Priscila: Una mujer idónea y trabajadora

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Compartimos contigo uno de los programas especiales por el mes de la mujer.

Hoy hablaremos sobre la vida de Priscila; esposa, sierva del Señor, con un corazón dispuesto a escuchar, aprender y a no quedarse quieta en las cosas de Dios. Vemos en ella valentía y empeño, y nos anima a estar preparadas para hacer lo que Dios quiere para nuestras vidas.

¿Conoces ya su historia?

Referencia: Filipenses 4:9

« Lo que aprendiste y recibiste y oíste y vistes en mí, esto haced y el Dios de paz estará ustedes.»

Léenos:

Hoy queremos que conozcas a Priscila, una linda mujer que junto con su esposo fueron de gran ayuda para el Apóstol y misionero Pablo. De la manera que el Apóstol habla de este matrimonio se nota que los tenía en muy alta estima. Llegaron a ser dos de los amigos más íntimos de Pablo. Se nombra a Priscila por primera vez allí por el año 50 después de Cristo. Por alguna razón fueron a vivir a Roma, quizás buscando nuevos rumbos como matrimonio joven o debido a la persecución a los primeros cristianos allí en Jerusalén. Fue una época en que los cristianos huían de Jerusalén debido a que eran perseguidos por causa de su fe. Nos dice el relato del Libro de los Hechos: “En aquel tiempo hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén y todos fueron esparcidos por diferentes lugares.

Priscila y Aquila fueron a vivir a Roma en algún momento, pero ya verás que no les ha ido muy bien. Allí también tuvieron persecución.

Si tienes una Biblia y lo deseas, lee conmigo donde se nombra a Priscila por primera vez. Es en el capítulo 18 del libro de los Hechos de los Apóstoles y dice así:

Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló en Corinto a un judío llamado Aquila, recién venido de Italia con Priscila su esposa, por cuanto el Emperador Claudio, había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Pablo fue a ellos y como eran del mismo oficio, se quedó trabajando allí. El oficio de ellos era hacer tiendas. El día de reposo Pablo iba a la sinagoga y discutía con judíos y griegos y les persuadía a ser cristianos.«

Priscila y Aquila desarrollaron una estrecha relación con Pablo ya que cada día trabajaban juntos cosiendo tiendas y vendiéndolas. Era una tarea que hacían con sus manos por tanto tenían mucho tiempo para hablar. Imaginamos que sus temas preferidos eran sobre las verdades espirituales y sobre quién era Jesús el que murió en la Cruz. Habrán escuchado de primera mano el testimonio del Apóstol, cómo llegó a conocer a Cristo luego de ser un perseguidor de los cristianos.

Ellos no tenían una Biblia como tenemos ahora pero estuvieron presentes en los comienzos de la iglesia cristiana, en los episodios de la persecución y en la extensión del Reino de Dios en sus comienzos. Pablo había tenido un encuentro con Cristo muy especial mientras iba a Damasco persiguiendo a los cristianos, por tanto de primera mano sabía de la salvación por gracia y por fe en Cristo. De seguro tenía mucho para enseñar a Priscila y a Aquila y ellos estaban muy interesados de saber más de Jesús y de la vida cristiana.

Priscila estuvo muy abierta y curiosa- ávida de aprender más del Señor. Trabajar con Pablo significó una experiencia provechosa y enriquecedora. Era como estar en un seminario Bíblico y ella fue sabia en aprovechar cada tema que día a día conversaban juntos. Qué importante es saber redimir el tiempo usándolo para hablar palabras que edifican y que luego podemos repetírselas a alguien más con la esperanza que le sirvan para salvación de su alma.

El apóstol Pablo fue de tanta inspiración para este matrimonio. Él no tenía temor de decir:

Lo que aprendiste y recibiste y oíste y vistes en mí, esto haced y el Dios de paz estará ustedes.«
Filipenses 4:9

Pablo como dijimos era perseguidor de los cristianos, pero tuvo un verdadero encuentro con Jesús y su vida fue verdaderamente transformada.

