Del nacimiento a la pubertad

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Hemos escogido para hoy un hermoso tema donde hablaremos acerca de las diferentes etapas en la vida de una mujer. Espero que podamos aprender o recordar información útil que nos llevará a través de los diferentes tiempos y estaciones de la vida. Hoy repasaremos el tiempo vivido desde el nacimiento y hasta que nos transformamos en una joven mujer. Es cierto que algunas de nosotras podremos recordar esos años como una etapa hermosa de la vida pero sé que para otras no ha sido bonito lo vivido y quizás ni quieras recordarlo.

La Biblia, la Palabra de Dios nos dice que todo tiene su tiempo bajo el sol. Que para cada cosa hay una estación. Cuando Dios creó al mundo lo organizó de esa manera. Cuando miramos cada estación, nos preguntamos “¿como mujer, realmente comprendo este período de mi vida? Cual fue el propósito de Dios como Creador al diseñar esta etapa? ¿Cómo puedo sacar lo mejor de esta etapa o estación de mi vida?

Miremos a la primera estación, que es, entre el nacimiento y la pubertad. Es un tiempo para descubrir lo que significa ser femenino y no masculino; o una niña y no un varón. Esta es una de las primeras cosas que una niña sabe acerca de sí misma, aunque por supuesto aún tiene mucho más para aprender acerca de lo que significa exactamente. La manera más importante de cómo aprende acerca del significado de su “feminidad” es a través de su relación con su madre. Así que, es esencial que las madres y las hijas desarrollen una buena relación una con la otra durante esa temprana etapa.

La pequeña niña se identifica con su madre. En otras palabras reconoce que ella y su madre pertenecen a la misma categoría, al mismo género y eso crea un vínculo especial entre ellas. Debido a eso ella copia el patrón de sí misma a partir de su madre. Es decir, la madre se transforma en su modelo. Ella quiere hacer lo que su madre hace. Llega a ser su principal “role model”. Eso sucede si la madre es la persona con quien la niña vive de manera estable, permanente, en una relación feliz. Sin tal modelo, la joven niña podría crecer dividida y confundida acerca de su rol como una mujer.

A veces por supuesto una abuela, una madre sustituta o alguna otra relación femenina, toma el lugar de la madre y llega a ser la «role model» para la niña. Una señora anciana que crió a tres hijas me dijo que el tiempo que más disfrutó con ellas fue cuando las niñas tuvieron entre 7 y 10 años. Me dijo que fueron muy útiles y de buena compañía en ese momento. Esto es lo que puedes esperar en esa etapa, porque es el tiempo de aprendizaje de la pequeña. Es como que si ella aprendiera de su madre a descubrir todo acerca de ser mujer. Si la madre puede permanecer en el hogar para atender a sus hijos, verá que la niña la imita en las tareas que hace. Le pide que le permita pasar la franela a los muebles para limpiar el polvo, quiere barrer, lavar los platos y aun cocinar. Seguramente imitará a su mamá usando su lápiz labial y las pinturas para las uñas. La podrás ver caminando con los zapatos de tacos y usando las joyas de su madre porque quiere ser como ella.

Pero aprender a ser mujer es mucho más profundo que eso. Tendrá que aprender acerca de actitudes y valores. Es maravilloso observar cuánto absorbe una niña de los adultos con quienes vive cada día. Creemos que un niño no escucha pero su oído está atento a los comentarios de los adultos. La niña recuerda lo que escuchó y lo repite. Pero aún más que eso, de alguna manera ella es capaz de sentir los sentimientos y motivos detrás de lo que dicen y hacen los adultos. Y es a este nivel de los sentimientos, motivos y actitudes, que la niña aprende más profunda y permanentemente. Esto no significa que la pequeña llega a ser una copia de su madre. Cada niña y niño, tiene su propia personalidad, su propio temperamento. Luego ella reacciona en su propia y única manera a las influencias a su alrededor. Sin embargo, podemos estar seguras que de una manera u otra los adultos que cuidan de un niño, ejercen un efecto duradero en ese niño. Lo que tenemos que recordar acerca de la relación madre – hija es esto: La pequeña niña se identifica con su madre. Ella mira a su madre para ver cómo es eso de ser llamada “mujer”.

Desde muy temprana edad, cualquier pequeña niña viendo lo que sucede en la vida de su madre se ve profundamente afectada; hace una fuerte impresión en ella. Por ejemplo, una niñita puede crecer en una situación donde la madre es abusada por su padre; la madre está siendo dominada por su padre, no tiene vida por sí misma. Ella es criticada y considerada como un ser inferior. La pequeña puede crecer determinada de que eso nunca le sucederá a ella. Puede rechazar el modelo que su madre le dio acerca de lo que significa ser mujer y podría crecer llegando a ser muy independiente y exitosa mujer en su carrera y en su vida pública. Pero el efecto de la mala experiencia de su madre, puede al mismo tiempo causar en ella que tenga una mala actitud hacia los hombres, porque fue un hombre quien hizo sufrir a su madre. Esa joven mujer quizás necesite ayuda para desarrollar una actitud más positiva y equilibrada hacia los hombres.

Quiero compartir otra clase de ejemplo: Conozco a una mujer que tuvo una muy positiva experiencia con su madre. Esta hija siguió los pasos de su madre y escogió la misma carrera que su madre. Pero hubo una muy notable diferencia entre la hija y su madre. La hija fue activa en la vida pública de una manera tal que su madre jamás pudo serlo. La hija recuerda a su madre a menudo diciendo que ella no tenía el coraje o la pose para la vida pública. Pero la madre sintió como que podría tener el coraje si se le hubiera dado la oportunidad más temprano en su vida. Así que el fuerte mensaje que la hija recibió de su madre, fue que es una buena cosa ser activa en la vida pública. La actitud de la madre la animó a cumplir en su propia vida lo que la mamá fue incapaz de hacer.
Si eres madre de una pequeña hija, no olvides que es la etapa donde puedes tener una gran influencia en su vida y en su futuro. Esa influencia puede ser positiva o negativa. Tienes que pensar si lo que le estás enseñando con tu ejemplo será bueno para enfrentar el mundo en el cual le toca vivir y para su felicidad. A esa edad los niños son como blanda arcilla. Tienes la oportunidad de tomarles en tus manos y darles la forma que te gustaría. No desperdicies este tiempo en que puedes influir para bien en sus tiernas vidas.

Pedimos a Dios que te ayude a formar la vida de tus pequeños hijos. Haz lo mejor que puedas pues los años pasan rápido y se irán de tu lado y ya no podrás darles tu enseñanza.

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