¿Qué dice la Biblia sobre el dinero?

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En el artículo «Cómo administrar mejor el dinero» comenzamos a hablar acerca de la administración del dinero, y la importancia de tener un presupuesto para manejar cuidadosamente los dineros que tenemos, sean pocos o muchos. Las personas tienen diferentes actitudes hacia el dinero: algunos avaros odian tener que gastar el dinero; otros lo derrochan, como si lo tiraran. ¿Cómo eres tú naturalmente? ¿Una avara o una derrochona? ¿Sabías que la Biblia tiene mucho que decir acerca de la actitud hacia el dinero? Para comenzar, necesitamos comprender que todo lo que tenemos viene de Dios, quien hizo los cielos y la tierra. Así que debemos ser agradecidas y también responsables de cómo usamos los regalos de Dios.

Hay algunos importantes proverbios en la Biblia. Me gusta éste: «¡Anda perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace y adquiere sabiduría! No tiene quién la mande, ni quien la vigile y la gobierne; con todo en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. ¿Perezoso, ¿Cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño?» (Prov. 6:9). Un perezoso es una persona que es lenta como el perezoso. Pero la hormiga realmente trabaja duro, llevando comida para su nido y almacenando para el invierno. Podríamos decir que la hormiga tiene un presupuesto bien claro. Realmente estos animalitos son un ejemplo de empeño y dedicación, de cómo ahorrar para el futuro, para los tiempos más difíciles. Aprendemos de ellas juntar para tener y no gastarlo de una vez. Escucha este otro proverbio: “Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas” (Prov. 10:4). Así que está clara la idea: necesitamos trabajar duro y no ser perezosos.

En la Biblia hay una carta escrita por el Apóstol Pablo a un joven líder llamado Timoteo. Allí el apóstol le da un consejo a este joven: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1ª Tim. 6: 6-10).

Pienso que ese es un buen consejo. Estar contentos con lo que tenemos. No seamos codiciosas; eso nos conducirá lejos de los caminos de Dios. Y no pienses que eso significa que no debas mejorar tu situación. No; debemos trabajar duro para proveer lo que necesitamos, pero debemos hacerlo de la manera que le agrada a Dios. Debemos estar contentas cuando vemos a otras personas que tienen más dinero o más cosas. ¿Alguna vez te has sentido celosa o amargada por esta causa?

Escucha qué más dice la Biblia: “Mantente libre del amor al dinero y conténtate con lo que tienes, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.” Cuando sabes que Dios está contigo y te cuida, realmente te ayuda a estar contenta. Te ayuda a estar libre en tu corazón y a enfocarte más en Dios que en el dinero y aun ser generosa. Si eres generosa (no importa si eres pobre) puedes dar una mano a quien lo necesite y tu corazón se llenará de alegría por haber ayudado a alguien que tiene menos que tú.

El libro de los hechos en la Biblia nos cuenta de los primeros cristianos (Hechos 2: 44-47). Desde que conocieron a Jesús como su salvador quisieron compartir unos con otros y ayudar a los más necesitados. La Biblia nos dice que día tras día se reunían para comer juntos con corazones humildes y alegres, alabando a Dios y compartiendo unos con otros. Los que tenían más dinero estuvieron dispuestos a ayudar a aquellos que tenían menos. “Y todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común. Se reunían por las casas y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estima del pueblo.” Cuánta alegría había entre esas personas. Aprendieron a compartir sus vidas y nadie pasaba necesidad. Ellos tenían la seguridad de que Dios estaba con ellos. Todo lo que querían era hablar de Jesús a otros. Eso demostraba que ellos amaban a Dios y al pueblo de Dios.

Jesús fue el ejemplo máximo en generosidad. Siendo rico, se hizo pobre por nosotros. Descendió a este mundo y en esta tierra no tuvo un hogar, no tuvo riquezas. Pero por amor a nosotros dio Su preciosa vida en la cruz. Quizás tú no tengas dinero, pero somos ricos en nuestros corazones y mentes si sabemos que Dios nos ama, y si tenemos una correcta relación con Dios, un día al partir de esta tierra tendremos un bello hogar en la presencia de Dios por la eternidad. El apóstol Pablo escribiendo a Timoteo le dijo: “Tú eres verdaderamente rico si sigues a Dios y puedes estar satisfecho con lo que tienes”.

Cuando amamos el dinero más que a Dios eso puede conducirnos realmente a problemas tales como descuidar a la familia, ser deshonestas, querer tener más y más. Pero cuando confío en Dios y recuerdo que Él está conmigo cada día, eso me ayuda a estar contenta y satisfecha con lo que tengo. Amiga, trabaja con empeño, ahorra para los tiempos malos, sé agradecida y contenta con lo que tienes y no olvides ser generosa porque Dios es generoso con nosotras.

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