Editorial Octubre 2016

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Las mujeres que experimenten la paz que sólo Dios puede dar
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Queridas amigas:
Es realmente un honor unirnos en este movimiento global de oración. Ustedes son una parte esencial de nuestro equipo global de oración del Proyecto Ana. ¡Vuestro amor y oraciones son tan importantes y críticos para nosotros durante estos tiempos!
Cuando nuestros corazones y mentes se unan este octubre, anhelo que cada una de nosotras consideremos en oración lo que significa tener hambre y sed de Dios. Para conocerle más, alabarlo más y correr a Él para encontrar esperanza y sanidad cuando estemos sufriendo. Para tener las cosas que más deseamos en la vida por ser Él nuestro creador, el hacedor de nuestras almas.
Creo que las mujeres que tienen más hambre por Dios pueden influenciar nuestro mundo para Jesús. Sin embargo para que vivamos esa vida, debemos estar determinadas a tomar pasos hacia las cosas de Dios que satisfarán nuestras almas. Mientras desarrollamos un hambre más profunda por Dios a través de la oración, debemos hacer lugar en nuestras vidas para tener más de Dios.
Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” (Mateo 5:6) Entonces, ¿por qué no vemos más del poder y presencia de Dios hoy? La respuesta es simple: porque estamos demasiado llenos de las cosas que no son de Dios.
Me pregunto a mi misma: “¿Hay cosas en mi vida que debo dar a Dios para hacer más lugar para la presencia y el poder de Dios? ¿Realmente tengo hambre por más de Dios?” Una vez escuché a una mujer preguntando: “¿Cómo llegar a ser una mujer piadosa?” Mi única respuesta fue que para ser una mujer piadosa necesitamos más de Dios.
Necesitamos más de Su presencia y poder en nuestras vidas. Estamos tan hambrientas y sedientas de justicia, una justicia que viene sólo de una relación con Jesús. Cuando anhelamos una relación más profunda, estamos llenas y satisfechas.
La pregunta es: “¿Tienes hambre por más de Dios? Tienes suficiente hambre como para correr a Dios y rogarle a Él porque es la única solución al cuidado y sanidad espiritual.
Anhelo tener hambre y sed espirituales cada día. Confío que tú también. Que nuestras oraciones este mes inspiren a otros a tener hambre por una relación más íntima con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.
En Él nuestros corazones se regocijan.
Peggy Banks
Directora Ministerio Global
Proyecto Ana

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