Cuando somos rechazadas

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Quisiéramos reflexionar sobre el dolor que produce el rechazo. ¿Qué crees? ¿Ese dolor podrá irse alguna vez? El rechazo lastima. No es igual a un corte o a un moretón. Es un dolor que nos hace sentir muy mal. En todo caso podríamos decir que es como un corte o un moretón a nuestras emociones. Queremos compartir contigo una verdadera historia acerca de un dolor emocional que sufrió una niña porque fue rechazada por su padre. La palabra “rechazo” significa ser dejada a un lado, ignorada o ser considerada inaceptable. Cuando eso nos sucede, de la manera que le sucedió a esa niña, nuestros corazones son heridos. Eso puede afectar nuestra relación con otros. También puede afectar nuestro entendimiento de quién es Dios. Mientras escuchas la historia de esta niña, quizás descubras que tienes una historia similar a la de ella.

Esta oyente nos escribió lo siguiente: “Cuando era muy niña cierto día mi hermana mayor estaba colgando las camisas blancas de mi papá en la cuerda de la ropa para secarlas. De repente se me ocurrió que yo quería colgar una de las camisas de papá, también. No sé por qué se me ocurrió. Pensé que era mi papá también y que yo era su hija. Lo amaba a mi manera, como niña que era y quise expresárselo. No pude alcanzar la cuerda o soga porque estaba muy alta. Entonces vi un carro en el patio y sus manijas estaban justo a mi altura. No me di cuenta qué herrumbradas estaban. Simplemente con mucha alegría coloqué la camisa mojada sobre las manijas. Cuando mi papá regresó a casa ese día y vio su camisa sobre las manijas del carro, se enojó mucho conmigo y me castigó severamente por haber arruinado su camisa que quedó manchada de herrumbre. No me di cuenta en ese momento cuánto me afectó ese evento”.

Con el paso del tiempo ella pasó a verse como la inocente víctima del cruel enojo del padre. Su corazón había sido herido por la reacción del enojo del padre hacia ella. Se sintió rechazada y no querida. No solo eso, ella se dio cuenta que se transformó en una persona crítica y demandante. Su enfoque era lograr lo que necesitaba: amor, aceptación y aprobación, sin considerar las necesidades de los otros.

Y tú, amiga, ¿sabes lo que significa tener el “corazón herido”? Hay personas que experimentan el rechazo desde muy jóvenes; son hijos no queridos. Crecen sintiendo que no son amados y que no tienen valor. Puede ser que personas así las veamos demandando amor, aceptación y aprobación de otros como le ha pasado a la amiga que nos escribió. Tristemente debemos reconocer que cosas así pasan en la vida. Hay personas que no reciben amor y que no son valoradas y todo eso repercute en su personalidad. Muchas veces son personas inseguras y faltas de confianza en sus capacidades. Se sienten abrumadas y mucho dolor en sus emociones. Es imposible vivir en este mundo cruel sin experimentar rechazo alguna vez. Por ejemplo, mujeres que se han divorciado, que las han abandonado, que han sido abusadas o rechazadas por una amiga, podemos decir con certeza que conocen el dolor de un corazón herido. Algunas lo superan pero otras sufren su dolor por largo tiempo si no toda la vida.

Cuando nos enfocamos en el dolor que sufrimos, podemos sentirnos sin esperanza y sin fuerza, personas sin valor y sin dignidad. Puede ser que algunas mujeres piensen que si otros las rechazan, no son dignas de ser amadas ni tienen valor. A personas así les resulta difícil confiar en otros por el temor de ser lastimadas otra vez. Otras conductas se muestran a través de buscar la perfección en todo, lo cual es imposible. Y cuando esas personas no pueden lograr la perfección son críticas consigo mismas o con otros cuando fracasan en algo.

¿Cómo podemos romper esos patrones que lastiman nuestras vidas, especialmente si aún nos hacen sufrir? ¿Recuerdas a la amiga que nos contó su historia de vida? Debido al rechazo que vivió de parte de su padre humano, ella no podía llegar a comprender y aceptar quién es Dios, su Padre Celestial. Ella dijo: “Cuando recordaba esa escena de mi vida pasada y a través de los años, no creía que mi Padre Celestial fuese diferente de mi otro padre”. Debido al rechazo de su padre terrenal, ella no creía que su Padre Celestial pudiera amarla y aceptarla. Pero ahora al haber puesto su fe en Jesucristo, el Hijo de Dios y Su sacrificio en la Cruz, ella sabe que Dios la ama incondicionalmente. Ahora se siente libre de culpa y de vergüenza gracias a su fe en Cristo Jesús y su confianza en lo que dice la Palabra de Dios en la Biblia en Romanos capítulo 8:31-39:

«Si Dios está de nuestra parte, ¿quién podrá estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió e incluso resucitó y está a la derecha e intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación? ¿Angustia? ¿Persecución? ¿Hambre? ¿Indigencia? ¿Peligro? ¿Violencia? En todo esto somos más que vencedores. Nada podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor«.

Amiga, cree en el Señor Jesucristo y en su amor sacrificial por ti. Creyendo la verdad es como podrás ser libre de los temores, del profundo dolor de tu corazón herido y de tu vergüenza. Este es el cambio que ocurre para bien. Te invitamos a que creas en la Palabra de Dios, la Biblia, donde nos dice que Dios ama a sus hijos con un amor eterno y nada podrá separarnos de Su amor. Busca a Dios con todo tu corazón y recibe Su bendición para tu vida.

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