
Alguien en quien confiar
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Viviendo con poder
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Nunca olvidaré la historia acerca de un niño y su maestra. Mientras la clase continuaba el pequeño Juan se portaba mal. La señora Meacham había tratado de razonar con él, pero simplemente él no cooperaba. Después que sintió como que pasaron horas tratando de convencer al niño que siguiera las reglas, el pequeño Juan finalmente entró y se sentó. Eso parecería indicar que el muchacho al fin comprendió la importancia de comportarse en clase – si no fuera por las palabras que siguieron: “Sra. Meacham, yo puedo estar sentado por fuera, pero en mi interior, aún estoy de pie.”
Esa historia resuena en mi por varias razones. Por una, siendo que soy maestra yo misma, he tenido que lidiar con varios Juanes – ambos niños y adultos – quienes simplemente no estaban dispuestos a cooperar. Sin embargo, es más profundo que eso. Si somos honestas acerca de eso todas nosotras nos hemos portado mal como el pequeño Juan más a menudo que lo que nos gusta admitirlo. Nuestras palabras y comportamientos no siempre puede que estén en armonía a cómo nos sentimos por dentro. Puede ser que estamos haciendo todas las cosas de manera correcta, pero por dentro aún estamos de pie – en otras palabras, nuestros corazones no están a tono.
Al comenzar un nuevo año, a menudo evaluamos la calidad de nuestras vidas. Tomamos diferentes puntos en consideración, tales como nuestro desarrollo profesional, el manejo del tiempo, las cualidades de nuestras relaciones y más. Me pregunto si alguna vez reflexionamos sobre nuestros motivos. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Porqué decimos las cosas que decimos?
Cuando nos hacemos a nosotras mismas esas preguntas, estamos señalando en una dirección: todo tiene que ver con nuestros corazones, como dice en Proverbios 4:23. “Sobre toda cosa guardada, guarda tú corazón, porque todo lo que haces fluye de él.” Aunque por lo general asociamos los corazones con el amor, nuestros corazones guardan mucho más que amor. Es allí que guardamos las envidias, alimentamos la vanidad, recibimos la ansiedad y alimentamos los malos deseos. Como dice Jesús en Mateo 15:18 – 19, “Pero lo que sale de la boca del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.”
Nuestros corazones juegan un rol clave ya que dan cabida a las más grandes pasiones y amores que manejarán todas nuestras vidas. Los porqués de nuestras acciones y reacciones se encuentran en los tesoros de nuestros corazones. ¡El asunto de los asuntos del corazón! Y eso le interesa al Señor. “Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón.” (1ª Samuel 16:7)
Nuestro Dios ve nuestros corazones. Él sabe si estamos paradas o sentadas en nuestro interior. “Yo el Señor escudriño el corazón y examino la mente.” Jeremías 17:10 dice: ¡Él nos conoce mejor que nosotras mismas! Él percibe nuestros pensamientos desde lejos, Él conoce nuestras palabras antes que las articulemos y discierne nuestros motivos. ¿No es maravilloso? Caminamos ante el Señor plenamente advertidas que ´Él sabe todo lo que hay que saber acerca de nosotras, y maravillosamente, aún nos ama. Como una respuesta a su amor, podemos escoger “el amar al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente,” como dice Jesús (Mat.22:37). Fuera de nuestro amor por Él, rendimos nuestros corazones a su escrutinio: “Examíname oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno.” (Sal.139:23-24). Y le ofrecemos la mejor parte de nosotras mismas: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, roca mía y Redentor mío.” (Salmos 19:14)
Estoy tan agradecida que tienes un corazón para las mujeres que RTM Mujeres de Esperanza ministra. Y oro que tú corazón esté lleno de gozo y paz por todo el 2025.
Susie Pek / Directora Global RTM Mujeres de Esperanza

