Jesús tocó a los parias y los niños

Usando el masaje en tu familia
21 enero 2013
22 de Enero
22 enero 2013

Hemos estado hablando acercade los masajes y eltoque sanador de ellos en nuestros cuerpos. Quisiera saber cómo te sientes cuando alguien te toca. Puede ser que guardes en tu memoria esa experiencia íntima, amorosa, cuando alguien en la familia te ha abrazado. O puede ser que has sido tocada de una mala manera y odias recordarlo. ¿Alguien te ha golpeado, empujado o lastimado? Si has vivido experiencias así, puede ser que jamás desees el toque de nadie más. Si te ha sucedido, lo que en realidad vas a necesitar es un toque sanador, respetuoso, para cerrar esa herida.

A veces me he preguntado cómo sería haber tenido un toque de la mano de Jesús sobre mi vida. ¿Sabes quién es Jesús? Vino a la tierra hace más de 2000 años. Él fue un verdadero hombre, un ser humano y también se llamó el Hijo de Dios, siendo igual a Su Padre Dios- Algunos de Sus amigos y seguidores escribieron acerca de Su vida sobre la tierra en el maravilloso libro- La Biblia.

Jesús anduvo predicando y enseñando acerca de Dios y sanando a los enfermos. Vivió y anduvo con sus amigos mientras estuvo sobrela tierra. Compartiósus enseñanzas, comió con ellos y tuvo una estrecha relación con personas que sintieron Su toque en sus vidas y cuerpos. Quiero contarte hoy en forma especial algunas cortas historias cuando Jesús en algunas  de ellas tocó a alguien, y en otra ocasión cuando una mujer se acercó y le tocó en medio de una multitud.

Escucha esta primera historia en lavida de Jesús:

En aquellos días la enfermedad de la lepra en la piel, no podía ser curada por tanto los que sufrían de lepra eran considerados parias o desterrados. Nadie les tocaría ni pasaría cerca. “Un día un leproso se acercó a Jesús y puesto de rodillas le imploró diciendo: – Si quieres puedes limpiarme. Jesús, movido a compasión, extendió la mano, le tocó y le dijo: -Quiero, sé limpio. Y al instante desapareció la lepra de él y quedó limpio. (Marcos 1: 40-45)

Jesús tocó a este hombre, aún antes que fuese sanado de su lepra. Estaría vestido de harapos, sucio y con llagas en su cuerpo. Quizás nadie le había tocado por años. ¿Cómo crees que se habrá sentido cuando Jesús le tocó? ¿Cómo te sentirías tú?

Yo, por mi parte, me sentiría amada y aceptada… que a pesar de las llagas y suciedad externas en mi cuerpo, Él estaría viendo mi vida interior, me estaría viendo como una persona y eso sería realmente maravilloso y conmovedor para mí.

La historia de la Biblia nos dice que este hombre se sintió muy feliz y quiso contar a todos lo que le había sucedido… el toque de Jesús le había cambiado la vida.

Permite que te comparta una segunda historia de la Biblia, se encuentra en el evangelio de San Marcos capítulo 10: (13-16) Mercedes va a leer para nosotras lo que sucedió allí:

 “Jesús estaba muy ocupado enseñando a las multitudes. Algunos padres trajeron a sus hijos y le pidieron que los tocase y los bendijera. Pero sus discípulos estaban enojados porque estos padres estaban interrumpiendo las enseñanzas de Jesús y les dijeron que se retiraran. Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis; porque de los tales es el Reino de Dios.” Luego tomando a los niños en sus brazos, puso las manos sobre ellos y los bendijo.”  Y añadió: “De cierto les digo, que cualquiera que no recibe el reino de Dios como un niño, jamás entrará en él.” (Marcos 10: 13-16)

Estoy segura que esas madres y padres, una y otra vez hablarían con sus hijos acerca de ese evento cuando Jesús les tomó en brazos y puso sus manos sobre ellos para bendecirlos. ¡Qué cosa tan especial habían vivido! Jesús tomó de su tiempo para tocarlos y acariciarlos y seguramente para mirarles a sus ojos y decirles algunas palabras bondadosas. A Jesús le agradó la manera en que estos niños aceptaban y confiaban en sus padres, tanto que Él dijo que esa debería ser la manera en que debíamos acercarnos a Dios-  confiando en Él. Eso puede ser difícil para algunos de nosotros como adultos que somos, admitiendo que no sabemos todas las cosas y que necesitamos a Dios que nos perdone y nos bendiga. No importa cuán inteligentes o poderosas seamos debemos acercarnos a Dios  y simplemente confiar en Él, algo así como esos pequeños niños hicieron.

