El Cuidado de los Enfermos

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¿Te ha pasado de estar tan enferma que ni siquiera una taza de té pudiste hacer para ti? Si te ha sucedido sabrás entonces cuán importante es el rol que juega una cuidadora junto al enfermo. Aunque hoy día existen muchas empresas, organizaciones o sistemas que están para dar cuidado a las personas solas o enfermas, no siempre es posible acceder a ellas. Por si alguna vez te tocara atender a tu familiar será mucho mejor que estés preparada. Compartiremos algunas ideas a tener en cuenta al momento de estar frente a un anciano o un enfermo.

Quizás muchas de ustedes han experimentado el estar tan enferma que necesitaran que te cuidaran y alcanzaran la comida y todos los demás servicios, aunque son jóvenes. La enfermedad nos puede alcanzar y limitar en cualquier etapa de nuestras vidas y cuánto más cuando ya estamos en la edad madura, con nuestras fuerzas reducidas. Son días en que anhelamos profundamente que alguien querido de la familia esté a nuestro lado para cuidarnos y acercarnos lo necesario. Nos sentimos confiadas y seguras cuando nuestra madre, o hermana o hija está allí para acompañarnos. Reconocemos que hay un afecto especial en esas personas por la familia, pero no importa quién sea la que nos cuide comprendemos que hay algo muy especial en ese grupo de personas, es decir en los cuidadores.

Si tu trabajo es cuidar un enfermo o una persona mayor lo harás mucho mejor si estás preparada en ciertas cosas que se requiere saber y tener información para ser una cuidadora eficiente.

Queremos decirte que cuidar de alguien es una tremenda tarea. Hay cursos para aprender cómo llevar a cabo esta humanitaria tarea y a veces muy desgastante, dependiendo del estado del enfermo.

Una higiene personal es muy importante, porque manteniéndote limpia y prolija tú, no sólo te ayuda a verte y sentirte mejor, sino que es una de las mejores maneras de prevenir infecciones y enfermedades y trasmitirle al enfermo una mirada positiva y de ánimo para ayudarle a enfrentar su limitación. Lo mismo necesita el enfermo, una buena higiene personal. Cuando una persona pierde su independencia y no se puede cuidar a sí misma, puede que llegue a sentir una gran pérdida de su autoestima. Como cuidadora, tú puedes ser una parte muy importante en este aspecto de su vida al mantener a tu ser querido prolijamente limpio. Será una manera de proteger su dignidad. Y una manera de mantener su dignidad es ayudar y permitir a la persona a ser independiente y valerse por sí misma hasta donde sea posible. Pon tu mejor disposición y actitud al estar a su lado. Anímale cada vez que puedas.

Esto significa que tenemos que permitirle que haga lo que puede por sí misma. Por ejemplo si sus brazos están fuertes, permite que cepille su cabello por sí misma, o cepille sus dientes o lave su rostro. Permitiéndole hacer esas cosas tiene sus beneficios, no será completamente dependiente de su cuidadora y eso será de ayuda para ti que debes cuidarla en muchas otras áreas de su vida.

Si es alguien que debe permanecer en cama será bueno que tengas en cuenta lo siguiente al momento de hacerle la higiene diaria: Te será de gran ayuda si reúnes todo lo necesario antes de comenzar a realizar la higiene. Esto incluye toalla grande, toallas pequeñas, una sábana liviana, jabón suave. Una palangana con agua tibia o calentita que deberás cambiar si se enfría mucho o se ensucia. Cierra puertas, y ventanas para evitar corrientes de aire. Higieniza bien tus manos antes de comenzar el procedimiento. Usa la sábana que has apartado para tapar a la persona que vas a estar bañando. La sábana le proveerá privacidad y calor.

¿Cómo comenzar a realizar la higiene cada día para que resulte más fácil y no gastes más energías que las necesarias? Usa toallitas pequeñas. Comienza por la cara del enfermo y luego continúas por los hombros y por cada lado del cuerpo, por su espalda y vas descendiendo de a poco. Usa la sábana para ir cubriendo el cuerpo de la persona para que se sienta cómoda y no pase frío. Si está muy limitada, lavas primero un lado y luego giras el cuerpo y lavas del otro lado. Lo último que lavarás serán sus partes íntimas y la vas cubriendo con la sábana. Usa alguna loción para la piel si fuere necesario.

Quizás no sea necesario darle un baño completo cada día, pero hay ciertas partes del cuerpo que es necesario higienizar día a día, por ejemplo, bajo los brazos y sus áreas más privadas. Debes trabajar con delicadeza y con respeto por el enfermo ya que la persona puede ser tímida y sentir vergüenza que la tengan que estar bañando cada día. Demuéstrale toda tu comprensión a través de un lenguaje suave y amable.

Debes comprender que ser una cuidadora es realizar una importante tarea. Puede llegar a ser una tarea muy apreciada por ti y tu familiar enfermo por el bienestar que otorgas a la persona que lo necesita. Pero también debes reconocer que exige mucha energía de tu parte. Las personas que cuidan a otros, a veces olvidan cuidarse a sí mismas y eso es muy peligroso porque el que cuida corre el riesgo de enfermarse gravemente y no podrá seguir haciendo tan loable tarea.

Por eso no olvides cuidarte a ti también. Cultiva tu tiempo con la familia y con Dios para llevar una perspectiva equilibrada en tu vida. Trata de encontrar alguna ayuda, alguien que te suplante algún día para que puedas tener tiempo libre para ti y para tus cosas personales como ir a la peluquería o a la podóloga o hacer alguna compra o salir con una amiga a tomar un té y charlar. Y no te sientas culpable por eso. Si no tomas tiempo para reconocer tus propias limitaciones y descansar, podrías llegar a enfermarte y frustrarte y nadie se beneficiará entonces. Debes ser buena con las personas a quienes cuidas y ser buena contigo misma, también.

Sería bueno estar siempre sanos y fuertes, pero sabemos que no es así; por tanto tomemos con calma si nos ha llegado esa etapa a nuestras vidas y enfrentemos con valor la enfermedad y las limitaciones físicas. Deseamos que Dios te dé mucha fortaleza y espíritu positivo para ayudar a alguien que esté pasando tiempos difíciles en la familia.

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