Estamos viviendo tiempos difíciles en nuestras sociedades urbanas. Con dolor observamos a jovencitos y aún algunos que apenas están dejando de ser niños que pasan sus días y sus noches en las calles de nuestras ciudades. Duermen sobre cartones y se alimentan de los desechos que tiran los vecinos en los contenedores de residuos. Son estampas muy desoladoras de ver. Pero también puede suceder en los mismos hogares. Hogares con apariencia de familias unidas, pero carentes de amor. Necesitamos Familias donde los hijos puedan reír y compartir juntos sintiéndose cómodos en lo que es su casa, su hogar, su rincón a donde pertenecen. Que su hogar sea un refugio donde cobijarse al regresar de sus estudios o trabajos. Que nuestros hijos se sientan bienvenidos y deseen estar con nosotros en el hogar.
Hoy queremos hablar acerca de la importancia de expresar nuestro amor de manera visible entre los componentes de la familia. Fuimos creados de tal manera que para que nuestros niños se críen sanos es necesario que experimenten un toque significativo y físico como demostración de nuestro amor por ellos.
El amor expresado físicamente es necesario para un adecuado desarrollo mental y emocional y por qué no, físico también.
Se cuenta de un experimento que llevó a cabo un Emperador Romano de nombre Federico II del siglo XIII. Escogió 50 niños recién nacidos, los apartó y los puso al cuidado de nodrizas para que los bañaran y alimentaran pero no debían hablarles una sola palabra ni demostrarles cariño. El Emperador quiso descubrir – cruelmente por cierto- cómo llegarían a comunicarse con otros después de un tiempo y cómo sería su desarrollo en todo sentido. Tristemente, antes que finalizara un año, los 50 niños habían fallecido, demostrando así que el ser humano no puede vivir ni desarrollarse normalmente sin el toque significativo del amor.
Fuimos creadas por Dios para ser amadas y para amar. Nuestros hijos necesitan ser amados, abrazados y tenidos muy en cuenta. No debemos preocuparnos tanto por lo material al ser niños pequeños pues ellos no demandan cosas sino nuestro amor y atención.
Y cuando van creciendo, qué importante es dedicarles algún tiempo para conversar y conocer sus necesidades espirituales, anímicas e inquietudes.
Las mujeres cumpliendo su rol de madres necesitan pasar más tiempo con su hijo. Al principio es la mamá la que amamanta por tanto lógicamente será la que pasará más tiempo con su bebé. Si tienes hijos pequeños en este momento, considérate privilegiada porque puedes demostrarle todo tu afecto maternal, comunicándole ese contacto físico necesario mientras le das de comer y lo mantienes muy cerca de ti.
Y la expresión de amor de una madre no termina allí. Cuando llega a ser un niño grande, un adolescente o un adulto, aún sigue necesitando mucho afecto y expresiones de amor de parte de sus seres cercanos.
Traer hijos al mundo, alimentarlos, proveerles ropa y un techo, estudios, no es todo lo que involucra criar y ver crecer a un hijo. El niño es como un libro en blanco y los padres debemos trabajar para ir imprimiendo en su mente, valores, sentimientos, actitudes, para lograr algo bueno y eso lleva esfuerzo y tiempo, pero vale la pena todo lo que hagamos. Será feliz él y nosotros. Por tanto busca la manera de pasar tiempo con tu niño, Jugar con él, abrazarlo, acariciarlo con respeto y delicadeza, porque el contacto físico es una manera de comunicar amor a tu hijo. Cuando son pequeños debemos tomarlos en brazos y cobijarlos muy cerca nuestro. Al ir creciendo debemos abrazarlos o ponerle la mano en el hombro felicitándole por sus éxitos, diciéndole que le amamos y nos alegramos con él.
La importancia de expresar nuestro amor por medio del contacto físico, no es un descubrimiento moderno. Si leemos los evangelios de la Biblia encontraremos ese episodio tan tierno cuando las madres llevaron a sus hijos hasta donde estaba Jesús para que los tocara, los pusiera sobre su falda y los bendijera. Y a Jesús le gustó demostrar su amor por los niños, abrazándolos a la vez que les decía a sus padres y discípulos, “Dejen venir a los niños a mí porque de los tales es el Reino de los Cielos.”
Y cuán a menudo Jesús tocaba a la gente para darles sanidad, realmente expresaba su amor y sus cuidados hacia las personas por medio de un toque físico significativo.
Recuerdo a una amiga que hace un tiempo nos escribió contándonos acerca de su niñez. Nos dijo que no pudo saber si sus padres la amaban. Ella nació y creció en una familia tradicional, muy estricta donde las expresiones físicas como un abrazo, no se daban. Al pasar el tiempo y cuando tuvo sus propios hijos pensó que no haría los mismos errores en su hogar, pero reconocía que la manera en que fue criada la limitaba para poder expresar su amor a sus hijos y a su esposo con plena libertad. Tuvo que aprender a ser más expresiva hacia su familia.
Qué importante y cierto es lo que dice esta amiga, ella tuvo que aprender a amar y cuidar de su familia. Tuvo que aprender a ser más expresiva con sus hijos y con su esposo. Tuvo que aprender a abrazarlos y expresarles su amor porque lo que repetimos una y otra vez queda grabado en nuestra persona, para bien o para mal.
Si un niño vive bajo la crítica – Aprenderá a condenar
Si un niño vive con hostilidad – aprenderá a pelear
Si un niño vive ridiculizado – aprenderá a ser tímido.
Si un niño vive avergonzado – Aprenderá a sentirse culpable.
Pero…Si un niño vive bajo tolerancia– Aprenderá a ser paciente.
Si un niño vive con estímulo – Aprenderá a tener confianza.
Si un niño vive con reconocimiento – aprenderá a saber apreciar.
Si un niño vive con equidad – aprenderá a ser justo.
Si un niño vive con seguridad – Aprenderá a tener fe.
Si un niño vive con aprobación – Aprenderá la autoestima
Si un niño vive en compañerismo y aceptación.
Aprenderá a encontrar amor en el mundo.
Querida amiga, como hemos dicho al comienzo del programa, en muchos hogares y en las calles podemos ver niños y adolescentes huérfanos de amor. Y eso sucede porque hay madres y padres que también son huérfanos de amor y no tienen qué darle a sus hijos. Ellos no aprendieron qué es eso de expresar el amor por medio de un toque físico significativo y cercano. No podemos dar lo que no tenemos, por eso te invito a seguir escuchando este programa porque después de una canción estaremos hablando de nuestro Padre Celestial – de nuestro Dios- que es todo amor y lleno de misericordia.
Él puede llenar nuestra vida de amor y paz para nuestro bien y para que tengamos qué dar a quienes lo necesitan.