Editorial de Mayo 2006

Salmo 8
3 mayo 2006
«Ten piedad de mi, oh Dios»
8 mayo 2006

Queridas intercesoras:
Mientras estás leyendo esta carta, miles de madres alrededor del mundo están dando a luz a sus bebés. ¡Que privilegio tenemos nosotras las que somos madres ser socias con Dios en el milagro de la creación! ¡Privilegio, sí, pero que responsabilidad! ¡Estos preciosos bebitos llegan sin un manual de instrucciones! La mayoría de las madres no tienen una guía de cómo criarlos. Y muchas de ellas no conocen a Dios y no cuentan con la sabiduría que El da a quienes siguen los principios bíblicos. ¡Ocuparse en criar a la próxima generación es una tarea nada fácil! ¡Es por eso que nuestro enfoque para orar este mes es tan crítico!

Yo pienso en países enteros de viudas y huérfanos, como lo son África y Asia. Estas mujeres viven en la pobreza y la desesperación sin un esposo, sin una familia cristiana como lo es la Iglesia o un gobierno responsable y justo que se ocupe de ellas. Yo confío que nosotras podremos y haremos la diferencia en sus vidas mientras buscamos de rodillas que se cumpla la Justicia Divina.

Dios está buscando madres con el corazón de Dios. adres consagradas e intercesoras. Se ha dicho que la inversión más grande que una madre pueda hacer en la vida de sus hijos es a través de la práctica de la oración intercesora. Ana, mi madre favorita de la Biblia, conocía muy bien esto. Cuando la Biblia parecía conspirar contra su sueño ella oraba. Su oración movió el brazo de Dios, quien le concedió tener un hijo y luego se lo dio nuevamente, un niño que por Su gracia, llegó a ser un gran profeta de Israel.

Puedan nuestras oraciones este mes ayudar a las madres alrededor del mundo a seguir el ejemplo de Ana. Que las madres no se den por vencidas al orar por sus hijos y los vean como lo que realmente son, regalos de Dios, Su herencia para ellas, los hijos de la promesa. Que las madres rechacen el hecho de que sus hijos se vayan al infierno por la eternidad. Que luchen por ellos, que lloren, ayunen y oren por ellos hasta que tengan la seguridad que cada uno de sus hijos estará en el cielo con ellas para siempre.

Oremos con confianza para que las madres hagan de sus hijos una prioridad; que no se quejen del costo mientras ellas les protegen del mal en sus idas y venidas. Oren para que puedan soportar lo insoportable, tener el ánimo y el empuje mientras ellas enfrentan sus propias luchas, abusos y dolor.

Gracias amiga por tu inversión y amor a favor de estas mujeres.

Marli Spieker
Fundadora –
Defensora del Conocimiento
Proyecto Ana

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