Los cuidados de Dios para los solitarios
9 junio 201011 de Junio
11 junio 2010Por años mantuve la puerta cerrada
Con unos pesados candados de miedo,
Y por largos años dejé que las sombras
Habitaran del lado de adentro.
Cerré las ventanas, dejé que la hierba
Cubriera el sendero
Y piedra por piedra construí el más alto
Muro de silencio
Si afuera hubo lágrimas, yo no pude verlas;
Si afuera hubo dicha, no llegué a saberlo
Por años mantuve la puerta cerrada
Con pesados candados de miedo
No fue con la fuerza de los huracanes,
No fue con la lengua candente de fuego
Que Él abrió mi puerta
Más fue con Su mano,
Mano traspasada por clavos ajenos,
Rompió los candados, ahuyentó las sombras,
Derribó el alto muro del silencio.
¡Suave como el perdón, su mano herida
Me dio un corazón nuevo!