Estoy fuera de control

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Una amiga hablándonos de su padre nos contó:

“Le tenía tanto miedo que me dejaba paralizada. Todo dentro de mí me decía que debería correr, disparar, pero mis pies parecían pegados al suelo. Lo que más recuerdo eran sus ojos. Se veían como un fuego, colocados en un rostro donde cada músculo estaba rígido de ira. Cuando él me alcanzaba, nunca sabía qué me haría. Todo era espantoso. Ya sea que me tirara fuerte de los pelos o me agarrara de los hombros y me sacudiera. Nunca sabía qué me haría pero seguramente sacudiría mi pequeño cuerpo con fuerza o me pegaría en mi rostro o en la cabeza con su mano grande. Yo no lo sabía, pero sí me arrollaba dentro de mi misma como protegiéndome de lo que vendría. Esos son mis recuerdos y ese era mi enojado padre.”

¡Que historia la de Jennifer! Desafortunadamente, cuántas más podríamos contar. Las investigaciones muestran que aquellos que han sido abusados y maltratados en su niñez tienen una probabilidad más grande de abusar de sus hijos. Se les ha fijado el mal ejemplo y tendrán la tendencia a comportarse de la misma manera que sus padres abusivos. La buena noticia es que pueden romper ese patrón abusivo y darle a sus hijos una disciplina adecuada.

Es muy fácil enojarse con los miembros de la familia, aún si crees que los amas. Es posible amar a alguien, pero de todos modos perder el control y lastimarlo. La buena noticia es que podemos mejorar y cambiar nuestras conductas. Lo primero que debes hacer es descubrir si tienes un problema, de nada vale que lo disimules, sé sincera contigo misma. Debes hacerte algunas preguntas que te guiarán a determinar si necesitas ayuda con tu ira o enojo.

Piensa:

¿Eres celosa y posesiva?

¿Tienes un temperamento incontrolable?

¿Le tiras cosas a la otra persona o rompes objetos para mostrar tu enojo?

Cuando estas fastidiada, ¿golpeas, empujas o pateas a otros?

¿Si lastimas a tu hijo, le dices que fue por su culpa que lo has hecho?

¿Has forzado a tu esposo a que tenga sexo contigo?

¿Tienes a tus hijos tan intimidados o asustados que ellos tienen miedo a decir no a cualquiera de tus demandas?

¿Has amenazado a tus hijos que les tirarías o matarías a su mascota, o algo muy querido para ellos?

¿Ves alguno de estos patrones de conducta en tu vida? Si es así, puede ser que te desanimes pensando que no podrás cambiar; pero sí puedes. Puedes aprender a tomar control de tus actitudes. Porque quizás usas la violencia y la intimidación para hacerte sentir que tienes todo bajo control. Esta no es la manera correcta de tener control. Pero con un poco de trabajo podrás construir un mejor relacionamiento, eso hará la gran diferencia para ti y tu familia.

Puedes comenzar a hacer el cambio aceptando la responsabilidad por tu propio comportamiento. El abuso puede ser físico y/o psicológico y los niños quienes son las víctimas, así como los que están observando, pueden llegar a ser profundamente lastimados.
Aprender a controlar tu enojo es importante. Una parte del aprender a controlarte a ti misma es reconocer aquellas situaciones que te descolocan o superan. Piensa en esas cosas y trata de identificar tu debilidad de modo que seas capaz de tratar adecuadamente con tu enojo la próxima vez que se presente.
Piensa por un momento en tus sentimientos. Te ayudará a identificar la emoción con la cuál tienes más dificultad. Puede ser; el enojo, la frustración, el estrés o la depresión. Tal vez es una combinación de estos sentimientos.

Otra consideración es: ¿Qué hacer cuando estas emociones te hacen perder el control? ¿Cómo reacciona tu cuerpo cuando sientes que debes recurrir a la violencia? ¿Transpiras?, ¿Tu rostro se enrojece y tu corazón late más rápidamente?, ¿Los músculos se tensan y tus puños se aprietan y la respiración se acelera?, ¿Tu rostro se ve terrible?… Estas enojada; ¿Qué hacer entonces?!

Si golpeas las puertas, si arrojas las cosas, si usas palabras o expresiones obscenas o groseras, debes reconocerlo y anotarlo porque necesitas un cambio en tu vida. Otra cosa que necesitas considerar es: ¿en qué momentos y en qué lugar te suceden o adoptas esas conductas? ¿Te sucede al final del día o tarde en la noche cuando estás muy cansada? ¿Se da en el dormitorio o en la cocina?. ¿Qué hacen tus hijos que te llevan a perder el control? Mantén todo esto en tu mente cuando reflexionas acerca de tu conducta. Tus respuestas te ayudarán a comprender y descubrir porqué actúas como lo haces. Una vez que comprendas tu propia conducta podrás comenzar a cambiar para el beneficio de tus hijos.

Hablemos un poco sobre maneras de controlar el enojo. Sigue estos pasos y piensa en ellos cuando no estés enojada. Es el mejor momento para planear y evitar conductas y respuestas abusivas.

1. Piensa en cosas que te hacen enojar.

2. No ignores tus señales de advertencia. Cuando notas que te estás poniendo tensa, es el mejor momento para dar un paso atrás de una reacción violenta.

3. Toma una decisión de reaccionar en una manera que no sea violenta. Por ejemplo, respira profundo o camina unos pasos. Cuenta lentamente si lo necesitas.

Así te darás tiempo para escoger la mejor forma de responder a tus hijos.

4. Una de las mejores maneras de evitar la violencia es orando. Habla con Dios acerca de la situación y pídele ayuda.

5. Habla con un buen amigo o un miembro de la familia acerca del problema y eso ayudará. Te sentirás mejor y permitirás a otro que te ayude a ti y a tus hijos.

6. Si tienes acceso a un profesional como ser un Psicólogo o un Consejero te hará bien también.

Una reflexión final. No recurras nunca al alcohol ni a las drogas. Te dañas tu y dañas a tus hijos y a toda la familia. La ira y la violencia por lo general empeoran si usas alcohol o drogas.

A través de la Biblia, Dios nos dice que los padres amorosos tienen que disciplinar a sus hijos de modo que crezcan para ser buenos ciudadanos y adultos responsables. Sin embargo existe una gran diferencia entre la disciplina y el abuso. El abuso es destructivo y angustia a la persona. La disciplina apropiada es administrada por un padre que está en control de sí mismo y quiere ayudar a su hijo que cambien su mal comportamiento.

La manera en que tratas a tu hijo hoy hará la gran diferencia para su futuro. ¿Llegará a ser un adulto sano o cargará con tus actitudes enfermizas y las llevará a la próxima generación?. Está en ti el escoger si quieres tener un impacto positivo y poderoso en la vida de tus hijos. Si eres un padre violento, toma los pasos necesarios para cambiar, no sólo por amor a ti sinó también por el bien de tus hijos y nietos.

Pídele ayuda a Dios.

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