Priscila fue una ayuda idónea porque apoyó a su esposo y a Pablo en el trabajo, en la vida de hogar y en la iglesia, siempre dispuesta y pronta para servir. Pasando un tiempo y cuando Pablo decidió salir para Éfeso, Priscila no puso ningún reparo, juntó sus cosas, armó rápidamente su valija y estuvo pronta para partir.

Era una mujer práctica; no necesitó demasiado para sentirse realizada. Se nota en ella un espíritu aventurero y adaptable, siempre dispuesta como lo demostró al salir de Roma rumbo a Corinto y luego a Éfeso. Y los viajes de ese tiempo no eran tan cómodos y disfrutables como ahora; pero Priscila siempre a la orden.

Podríamos decir que fue una mujer virtuosa como lo describe el libro de los Proverbios. Yo diría una mujer enteramente consagrada al Señor. En el libro de Romanos 16:3 Pablo escribiendo a los cristianos gentiles envía saludos a Priscila y Aquila y a la iglesia que está en su casa.

Y en 1ª. De Corintios 16:19 Pablo escribe a los Corintios y manda saludos de este matrimonio querido para él y de la iglesia que funcionaba en su casa.

Realmente Priscila una mujer multifacética, ayudando a su esposo con el trabajo para ganarse el sustento, ama de casa haciendo los quehaceres del hogar, manteniendo la casa abierta para que llegaran los que quisieran escuchar de la Palabra de Dios, consejera para aclarar dudas como lo hizo con Apolos. Una mujer atenta a todas las necesidades del momento y dispuesta a dar una mano en lo que fuere y estuviere a su alcance.

Una mujer que amaba a Dios y deseaba que muchos más lo conocieran y disfrutaran de su paz y salvación. Por eso este matrimonio abría su casa para tener reuniones caseras con los amigos del barrio y de la ciudad. En especial pensamos en Priscila, una mujer llena de energía, que debía mantener su casa en orden y prolija además de trabajar para ganar el sustento diario y pagar sus gastos. Y como dijimos pronta también para aprender cada día más de las verdades espirituales para estar capacitada y saber responder a los que se iniciaban en el camino cristiano.

Pablo en su trabajo como misionero tenía que viajar continuamente de una ciudad a otra, de una región a otra, alentando a los cristianos nuevos en la fe y fundando iglesias. Podía dejar con plena confianza a Priscila y Aquila en alguna de esas iglesias sabiendo que ellos harían bien la tarea. Les llamó “colaboradores míos”; preciosa expresión de cariño hacia ellos. Y añade: “que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.” (Romanos 16: 3-5)

Como podemos apreciar, eran conocidos en todas las iglesias a los gentiles y eran muy queridos. Qué personas útiles y valiosas.

Personas así necesitamos hoy día en nuestras iglesias; que estén dispuestas a prepararse, a estudiar la Palabra de Dios y dar de su tiempo para guiar a otros en el conocimiento de las verdades divinas. Para enseñar a los niños, comprender a los adolescentes, estar con los jóvenes y apoyar a los más ancianos en sus frágiles años.

Gracias a Dios por aquellos que ya lo están haciendo y de quienes se puede decir, “colaboradores nuestros” y a quienes tenemos en muy alta estima. ¡¡Que Dios bendiga sus vidas!!

Priscila una mujer audaz, dispuesta, trabajadora y llena de cualidades, que quiso dar todo de sí misma para apoyar a su esposo en el trabajo, en sus viajes y en la vida de hogar. Por sobre todo se destacó por su fe y conocimiento de las verdades divinas y su gran deseo de querer compartir con otros para que también conocieran de Dios y de Jesucristo el Mesías y Salvador de la humanidad. Hablamos de Priscila, una mujer llena de cualidades y buenas obras.

Yo diría que fue una mujer virtuosa y sabia, que invirtió todos los años de su vida para hacer el bien. Te preguntarás ¿Qué significa ser sabio? El diccionario define sabiduría como sagacidad, discernimiento, o poder reflexivo. Otra definición dice; “Conocimiento guiado por el entendimiento.” Es decir se refiere a la aplicación del conocimiento que poseemos.

