Dios cuida de ti

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Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”.
Rut 1:16

Queremos recordar ahora una tierna historia de la Biblia acerca de una mujer joven y muy especial. Seguramente ya la conoces pero queremos poner énfasis en su interés, amor y cuidado por otras personas que necesitaban ayuda. Nos referiremos a Ruth cuya historia la encuentras en el Antiguo testamento de la Biblia y en el libro que lleva su nombre. Es una historia de vida que puedes leer una y otra vez y descubres que siempre está llena de ternura y amor. A través de este relato podrás apreciar cómo Dios cuida a sus hijos no importa sus circunstancias de vida. Dios siempre provee.

Esta es la historia: Noemí, una mujer judía y su esposo Elimelec, vivían en la ciudad de Belén en Judá. Pero cuando su cosecha fracasó, y hubo hambre en el lugar, ellos se mudaron con sus dos hijos al cercano país de Moab. Al tiempo de estar allí, Elimelec falleció, dejando a Noemí sola con sus dos hijos. Pasando el tiempo los hijos de Noemí se casaron con mujeres del lugar, una de nombre Orpha y la otra Rut. Alrededor de diez años después, ambos hijos también fallecieron, quedando Noemí sin esposo y sin hijos. Cuando ella oyó que Dios había dado una buena cosecha en su pueblo de Judá, decidió retornar a ese lugar. Ambas nueras se prepararon para ir con ella. En el camino, Noemí se detuvo, recapacitó y dijo a ambas: «Vayan, vuélvanse cada una a la casa de su madre«. Las bendijo y les dijo: «Ustedes fueron muy amables con mi esposo y mis hijos y conmigo también. Le pido al Señor que sea igualmente bondadoso con ustedes dos. Pueda darles a cada una otro esposo y un hogar donde estar«.

Detengámonos aquí e imaginemos cómo nos sentiríamos en la misma situación. Si fuera tu suegra y salir con ella significaría dejar tu propio país y tu hogar. Significaría ir a un país extranjero probablemente para no regresar nunca más. Significaría no tener un hombre que te provea como era costumbre en esa época. Significaría tener otras costumbres y valores y adorar a un Dios diferente al tuyo. ¿Cómo respondieron esas mujeres? Veamos un poco más el relato bíblico.

Orpha amablemente aceptó la sugerencia de Noemí, besó a su suegra y volvió a su pueblo. Pero los sentimientos de Rut eran diferentes. Escuchas sus mismas palabras registradas en el libro que lleva su nombre. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a donde quiera tú vayas, iré yo; y dondequiera que tú vivas, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo; y allí seré sepultada. Así me haga Dios y aún me añada, que sólo la muerte hará separación entre tú y yo«.

¡Cuánta devoción y cuidado mostró por su suegra! ¿Qué podría replicarle a eso? La Biblia dice: «Viendo Noemí que Rut estaba tan resuelta a ir con ella, no le dijo nada más«. Pienso que se habrá sentido muy amada y cuidada por esta hermosa nuera. Caminaron ellas dos hasta que llegaron a Belén. Y aconteció cuando entraron en Belén, toda la ciudad se conmovió a causa de ella y sus amigas le dieron la bienvenida. Estaba comenzando el tiempo de la cosecha y ninguna de las dos tenía un esposo que les proveyera lo que necesitaban para vivir. Entonces Rut dijo a Noemí: «Permíteme ir al campo para recoger espigas tras aquel ante cuyos ojos yo halle gracia«.

