Que los Finlandeses no permitan que el dinero, el estatus y el bienestar económico tomen el lugar de Dios en sus hogares. A pesar de que el 78 por ciento de los Finlandeses son miembros de la Iglesia Cristiana Luterana, el Cristianismo se enseña muy poco en escuelas y hogares. Por eso, los niños no conocen acerca de la vida de Jesús ni del regalo de amor y salvación que Él les ofrece.