Pero ahora queremos que escuches un relato donde se habla acerca de una mujer que tocó a Jesús  y veremos qué sucedió entonces.

Un importante hombre de la ciudad invitó a Jesús a cenar. Estaban  recostados sobre unos almohadones alrededor de la mesa como era la costumbre del lugar, comiendo  juntos. Una mujer de la ciudad que llevaba una mala vida y todos la conocían, oyó que Jesús estaba allí, entró a la casa con un frasco de alabastro con perfume muy fino y caro. Ella se puso detrás de Jesús llorando mucho y sus lágrimas caían sobre los pies de Él y los secaba con los cabellos de su cabeza, y besaba sus pies y los ungía con el perfume en señal de adoración. Al ver esto el dueño de casa que había invitado a Jesús, se dijo a sí mismo: Si Jesús fuera realmente un hombre de Dios, sabría qué clase de mujer le está tocando, porque es una mala mujer y pecadora. Pero, sabiendo Jesús el pensamiento de ese hombre y viendo que la mujer realmente estaba arrepentida le dijo a ella: Tus pecados te son perdonados. Tu fé te ha salvado. Ve en paz” (Lucas 7: 36-50)

¿Sabes lo que me gusta de esta historia? Jesús no se distrajo, no se disgustó que la mujer lo tocara, aunque el dueño de casa sí. El Señor vio dentro del corazón de la mujer y supo que ella estaba dolida por las malas cosas que había hecho. El perfume fue para honrar a Jesús porque ella sabía que Él vino de Dios y podía ayudarla. ¿Y qué le dijo Jesús? Que podía irse en paz con su corazón limpio porque había creído en Él.

¿Y tú, amiga, será que estás buscando la paz? No necesitas traer un perfume, sólo necesitas orar y decirle a Dios que lo sientes por tus pecados. Dile a Jesús que crees que Él puede perdonarte y Él lo hará. Jesús no te va a señalar como que eres demasiado mala; Él te ayudará a sentirte limpia y te dará un nuevo comienzo.

Hemos escuchado tres diferentes historias verdaderas. ¿Cuál de ellas te ha gustado más? ¿Te has identificado con alguna? Quizás te sientes como el leproso; nadie te ama y nadie te valora. Jesús lo hace, Él te ama, te acepta y quiere darte una nueva esperanza y un nuevo comienzo.

O puede ser que estás pronta para ir a Jesús y confiarle tu vida  así como lo hicieron esos niños pequeños traídos por sus padres. Espero que  puedas conocer a Jesús, Él quiere bendecir tu vida, quiere poner su amorosa y poderosa mano sobre ti y darte un nuevo comienzo. Sencillamente lo que tienes que hacer es confiar en él y permitir que te rodee con sus brazos llenos de misericordia para que puedas seguir adelante.

¿Cómo crees que Jesús podría tocar tu vida hoy día? Dios a veces usa las manos de otras personas. Puedes sentir la obra de Dios a través del toque amable de una amiga, cuando realmente necesitas saber que alguien te ama y te valora. Esa clase de toque seguro y respetuoso que te puede dar mucho consuelo. El toque de Dios es seguro y sanador y nosotras sus hijas debemos tratar a las personas de igual manera, buena y respetuosa. Dios quiere usar tus manos y mis manos para bendecir a quien lo necesite. Permite que así sea.

Hemos aprendido mucho  acerca de usar nuestras manos para suavizar y aliviar el dolor de otros. Una manera preciosa de lograrlo es cuando unimos nuestras manos para orar unas por otras o levantar nuestras manos al cielo buscando el socorro de Dios. Podemos decir ahora: “Gracias Dios por tu amor y por tu perdón. Gracias por quienes nos aman y se interesan en nuestras vidas. Por favor, toma nuestras manos y bendícelas para que podamos bendecir a muchos que lo necesitan en este momento. Amén.

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