Aquí es donde la historia comienza a ponerse interesante. Detrás de estas escenas es donde Dios está guiando a esta hermosa mujer extranjera a los campos de un hombre llamado Booz. Era un hombre amable e imagino que sería de buena presencia también. Justo sucedió que era un pariente del esposo de Noemí. ¡Además era rico e importante! Booz llegó al campo y saludó a sus trabajadores diciendo: “El Señor les bendiga” y ellos respondieron “y el Señor te bendiga a ti también”. Luego preguntó: «¿Quién es esa joven?«. Ellos le respondieron: “Ella es la joven moabita que ha vuelto con Noemí de los campos de Moab. Nos pidió si podía espigar los granos que van quedando tirados detrás de los segadores. Y ha estado trabajando desde la mañana sin descanso«. Booz se acercó a Rut y le pidió que no fuera a otros campos sino que quedara espigando allí junto a sus criadas. Le dijo que allí estaría segura y si quisiera tomar agua que lo hiciera de las jarras de sus criadas.

¡Rut quedó maravillada! Se inclinó por el grano y preguntó a Booz: «Yo he venido de otro país, ¿por qué eres tan bueno conmigo?«. Booz respondió: «He oído cómo has ayudado a tu suegra desde que su esposo murió. Aun has dejado a tu padre y a tu madre para venir a vivir a un país extraño entre personas que no conoces. Mi oración es que el Señor Dios de Israel te recompense por lo que has hecho. Y como has venido buscando Su protección, le pido que te bendiga«.

Realmente Dios bendijo a Rut y la bendición vino a través de Booz. Él hizo lo correcto por su pariente y compró el campo del esposo de Noemí y se casó con Rut, aún sin imaginar la bendición que tendría a través de este matrimonio. Al tiempo Rut tuvo un bebé. Después del nacimiento, las mujeres decían a Noemí: «Alabado sea el Señor, hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti. Oramos que el niño crezca y sea famoso en Israel. Te hará feliz y cuidará de ti cuando seas anciana, porque es el hijo de tu nuera. Y ella te ama más que siete hijos«. Las vecinas le dieron nombre diciendo: «un hijo le ha nacido a Noemí». Y le pusieron por nombre Obed.

Qué hermosa historia de devoción, cuidado y amor. Y uno de los últimos versos del libro de Rut nos dice lo siguiente: «Y obed fue el padre de Isaí, padre del Rey David«. Así que Rut, por toda su bondad, interés y devoción, no solo llegó a ser la abuela del Rey David, sino que Jesús nació de la línea del Rey David. Así que como puedes ver, él fue un ancestro del mismo Jesús.

¿Has pensado a veces que nadie se interesa en ti? ¿Qué ni Dios se interesa en ti? Cuando Rut dejó Moab, quizás se preguntó quién cuidaría de ella? Probablemente pensó que llevaría una vida de pobreza, en un país extranjero, sin amigos y sin su propia familia. Pero estaba preparada para hacerlo por amor a su suegra. Quizás estás enfrentando una situación donde alguien necesita de tu cuidado. Puede ser que no veas ningún beneficio para ti misma al hacer esa tarea o cuidado. Puede ser una carga para ti. Puede costarte mucho. Pero Dios no es el deudor del hombre. Él conoce tu corazón y tus motivos y está listo para bendecirte. Cuida de ti y tiene tus mejores intereses en mente.

Así como Booz dio de sí mismo para volver a comprar o “redimir” a la familia de Noemí, así Dios se dio a sí mismo en Su hijo Jesús para comprarte nuevamente o redimirte. Puedes confiar en Él que te ama y se interesa en ti. Él se interesa por cada cosa que pasa en tu vida, por aquellas que son grandes e importantes y por las que son pequeñas. Dios ve lo que haces, aún si fuese algo muy pequeño para alguien y te ama por interesarte en alguien más.

Debemos ser agradecidas a Dios, nuestro Padre Celestial por cuidarnos e interesarse en nosotras. Puedes hablar con el Señor por medio de la oración y expresarle tu agradecimiento por todos sus cuidados diarios hacia nuestras vidas. Oremos juntas:

Querido Dios y Padre: gracias por cuidarme. Tanto es tu amor que has enviado a tu Hijo Jesús a morir por mí. Gracias por redimirme, por comprarme de nuevo con la sangre de Jesús. Que yo pueda amar a otros así como tú me amas a mí.
Amén.

 

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