Viviendo como una persona integral

Dios, oramos por los padres coreanos…
18 septiembre 2020
Dios nos ayuda a escoger lo mejor
18 septiembre 2020

He pensado bastante últimamente acerca de estar saludable y cómo cuando una parte de mi vida no está bien, afecta otras áreas de mi persona. Por ejemplo me he dado cuenta de que cuando llevo una dieta alimenticia saludable, noto que me siento mejor y tengo más energías y ganas de vivir, de hacer cosas, salir a correr o caminar, y a consecuencia de los ejercicios físicos me siento aún mejor mentalmente. Creo que al hacer ejercicios como correr o caminar logro liberar ciertos químicos que me hacen sentir tan bien conmigo misma, que me ayudan a relacionarme mejor con quienes me rodean porque veo que tengo mejor ánimo y disposición mental.

Si al comer saludable y hacer ejercicios te hace sentir bien , entonces será cierto si te pasa al revés; es decir, si no estás comiendo sano y no estás haciendo ejercicios, entonces no te sientes tan bien contigo misma y no estás dispuesta a tolerar, o soportar a otros por mucho tiempo. O si por alguna razón no te estás sintiendo bien anímicamente, será fácil descuidar tu cuerpo, no comer saludable, no salir a hacer ejercicios y así continuarás no sintiéndote bien. Se transforma en un círculo vicioso; una cosa produce la otra y así sucesivamente.

Somos criaturas complicadas realmente y cada parte de nuestra vida afecta las otras partes. La Biblia dice que cuando Dios formó al ser humano, lo hizo del polvo de la tierra y luego sopló en su nariz hálito de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente. Cada ser humano tiene varias partes: el cuerpo, la mente, el espíritu, el alma, las emociones. Así nos formó Dios; Él es nuestro Creador. El Salmo 139 nos dice: “Tú oh Dios, creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre, te alabo porque soy una creación admirable. ¡Tus obras son maravillosas y eso lo sé muy bien! Tú sabes cuándo me siento y cuando me levanto; aún a la distancia me lees el pensamiento”. Como puedes ver, no somos solamente cuerpo sino también alma y espíritu; así nos hizo Dios, y cada parte es importante. Para funcionar bien necesitamos tener salud integral, es decir tenemos que estar sanos en el cuerpo, en la mente y en nuestra alma. Tenemos que aprender a cuidarnos y querernos como una unidad y darle a cada parte lo que merece y necesita sabiendo que una parte influye en la otra.

¿Te has preguntado alguna vez qué opinión tienes de ti misma? ¿Cuál es tu auto concepto? Hay muchas cosas que influyen sobre nuestras vidas y cómo nos vemos. Según cómo nos veamos influirá sobre nuestra salud integral. El concepto que tengo acerca de mí se va formando a través de los años por la suma de muchas experiencias vividas. Quizás hayas tratado de olvidar cosas que has vivido pero las marcas o cicatrices han quedado y han ido dando forma a tu mente. Son los recuerdos de experiencias vividas, algunas recientes, otras, muchos años para atrás. Algunas hermosas y agradables, otras nefastas y muy desagradables, pero lo cierto es que cualquiera de ellas nos van formando para bien o para mal. Una oyente nos compartió que al mirar dentro suyo descubrió que en su álbum de recuerdos de su niñez no tenía prácticamente nada que la ayudara a tener confianza en sí misma y estar satisfecha. Al contrario, los recuerdos que guardaba en su interior a gritos le decían que era una inútil y una persona sin valor. Nadie le enseñó a quererse y aceptarse como ella era.

¿Cuál es el concepto que tenemos en nuestras mentes acerca de nosotras mismas? ¿Nos aceptamos como somos o estamos desconformes con muchos aspectos de nuestra vida? Si aprendemos a valorarnos y aceptarnos tendremos paz en nuestro ser interior y fortaleza para luchar contra situaciones adversas que lleguen a nuestras vidas. Todas en algún momento tendremos alguna crisis en la vida, pero si eres una persona con seguridad emocional, es decir tienes un concepto adecuado de tu persona, podrás afrontar los reveses con otra fuerza. Jesús dijo en algún momento de su paso por la tierra que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos. ¡Qué importante es aprender a valorarnos, querernos, aceptarnos y así tener la capacidad de ayudar a otros en sus momentos difíciles, tener empatía e identificarnos con otros demostrándoles comprensión cuando sea necesario! Tenemos que ocuparnos en tener nuestros cuerpos y nuestras mentes sanas para poder funcionar correctamente.

Hay quienes hablan de la enfermedad física como un problema del cuerpo que necesitamos arreglar. Algunas culturas ven la enfermedad como un problema espiritual y buscan maneras espirituales para ayudar a la persona a recuperarse. Otros hablan del lado emocional de una persona y cómo eso afecta la salud de la persona. Necesitamos vernos como una unidad y ocuparnos de nuestra salud como un todo, y veremos entonces que hay una mezcla de causas que nos arrastran a sentirnos mal. Por ejemplo, si de pronto nos estresamos por alguna razón nuestro cuerpo produce ciertos químicos que nos alertan y nos preparan para correr o enfrentar el problema. Pero si sucediera que estamos bajo presión por largo tiempo, esas reacciones químicas se mantienen bombardeando nuestros cuerpos y nos pueden hacer enfermar gravemente no solo física, sino anímicamente también. Alguien ha dicho que tenemos que aprender a escuchar a nuestros cuerpos y poner atención a lo que nos quieren decir. Por ejemplo, un problema de alergia en tu piel podría ser resultado de algo que comiste o podrá ser una vida de estrés que estás llevando últimamente con muchas presiones en el trabajo o en el hogar, y lo único que realmente estás necesitando es tomarte unas vacaciones y descansar libre de horarios.

Escuchar a nuestros cuerpos es importante. Cuando nuestro cuerpo se enferma puede afectar nuestros sentimientos, y nuestros sentimientos y emociones afectan a nuestros cuerpos. Esta es la manera en que Dios nos hizo, como una persona total. En lo físico, nuestros cuerpos; en lo mental, nuestra mente; en lo emocional, nuestros sentimientos; y en lo espiritual eso que nos quiere conectar con Dios. Y cada parte está conectada entre sí formando una unidad. Si descuidas alguna de ellas se enfermará, e influenciará para mal en el resto de tu persona.

Como puedes ver nuestra persona es una complicada mezcla de lo físico, social, emocional, espiritual y el medio ambiente que nos rodea. Así que si tienes la ocasión de elegir, elige cosas buenas que entren a tu vida. Escucha lo que es correcto y bueno y no lo malo; escoge buenos hábitos que te harán sentir bien, y para tu físico escoge alimentos saludables y los ejercicios como caminar, correr, nadar y otros. Y algo muy importante: incluye en tu vida personas que lleguen a ser buenos amigos que aporten costumbres, conversaciones y hábitos que te dé gusto imitar e incorporar en tu vida, para ser una persona con la que sea agradable estar. Realmente el ser humano es una creación maravillosa de Dios nuestro Creador, como dice en el Salmo 139:

Tú creaste mis entrañas, me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas y eso lo sé muy bien!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *