Dios está cerca de los quebrantados de corazón

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El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.
Salmo 34:18

Queridas amigas:

Leer las estadísticas en relación a la violencia contra las mujeres y niñas puede ser abrumador. Siempre me asombra escuchar historias del abuso que aterroriza a esas mujeres y niñas. Con todos los recursos y ayuda accesible de organizaciones privadas y públicas, sin mencionar iglesias y misiones organizadas, ¿por qué hay tantas de nuestras hermanas aún sufriendo violencia física y emocional a manos de los abusadores?

De acuerdo a las Naciones Unidas, globalmente hay 243 millones de mujeres y niñas entre 15 y 49 años que han sido sometidas a violencia sexual y/o física por una persona cercana en los pasados 12 meses. ¡Estas estadísticas no son de hace años y no combinan múltiples años; han estado sucediendo alrededor del mundo en estos pasados 12 meses!

El encierro en la mitad del mundo deja pequeños lugares para que las mujeres encuentren esperanza cuando están atrapadas en un hogar con un abusador. Es penoso vivir en ese ambiente y es penoso escuchar historias de mujeres que sobreviven cada día para encontrar un pequeño rayo de esperanza.

Siempre me intriga qué es lo que produce las peleas y riñas, ya que he experimentado muchas situaciones de violencia en mi propia vida. Es por eso la pregunta y la respuesta en el libro de Santiago: “¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen porque no piden” (Santiago 4:1-2).

¿Hay alguna verdad en lo que Santiago está diciendo? Queremos algo y no podemos tenerlo, así que peleamos. Tenemos deseos que batallan dentro de nosotros, y cuando no podemos satisfacer un deseo o lograr lo que queremos, o que las personas hagan lo que decimos, peleamos. Sin embargo, para que los cristianos podamos satisfacer nuestros deseos tenemos que pedirle a Dios con motivos correctos y con humildad y luego dejar todo en sus manos (Santiago 4:3). Tomar una postura por la justicia, sin embargo, es un tema para otra discusión, y podemos tomar tal posición con amor y respeto, sabiendo que Dios es también un Dios de justicia (Isaías 30:18).

Personalmente encuentro que tengo paz en momentos difíciles y oscuros de mi vida cuando me arrepiento de mi orgullo y vivo en humilde rendición a los caminos de Dios y Su Palabra. No es fácil y toma mucho tiempo, disciplina y compartir humildemente con amigos confiables. ¡Cuando hacemos esto, podemos crecer en la verdad de que Dios está cerca y que no estamos solas!

En Él nuestros corazones se regocijan.

Dra. Peggy Banks
Directora Ministerio Global
RTM Mujeres de Esperanza

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