Honra a tu padre y a tu madre

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Para empezar debes saber que la Biblia habla de honrar a nuestros padres para que nos vaya bien y seamos de larga vida sobre la tierra. Pero, ¿Qué significa honrar a tu padre y a tu madre?

Cuando esta ley fue dada al pueblo en la antigüedad, había muy serias advertencias a las personas que no honraran a sus padres. En el libro de Levítico dice así:

“Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte.”
Levítico 20:9

En el libro de los Proverbios, dice lo siguiente:

“Escucha a tu padre que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.”
Proverbios 23:22

Creo que debemos respetar y honrar a nuestros padres desde que son jóvenes y hasta que llegan a ancianos y tal vez pierdan la capacidad de cuidarse a sí mismos.

A medida que pasan los años vamos enfrentando diferentes etapas en la vida. Cuando nuestros hijos son pequeños y debemos darnos por completo a ellos porque son frágiles e inmaduros, faltos de experiencia, nuestra obligación es formarlos y guiarlos. Quizás en esa etapa los abuelos aún están fuertes y pueden darnos una mano con el cuidado de los hijos chicos.

Pero cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia y a la juventud también nuestros padres se ponen más adultos y dependientes. Es una etapa de muchas exigencias cuando nos debemos a nuestros padres y a su vez a nuestros adolescentes o jóvenes que enfrentan grandes cambios en sus propias vidas.

Es importante el ejemplo que damos a nuestros hijos en cuanto a la responsabilidad de cuidar a los adultos mayores. Les estamos mostrando a nuestros jóvenes cómo quisiéramos ser tratados nosotros sus padres, al ir poniéndonos mayores también y vulnerables.

La regla de oro dice lo siguiente: “Trata a los demás como quieres ser tratado”

Perder la independencia y el auto control es realmente una lucha. Los más jóvenes tenemos que ponernos en el lugar del anciano y comprender sus sentimientos y tristezas al no poder valerse por sí mismos. Debemos tratar de sentir lo que nuestra madre y nuestro padre están experimentando, es decir, ponernos en sus zapatos.

La vida espiritual bien llevada con ellos les ayudará a estar más fuertes anímicamente. No dejemos de orar y leer la Biblia con ellos en algún momento del día. Si les gusta cantar; hagámoslo también porque fortalecerá su espíritu y su ánimo.

Nuestra vida espiritual es muy importante, por tanto no la descuidemos. Alimentemos nuestro espíritu y el espíritu de nuestros seres queridos orando juntos, leyendo la Biblia y hablando sobre temas espirituales. Pero también es importante para la vida del anciano cuidar lo poco o lo mucho que le queda de sus pertenencias materiales o posesiones si las tuviera. Le gustará ver que cuidamos de sus pertenencias y con mucho tacto podemos preguntarle qué le gustaría hacer con cada una de sus cosas cuando ya no las necesite. A veces es difícil hablar de esos temas por tanto una manera es abrir una conversación diciendo qué te gustaría a ti que hicieran con tus cosas cuando ya no estés. Que tus ancianos perciban que los amas realmente y no estás tratando de entrometerte en sus cosas personales ni adueñarte de lo que tienen sino solamente quieres ayudarle a pensar en esos asuntos que para ellos son valiosos.

Es cierto y para ti sería una tranquilidad tener bien en claro la última voluntad de tus padres ancianos en cuanto a bienes materiales que puedan poseer. Especialmente si hay otros familiares que están mirando qué harás con las cosas que quedan después de partir un familiar. Tienes que tratar que los bienes materiales no te quiten la paz y el respeto por tus seres queridos que estás tratando de honrar como enseña la Biblia y debes evitar la enemistad entre otros familiares aún con vida interesados en esos asuntos y pertenencias que deben quedar en este mundo. La experiencia nos enseña que cuando fallece alguien, a veces la familia queda disputando las cosas del que partió y eso es muy triste.

No olvides que el final de la vida nos llegará a todas en algún momento. Lo más importante en todo esto es honrar a tus padres, mostrándoles amor, respeto y un cuidado amoroso, permitiéndoles tanta independencia como sea posible y por el tiempo que sea posible. Dios nos hizo a nosotras las mujeres con una gracia y capacidad especial para cuidar de otros, ¿No te parece?

Dios nos hizo de tal manera que podamos ser las indicadas de ocuparnos de los adultos mayores que tenemos en la familia.

Podemos usar nuestra voz con calma, con ternura, Dios nos dio manos suaves para cuidar y acariciar al débil y anciano lo cual nos transforma en cuidadoras especiales para brindarle un cuidado muy especial a quién lo necesite.

Querida amiga, si en este momento hay alguien que depende de ti constantemente, sabemos que este es un trabajo agotador, pero tómalo como un privilegio especial y Dios te dará la fortaleza para continuar honrando a la persona que te necesita para que llenes sus necesidades físicas.

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