El Espíritu de Dios se mueva a través de los países en guerra, sanando los corazones y mentes y restaurando familias. Ore para que los sobrevivientes de las masacres, limpieza étnica, guerras civiles, luchas de grupos, conflictos religiosos y políticos y guerras de independencia, unan sus esfuerzos para traer sanidad y paz a sus hijos.