Editorial Enero 2012

2 de Enero
2 enero 2012
3 de Enero
3 enero 2012
Querida amiga:
Este mes, te invito a acercarte al Trono de nuestro Padre con fervor y confianza, sabiendo que nuestras
oraciones “valen mucho” (Santiago 5:16) y creyendo y confiando en el Único a quien oramos- El Rey de Reyes
y el Señor sobre todos los gobernantes y autoridades de este mundo. Él vino para liberar a los cautivos y
coronar a su pueblo con gozo y paz. A Él venimos en humildad, pidiendo misericordia por los millones de
refugiados y desplazados alrededor del mundo. Este es un asunto social y espiritual que requiere que la iglesia
alrededor del mundo se levante contra tal mal para que sea resuelto.
Como puedes leer en la página de concientización del calendario de oración de este mes, su situación es
horrenda. Nunca antes hemos tenido tantas personas, especialmente cristianos, siendo perseguidos, abusados
y en peligro de perder sus vidas. Quizás eres como yo- bendecida por no tener que sufrir nunca de esa
manera. Pero yo sé que muchas de nuestras intercesoras en Europa, Asia Central, África y Asia están pasando
o enfrentando situaciones similares aún ahora. Nunca olvidemos que el Único que está en nosotras es más
fuerte que el que está en el mundo. Aferrémonos a Su Palabra y digamos con el salmista “Dios es nuestro
amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble
(Salmo 46: 1-2).
Es reconfortante saber que Jesús está informado de nuestro sufrimiento. Siendo un bebé, fue un refugiado
en Egipto. Fue perseguido, abusado, rechazado y por último muerto por amor a nuestra salvación. Es algo
pequeño para nosotros rendir nuestras vidas y nuestros horarios para interceder con fe y gran compasión por
las mujeres y sus hijos, víctimas de gobiernos injustos y brutales hombres que las persiguen y dañan. Puedan
ellas atreverse a mirar a Dios y saber que Él es su siempre presente ayudador en tiempos de pruebas. Mientras
oramos, verdaderamente creo que Dios sanará sus quebrantados corazones y sus destrozados espíritus.
Agradezco a Dios por ti.
Marli Spieker
Directora/Fundadora
Ministerio Global – Proyecto Ana.

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