Editorial Febrero 2015
2 febrero 201503 de Febrero
3 febrero 2015La estadística de 35.8 millones de esclavos es sólo un número hasta que conoces a una de las víctimas. El tráfico humano y la esclavitud sexual han llegado a ser problemas mundiales que tienen un impacto devastador en niñas, mujeres, sus familias, y sus comunidades. La esclavitud sexual es un crimen horrible contra la dignidad y los derechos humanos básicos. La exposición rutinaria a estas crueldades es una manera de torcer las mentes y actitudes de algunos varones y hombres, conduciéndoles a ver a las mujeres como propiedad y tratarlas peor que a animales: Golpeándolas, haciéndoles pasar hambre, drogándolas, amenazándolas, haciéndoles lavado de cerebro y tortura sexual son todas muy comunes.
Ahora hay muchas organizaciones alrededor del mundo tratando de hacer tomar conciencia de los millones de niñas y mujeres que son forzadas a la prostitución. Muchas de ellas también están proveyendo lugares seguros donde estas víctimas puedan recibir ayuda y esperanza para un futuro mejor. Proyecto Ana se ha unido a la Red de Libertad Europea para usar el poder de los medios para traer sanidad y libertad interior a las mujeres sexualmente explotadas y traficadas, encerradas en burdeles y por las calles de las ciudades de Europa y eventualmente alrededor del mundo.
Proyecto Ana está produciendo Tesoros Escondidos, un audio drama que se grabará en aparatos de mano, que será distribuido por varias organizaciones cristianas, alcanzando a las mujeres sexualmente explotadas. Usando los testimonios
de mujeres que anteriormente trabajaron en prostitución, estos audios dramas abarcarán temas de sensibilidad social, física, psicológica, médica y emocional de una manera no amenazadora, sino profesional desde una perspectiva cristiana. El programa será diseñado con el último propósito de presentar a Jesús como el Amigo, Salvador y Sanador y mostrarle a las mujeres que Dios les dará valor intrínseco y propósito.
“Yo te daré los tesoros escondidos, riquezas guardadas en lugares secretos, de modo que puedas saber que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.” Isaías 45:3.