Encontrando la paz en la presencia de Dios

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«Solo Cristo puede traernos la paz duradera: paz con Dios, paz entre los hombres y las naciones, y paz dentro de nuestros corazones». Billy Graham

 

En días de aislamiento, poca comunicación con el resto de la familia y nuevas maneras de hacer nuestros trabajos, puede ser difícil encontrar nuestra paz. Sin embargo, la Biblia nos dice que hay una paz accesible a nosotras que guardará nuestros corazones y nuestras mentes en Cristo Jesús. ¿Cómo podemos lograr esa paz?

 

«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» – Filipenses 4: 4-7

 

Regocíjate

La otra mañana estuve tratando con algunas incertidumbres en mi vida y tomé una caminata por la playa temprano en la mañana. Me senté y mis ojos se llenaron de lágrimas. Había un dolor en mi corazón por las circunstancias y los sufrimientos, pero un entendimiento más profundo apareció cuando fui testigo de la hermosa salida de sol frente a mí. Me di cuenta de que esta hermosura fue una pintura de la mano de Dios para que yo lo viera. Me regocijé en la paz que me vino al saber que la presencia de Dios está alrededor de mí. Pude regocijarme en el amor y la misericordia de Dios aun en mi dolor. Él está allí para ti también. Mira a tu alrededor: ¿dónde puedes ver la presencia de Dios? Encuéntrale en tu corazón para regocijarte en Su amor y creación, y creer que Dios no te ha olvidado.

Ora

Hay momentos en nuestro dolor cuando es difícil orar. Puede ser que no tenemos las palabras, o tenemos miedo de los sentimientos del dolor otra vez, mientras le decimos a alguien acerca de ello o hablamos a Dios. Hace años, mientras vivía como una nueva creyente en Jesús, veía que muchas áreas de mi vida estaban cambiando. Mis relaciones, mis negocios, viejas amistades y mi nueva familia de la iglesia; todo estaba cambiando. El dolor de la pérdida era tan grande que aún no podía ponerlo en palabras, y el profundo dolor de mi corazón me hacía llorar.

Muchas veces el dolor permanecía por horas, días y semanas hasta que encontraba paz. Sin embargo, me he dado cuenta de que Dios escuchaba mis llantos cuando nuevas amigas llegaban a mi vida, la sanidad llegaba a mi corazón y encontraba una nueva iglesia donde el pueblo de Dios mostraba amor por un mundo quebrado. La Palabra de Dios, Su paz y Su pueblo fueron sanando mi corazón del dolor, la traición y la confusión.

Quizás tú estás en ese mismo lugar hoy, buscando de esa paz en tus momentos de dolor y confusión. Encuentra la manera de contarle a Dios de tu pérdida, temor, soledad y dolor. Él está cerca y oye tu llanto por su misericordia (Salmo 6:9).

Sé agradecida

Cada día escribo una lista de gratitudes ante el Señor. Comienzo con mi gratitud por la salvación, entrega y seguridad. Solo en Cristo podemos encontrar la paz cada día. No siempre es fácil. En realidad, hay muchos días que no es fácil. Pero cuando tenemos un corazón agradecido en Cristo, podemos encontrar la paz de Dios.

Aquí hay un ejemplo de oración de gratitud que podrías orar conmigo hoy:

Señor, gracias por darme esperanza cuando estuve desesperada. Gracias por fortalecer mi fe cuando estuve llena de temor. Gracias por ayudarme a descubrir mi propósito aun en el dolor. Amén

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