostramos más emoción. En realidad, los hombres y las mujeres se complementan uno al otro en esta área si aprenden a comunicarse bien. La lógica del hombre puede ser realzada por la intuición de la mujer.
Otra diferencia es que los hombres tienden a hablar menos que las mujeres. Ellos no acaban de entender por qué para decir algo las mujeres damos tantas explicaciones y detalles. El hombre lo que quiere saber es lo que sucedió pero se siente ahogado con demasiados detalles y explicaciones para llegar al grano del asunto. Ellos quieren escuchar y tener un panorama del tema en cuestión y saber de qué se trata en un todo. Las mujeres queremos abundar en los detalles, colores, expresiones del rostro, que ropa llevaba puesta y mucho más y demoramos mucho en relatar algo que el hombre lo haría en pocas frases. Las mujeres queremos hablar de todo un poco y a veces lo hacemos todas a la vez y pareciera que nos entendemos. Los hombres se preguntan como podemos hablar todas a la vez y entendernos. Ellos tienen sus temas predilectos, el trabajo, los deportes, los hobbies, su auto y algo más. No pretendamos que quieran pasar horas hablando de muchas cosas.
También nos diferenciamos al expresar nuestras emociones. Alguien dijo: «Las mujeres lloran cuando están contentas, también lo hacen cuando están tristes, enojadas, cansadas y a veces lloran sin saber por qué». Frente a una mujer llorando el hombre se siente mal, no sabe que actitud tomar. Si se acerca a ella para consolarla puede escuchar palabras como estas: «Déjame sola», y si no se acerca puede ser que le diga: «Tu no me comprendes, no te interesan mis cosas». Y así es como muchos matrimonios se separan.
Sabes una cosa, somos diferentes a los hombres. Ellos son diferentes a las mujeres. Pero estas diferencias actuando juntas y sabiamente pueden conducirnos a una vida exitosa, especialmente en el matrimonio porque actúan como un complemento útil del uno hacia el otro y no como un elemento de separación.
Lo importante es conocer y aceptar nuestras diferencias y usarlas para bien del otro y de la familia.
1 Comment
Siempre sera importante una buena comunicacion y sobre todo mostrar amor y respeto entre ambos.