Oramos por los presos injustamente…
10 noviembre 2022Señor, anima y fortalece…
11 noviembre 2022Esta semana pasé algunas horas con una joven amiga. Hablamos y derramamos muchas lágrimas juntas. Por su seguridad, tuvo que poner fin a una relación con un joven a quien llegó a amar mucho. El amor es algo maravilloso pero puede llegar a causar mucho dolor. Mi querida amiga a pesar de sus lágrimas está tratando de luchar por el dolor que le produjo tomar esta decisión. Su corazón y sus sueños están rotos. Me da mucha pena verla así y al mismo tiempo admiro su valor al escoger lo que es correcto delante de Dios.
Viendo la agonía de ella, recordé a otra amiga que ahora ya es abuela y cómo sus sueños y su corazón fueron rotos cuando a la edad de 18 años y una semana antes de casarse con todo pronto para la boda, fue abandonada por su novio.
Realmente vivimos en un mundo quebrado, con vidas, corazones y sueños rotos. El dolor emocional y la angustia se apoderan de los corazones de tantas personas.
Esta amiga que ahora ya es abuela ha enfrentado otras situaciones que han roto su corazón. Ella se ha preguntado muchas veces “¿Cuánto dolor podrá soportar una persona?” Hace muy poco perdió a un querido hijo, joven padre de un niñito. El sufrimiento era tan terrible que apenas podía respirar y eso le sucedía a menudo. Hay pruebas científicas que demuestran que el dolor muy profundo puede literalmente romper un corazón. El fracaso de una relación, el engaño de un amigo de confianza o de un esposo, el dolor por un serio accidente que deja a un hijo discapacitado, un hijo destruido por la droga o el crimen, un esposo abusivo, la pérdida de alguien muy querido…muchas de estas situaciones dolorosas pueden realmente romper nuestros corazones. Quizás tengas la sensación de un cuchillo atravesando tu pecho y llegando hasta el corazón.
Quizás, amiga estás enfrentando alguna situación similar. Tienes una depresión que te domina y te consume con tanto sufrimiento y dolor. Generalmente la depresión nos aísla y nos encontramos solas. Eso es lo que nos hace el dolor emocional, nos aísla. El resultado es que nos deprimimos más y somos incapaces de salir de esa situación. Es entonces que necesitamos encontrar a alguien que nos ama y nos comprende y quiere ayudarnos. Dios nos hizo así para que nos necesitemos unos a otros. Las personas pueden ayudarnos, apoyarnos y animarnos. Pero quien realmente puede sacarnos de esa situación es Dios por eso debemos depositar nuestra fe en El. El ha creado nuestras vidas y nuestro corazón y puede sanar un corazón roto.
Tantas veces he experimentado la sanidad de Dios para mi corazón cansado y El puede hacerlo contigo también. Aún si has pasado por las peores cosas que podamos imaginarnos como desprecios, abuso físico y emocional, tristezas profundas y depresiones debes saber que Dios te ama y te valora. El sabe muy bien lo que está pasando por tu vida, te comprende y tiene la medicina para restaurarte de tu dolor. El corazón de Dios se duele y se quebranta por tu sufrimiento. Quiere ser tu amigo personal, amarte y cuidarte para que te sientas bien.
La Biblia nos dice que Jesús vinos al mundo para proclamar las buenas nuevas a los afligidos, a sanar a los quebrantados de corazón. (Isaías 61:1) ¿Y cómo puede Dios hacer esto? Depende de ti, si se lo permites. Cuando vienes a El y admites tu pecado y le dices que no puedes continuar sola, El te ayudará. Te quitará esa sensación como de un cuchillo clavado en tu alma y lo cambiará con su gozo que es nuestra fortaleza. (Nehemías 8:10)
Dios te dará fuerzas para cada día y una nueva esperanza para el futuro. Solo Jesús puede librarnos de la angustia, de la depresión y del dolor de un corazón roto. Todo lo que debes hacer es entregarle tu corazón, toda tu vida a Dios ahora mismo. Rinde tu vida, tus sueños y esperanzas a El. El poder de Dios cambiará tu llanto en alegría. Con mucho amor El está esperando que lo reconozcas como el Señor y Salvador para ayudarte y darte una nueva vida.
Puede ser que tus circunstancias no cambien hoy o por mucho tiempo. El sufrimiento es parte de la vida de cada uno. El dolor es una experiencia universal. No lo podemos cambiar. Pero Jesús puede cambiarme a mi y a ti y darnos una nueva actitud frente a los problemas. Dios nos da una nueva esperanza que no nos desilusionará sino que sanará nuestros corazones heridos. Si tu corazón está partido por el dolor permítele tomar tu vida y sanarla. Dios sabe hacerlo El es todopoderoso y médico divino que provee la medicina adecuada para cada sufrimiento nuestro.
La sanidad y el cambio son un proceso, no un evento. Día a día recibirás el poder que restaurará tu ser entero. Lleva su tiempo a veces, pero al fin sucede. En Proverbios 23:26 la Biblia nos dice estas palabras de parte del Señor, nuestro Padre Celestial, “Dame hijo mío tu corazón”. ¿Estás lista a hacerlo?