Editorial Marzo 2011

4 de marzo
4 marzo 2011
5 de Marzo
5 marzo 2011

Querida intercesora y amiga:

¡Mi corazón late más fuerte cuando pienso en el ministerio de Proyecto Ana en África. Dios está usando a Ruth Mbennah y un equipo de miembros de una manera poderosa de modo que Proyecto Ana está literalmente explotando, pero hay mucho más para hacer! ¡África necesita el poder transformador y el trabajo redentor de Dios en Jesús; no en políticas gubernamentales, programas sociales o aún la religión! ¡Nosotros oramos por el poder de Dios! Pero como el autor John Piper dijo: “¡Dios nos ha dado la oración porque Jesús

nos dio una misión!”

¡Realmente, es una misión! “Los problemas son agobiantes,” dijo una de nuestras obreras. “Las mujeres temen ser muertas. No dejan sus hogares después que oscurece y tienen los mismos temores por sus hijos. Sufren de SIDA, enfermedades y hambre, y cómo encontrar comida para alimentar a sus familias es un esfuerzo penoso diario.” Pienso en Liberia, un país devastado por la guerra con un 85% de desempleados.

La polio, la malaria, enfermedades físicas, emocionales y espirituales, plagan este amistoso y hermoso, pero desilusionado pueblo. He oído terribles historias de crímenes de guerra contra civiles inocentes. Una mujer dijo: “He llegado a odiar la vida. Vivimos y comemos con el arma. Vivimos a merced del arma.” Perder a los seres queridos y enfrentar la extrema pobreza está empeorado por la pérdida de la dignidad y la esperanza.

El alto índice de mortalidad de varones en Liberia se debe mayormente a las peligrosas prácticas tribales tales como arrojar al bebé varón al “dios río.” Sostuve en mis brazos a un bebé que milagrosamente fue rescatado después que el abuelo lo arrojara al río para apaciguar al “dios río.” El verso de la Biblia que dice que Satanás vino para “robar, matar y destruir” atravesó mi mente como un rayo de luz. Como cristianos, nuestra misión es contra-atacar tal maldad con el amor de Jesús, porque el vino para “destruir las obras del diablo.” ¡Nuestras oraciones traspasan las espesas oscuridades y arrojan Su luz brillante como a pleno día!

Gracias por orar con fervor que Dios restaure los años perdidos de millones de vidas de mujeres en África Occidental. Ore por paz y reconciliación en sus países y alabe a Dios por la gran obra que Él está haciendo entre nosotros mientras nos acercamos con fervor a Su trono. Podamos honrarle con nuestras fervientes oraciones por lo que Él está aún haciendo en estos países. Me anima pensar que cuando nos acercamos a Dios, Él se acerca a nosotras. Cada vez que lo hacemos así en oración, Él nos bendice con Su sabiduría, nueva visión, discernimiento y fuerza. Él se deleita en dar poder a Su pueblo cuando ora.

¡Qué gozo!

Marli Spieker

Directora-Fundadora Ministerio Global

Proyecto Ana

Radio Trans Mundial

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