Alabanza y Gratitud

Editorial Noviembre 2014
4 noviembre 2014
20 de Noviembre
20 noviembre 2014

“Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; a ti cantaré salmos entre las naciones. Porque grande, hasta los cielos, es tu misericordia; y hasta las nubes, tu verdad. ¡Seas exaltado sobre los cielos, oh Dios; y sobre toda la tierra, tu gloria!” (Salmo 57:9-11)
El salmo 57 fue escrito por David mientras estuvo escondiéndose de Saúl en una cueva. Aunque enfrentó la muerte, David declara que su lugar de refugio no estaba en la cueva sino en Dios. Sus palabras a Dios dicen: “Porque en ti ha confiado mi alma… Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que cumple sus propósitos en mí.” (Salmo 57:1-2)
¿Cuál es el propósito de Dios para nosotras? Dios dice que su último propósito para cada persona es traer gloria a su santo nombre: “Por tanto, ya sea que comáis o bebáis, o que hagáis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” (1ª. Corintios 10:31)
Todo lo que Dios hace es hecho para traer gloria a su nombre. La Escritura enseña que Dios creó el universo y “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmo 19:1) Dios salvó a Israel, “los libró por amor a Su nombre, para dar a conocer Su poder.” (Salmo 106:8)
Como fue con David, el propósito de Dios por nosotras, puede ser cumplido aún en las peores circunstancias. Esto sucede cuando alabamos a nuestro Dios y mostramos a otros Su gloria.
Mientras transitamos a través de los buenos tiempos y de luchas, y aún si enfrentamos la muerte, Dios es glorificado a través de nuestras vidas.
Alaba y agradece que Dios está haciéndonos más como Cristo de modo que todo lo que hagamos pueda traer gloria a Su nombre.
“Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14)

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