El dolor

Dios entiende nuestro dolor
23 mayo 2006
«Una paz insólita»
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¡Todo sucedió tan rápido! Mientras preparaba la cena una noche tomé un tomate y comencé a cortarlo. Sin darme cuenta el tomate se me escapó de entre mis dedos justo cuando iba bajando la filosa hoja del cuchillo sobre él. Un chorro de sangre de la punta de mi dedo me demostró que el cuchillo había cortado no el tomate sino mi dedo. Al lavar la sangre comencé a sentir el ardor de la cortadura. Estoy segura que a ninguna nos gusta lastimarnos, después de todo duele y es molesto. A veces nos lastimamos mucho y el dolor es casi insoportable. Debido a que vivimos en estos cuerpos no podemos escapar del dolor cuando algo malo nos sucede.

Aunque el dolor no es algo que gozamos, es esencial para la salud de nuestros cuerpos. Ya hemos compartido otros artículos del sistema nervioso y hemos aprendido que tienen millones de pequeños sensores que nos permiten sentir diferentes sensaciones como la presión, el calor, el frío, etc. Algunos de estos sensores están especialmente diseñados para sentir el dolor. Su trabajo es advertirle al cuerpo del peligro.

Esos sentimientos desagradables de dolor, llaman nuestra atención para hacernos notar que alguna enfermedad quiere aparecer o ya apareció en cierta parte del cuerpo o existe algún peligro del cual debemos tener cuidado.
Por ejemplo, si enciendo un fósforo, sentiré el calor de llama y a medida que el fósforo se vaya consumiendo, ese calor estará más cerca de mi dedo, si no lo suelto a tiempo se quemará.

Una de las cosas increíbles de nuestra red sensorial es que nuestro cuerpo soporta los dolores de maneras diferentes dependiendo del lugar y de la función que desarrolla. Por ejemplo si pensamos en nuestros ojos, ellos son tan delicados y complejos. Sin ellos no podríamos ver; aún el más pequeños daño puede afectar la visión. Así es que los sensores del dolor en nuestros ojos son muy sensibles. Quizás recuerdes ahora mismo cuan doloroso ha sido aún esa pequeña cosa en tu vista que te ha impedido seguir trabajando.

Pero si hablamos de la planta de los pies podremos comprobar que no son tan sensibles como nuestros ojos.
La parte de debajo de los pies fue hecha para soportar todo el peso de nuestro cuerpo, para caminar y correr.
La piel es dura porque debe sostenernos durante toda nuestra vida.
El Dr. Paul Brand que ha trabajado con pacientes leprosos ha estudiado el sistema nervioso y la red de nervios del dolor por años y ha dicho: “Gracias a Dios por inventar el dolor. Pienso que no podría haberlo hecho mejor. Es hermoso”. ¿Estás de acuerdo con el Dr. Brand, crees que el dolor es hermoso? Quizás pienses como yo, que estaríamos mejor sin él.

Hay algunas personas que no sienten ningún dolor en algunas partes de su cuerpo. La razón principal es una enfermedad llamada “lepra” o “Enfermedad de Hansen”. Esta enfermedad entumece el dolor que una persona debe sentir en sus manos y pies, nariz, orejas y ojos. Debido a que una persona no puede sentir dolor, corre el riesgo de lastimarse sin saberlo. Por ejemplo un carbón encendido o tomar con su mano comida que ha caído en el fuego sin sentir dolor y así quemarse gravemente.

Con los sensores del dolor dañados no pueden sentir el fuego y es así como se queman sus dedos o sea cortan sus pies con objetos filosos. Y como no sienten dolor esas heridas se infestan y al no ser, tratados el peligro es que se deterioren también sus huesos y su carne. Esta es la razón porque personas con esta enfermedad pierden los dedos de los pies, de las manos y las puntas de sus narices. Algunos aún quedan ciegos a causa de los daños en los ojos y sin darse cuenta de ello.
Después de haber investigado todo esto te pregunto otra vez; ¿piensas que tiene algún valor el dolor para nuestro bienestar? Aunque es desagradable, nos prepara de una manera muy real.

La próxima vez que te golpees un dedo o te raspes el codo, tu primer reacción probablemente será decir: “Gracias Dios por este maravilloso dolor que estoy sintiendo”. Si eres como yo seguramente llorarás o te quejarás por haberte lastimado.
Quiero compartirte las palabras del autor Philip Yancey el dice “El dolor no es una gran equivocación de Dios. Es un regalo – el regalo que nadie quiere recibir. La red sensorial del dolor está maravillosamente diseñada y no es un accidente. No es el gran error de Dios… más bien… es un maravilloso diseño”.

Necesitamos el dolor del mismo modo como necesitamos la vista o la circulación sanguínea.
Sin él nuestra vida estaría expuesta al peligro y al deterioro. Deberíamos comprender que el dolor es una parte importante de nuestro sistema de comunicación del cuerpo.
Ayuda que todas las partes de nuestro cuerpo actúen juntas para protegernos.

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