Hablando de la mujer sabia, alguien opinó lo siguiente: “La diferencia entre una mujer inteligente y una mujer sabia es que: La mujer inteligente sabe qué decir y una mujer sabia sabe si es prudente decirlo o no.” Qué sabia es una mujer cuando cierra su boca a tiempo y se guarda su opinión para otro momento, no creando un conflicto innecesario.

En Proverbios 31, la Biblia dice:

“El temor del Señor es el principio de la sabiduría.”

Si queremos llegar a ser mujeres sabias, comencemos entonces respetando a Dios y tenerlo en nuestras vidas para que sea Él el que controle nuestras actitudes y palabras.

El temor a Dios nos guarda de tomar decisiones erróneas. Porque cuanto más respetamos a Dios más nos llevará a pensar si está bien lo que queremos decir o hacer. La sabiduría nos ayuda a comprender a discernir las cosas tanto como a darnos cuenta si está bien como vivimos.

Todos los días necesitamos tomar decisiones. Algunas insignificantes, sencillas, otras grandes e importantes, trascendentes, pero para todas se requiere sabiduría. Es importante comenzar el día al levantarnos, pidiéndole a Dios sabiduría para vivir esa nueva jornada.

En el libro de Santiago en la Biblia nos dice lo siguiente:

“Y si alguna de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada.”
Santiago 1:5

Para ser una mujer sabia es necesario conocer los principios divinos para que al momento de tomar una decisión no nos equivoquemos. Tenemos que averiguar si lo que vamos a decidir está de acuerdo a lo que Dios estableció en su Palabra la Biblia. Por ejemplo; si voy a formar mi pareja, ¿qué dice Dios acerca del noviazgo y matrimonio? ¿Si voy a tomar un empleo, o hacer un préstamo de dinero? Etc. La mujer sabia es una mujer prudente, sensata. No se apresura, piensa y se asesora si lo que va a decidir será de bien para su vida y su familia. Ora y busca la dirección divina. Y no dejes de indagar en la Palabra de Dios – La Biblia, frente a cualquier decisión que tengas que tomar. A veces aún en las cosas más sencillas, si decidimos mal podemos arruinar nuestra vida o la de los demás. Sé prudente y sabia.

Priscila fue una mujer que tenía mucho interés en aprender más de Dios y de sus verdades. Eso la llevó a ser una mujer idónea y capaz. Se desempeñó en muchas tareas. Leemos en el Salmo 119 por qué es importante comprender las enseñanzas de las Escrituras. El autor del Salmo dice lo siguiente en los versos 97 y 98… “Oh, cuanto amo tu ley todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo.» Y añade más adelante: “¡Cuán dulce son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia, Por tanto he aborrecido todo camino de mentira.” (103-104)

Qué preciosa reflexión hace el salmista. La Palabra de Dios lo ayudó a tomar decisiones inteligentes y lo libró de caminos de mentira.

Lo hizo una persona sabia y prudente.

Lo mismo sucedió con Pablo cuando era un joven. Iba por mal camino pero cuando se encontró con Jesús y su Palabra, todo para él cambió. Él mismo escribió:

“Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
2ª. Tim. 3:16-17

Si la Palabra de Dios es tan útil deberíamos preguntarnos cuánto tiempo estoy dedicando para leerla y estudiarla. Y si no puedo leer tendría que unirme a un grupo de amigas que se reúnen para estudiarla. Queremos que sepas que la Palabra de Dios es viva y eficaz y puede capacitarte para que seas una mujer sabia que aporta cosas buenas a la sociedad donde te ha tocado vivir.

Hemos conocido hoy a Priscila, una mujer dispuesta, colaboradora, siempre pronta para ayudar. Una mujer que amaba aprender a los pies del Apóstol Pablo y llegó a ser una fiel servidora en las iglesias que abrieron en su propia casa. Hemos aprendido que la Palabra de Dios nos hace mujeres más inteligentes y sabias; prudentes a la hora de tomar decisiones en la vida.

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