La pubertad

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Vivimos nuestras vidas en etapas. Cada una de ellas viene acompañada de cambios, desafíos, decisiones y crecimiento. Es importante estar informada de cada una de ellas para poder vivir bien la vida. Cuando una niña llega al mundo aprende junto a sus padres lo que significa ser una mujer, especialmente a través de observar y aprender de su madre. Queremos hablar ahora acerca de la etapa llamada la «pubertad» y cómo esta nueva estación afecta la vida de una joven mujer. El primer y mayor cambio en la vida de una niña se produce con la pubertad. De alguna manera entre los 11 y 15 años la niña entra a una nueva etapa de la vida. Se destaca por ciertos cambios y desarrollo físico. Comienza con la menstruación y el desarrollo de sus senos. Pero el cambio real es más profundo que esas señales físicas. Repentinamente y en un sentido dramático, la niña se enfrenta al hecho que ya no será más una niña. Ha dado vuelta la esquina y ahora va camino a ser mujer. Es un momento crítico en la vida de la niña. Su actitud hacia ella misma como mujer puede ser afectada por la reacción de aquellos a su alrededor mientras enfrenta los cambios en su vida.

Es muy importante la reacción de su madre. Una madre sabia prepara a su hija para esos cambios que vendrán. Cuando se acerca la pubertad entre los 9 y 11 años, la mamá tiene que sentarse a solas con su hija y explicarle qué debe esperar ver en su cuerpo en algún momento de esos años. Debe hablarle de manera sencilla acerca del significado de esos cambios en su cuerpo que se estarán desarrollando y preparándola para una nueva etapa en su vida; la etapa de ser mujer y la capacidad que Dios le da para poder tener hijos. Mucho va a depender de la manera en que la mamá le hable de estas cosas a su hija. Debería hacerlo bien tranquila y de manera sencilla. Después de todo, la actitud de la madre debería ayudar que la niña se sienta tranquila, calma y confiada para aceptar lo que le está diciendo como algo lindo y placentero en la nueva etapa en la que llegará a ser una mujer. Esto es muy importante.

Desafortunadamente hay niñas que no tienen esta clase de experiencia. No tienen a nadie que se siente a su lado para explicarles las cosas como son. No estarán preparadas de forma apropiada para esos cambios cuando comiencen a tomar lugar en sus cuerpos. Para algunas niñas será un momento de miedo cuando experimenten su primer período. Si no están debidamente informadas pensarán que se trata de una enfermedad. Puede ser que algunas niñas escuchen de los cambios en su cuerpo de manera errónea por los comentarios de compañeras de estudio o amigas en el vecindario. Eso puede hacerles sentir molestas, infelices o temerosas acerca de lo que les sucederá. Hay casos donde las madres no están contentas que sus hijas hayan crecido y se estén transformando en mujeres. Son madres que temen que a sus hijas les sucedan cosas no gratas como por ejemplo la posibilidad de quedar embarazadas durante su adolescencia y no saber cómo manejar el tema.

Las madres necesitan hacer un esfuerzo para tener una buena relación con sus hijas. Las adolescentes desean tener a alguien con quien conversar, a quien contarle sus cosas y en quien confiar. Alguien que pueda responder a sus preguntas y aquietar sus temores, que comprenda cómo se están sintiendo y que les apoyarán, les consolarán y les animarán. Aun si como madre no sabes todas las respuestas a las preguntas que tu hija te hace, aun si te sientes cohibida en hablar de ciertos temas, debes escucharla y responderle de la mejor manera. Es cierto que en la escuela hoy día se enseña más acerca del desarrollo humano y de la sexualidad, pero debe ser la mamá quien informe a su hija de manera más explícita acerca de estos temas. Encontrarás buenos libros y folletos en alguna librería cristiana que te serán muy útiles a la hora de responder preguntas a una adolescente. Anímala a que los lea y luego será más fácil conversar sobre los diferentes temas intercambiando ideas.

Sobre todo, ayuda a tu hija a decidir qué es lo que quiere hacer con su vida. Aprende a escuchar a la jovencita para saber qué está pensando y cuáles son sus aspiraciones para su futuro. Si la escuchas a ella, ella estará más dispuesta a escucharte a ti. Probablemente te sorprenderás cuán sensible y madura es. Por ejemplo, probablemente ella ya conoce las ventajas y desventajas del embarazo adolescente. Lo que puedes enseñarle es cómo comportarse con los hombres para que no se involucre sexualmente con ellos antes del matrimonio. Como puedes ver, la relación con la madre obviamente es muy importante para la joven.

Debemos recordar que la relación con su padre es muy importante también. En el libro «Los Cuatro Años Mágicos» escrito por Adrias Griffith, una psicóloga infantil canadiense escribe: “Entre los 3 y los 6 años, la niña atraviesa una importante etapa de desarrollo en que está estrechamente unida a su padre. Esto le ayudará a llegar a ser una mujer muy femenina más tarde en su vida. Si no hay un padre en su vida, carecerá de algo de su plena condición de mujer. En este temprano tiempo en su vida, necesita estar físicamente cerca de su padre, quiere tenerle como su posesión y quiere su amor y compañía. Es su primer eslabón con el mundo masculino. Si ella pasa feliz a través de esta etapa, luego pasará a una etapa duradera desde los 6 a los 11 años, durante la cual su principal interés será estar con sus amigas las niñas. Pero la fuerza emocional construida con su padre será el fundamento para la amistad con los varones durante la adolescencia”.

La doctora Griffith continúa señalando algunas de las maneras que las niñas son afectadas por la ausencia de un padre en los tempranos años de sus vidas. En algunos casos la niña teme a los hombres, en otros casos constantemente busca estar en la compañía de hombres. No puede concentrarse en sus tareas escolares debido a esto. Cuando esta niña crece y se relaciona con alguien, no es capaz de amar de manera madura. Algo le está faltando en su desarrollo como mujer y todo debido que no tuvo el amor y el compañerismo de su padre en sus años de desarrollo. La ausencia de un padre también afecta la relación con su madre. Una niña criada sin un padre es menos disciplinada y tiene más conflictos con su madre en los años de adolescente. Si tu hija no tiene a su padre en el hogar por alguna circunstancia de la vida, tal vez hay alguien más en la familia que puede llenar la figura del padre. Las niñas criadas con los dos padres, sienten como que ellos están en control de su vida y no que la vida las está controlando a ellas. Una información como ésta nos ayuda a comprender por qué Dios nos ha dado a cada una de nosotras una madre y un padre y cuán importantes son ambos en los tempranos años de la vida de una joven. Debemos aceptar que Dios nos hizo de esa manera.

El desarrollo y el crecimiento es parte de nuestras vidas, y lo cierto es que todo pasa muy pronto. La Biblia dice que la adolescencia y la juventud pasan muy pronto y que debemos vivir bien esos años pues tendremos que dar cuenta de cómo los hemos vivido delante de Dios, el Creador.

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