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Me gusta pensar acerca de los nombres y sus significados. Tengo unos amigos que les ha nacido su primer bebé. Aún desde antes de saber si sería niña o varón ya pensaron en el nombre que le pondrían al nacer. Me dijeron que para ellos era una decisión muy importante pues el hijo o la hija llevaría ese nombre por el resto de su vida
Les nació un varoncito al cual llamaron Samuel que significa “pedido a Dios”. Habrás escuchado la historia de Ana que está registrada en La Biblia. Debes conocerla pues es el nombre que lleva nuestro ministerio y es una historia apasionante. Ana, una mujer que deseaba tener un hijo pero no podía. Con muchas lágrimas en sus ojos, un día oró a Dios por un bebé, Dios la oyó y le respondió. Ella tuvo un hijo al cual llamó Samuel. Era un buen nombre para este hijo tan deseado.
Algunas personas escogen para sus hijos nombres con significados importantes. Ese nombre guarda una verdad que ellos quieren que su hijo recuerde. El nombre Daniel, por ejemplo, significa, “Dios es mi Juez” y se espera que viva recordando que su vida está bajo el control de Dios.
Otros padres desean que su hijo actúe de cierta manera, o que se caracterice por ser amable o generoso y así entonces le dan un nombre como quieren que sea. El nombre “Sara” significa “princesa” que muestra cuan preciosa y respetuosa le gustaría que fuera su hija.
Quizás a ti te dieron el mismo nombre que perteneció a una persona importante. Hay familias que por tradición ponen a sus hijos el nombre del padre o del abuelo. Esto le da al niño la sensación de estar conectado a las generaciones pasadas y a la historia de su familia. ¡Qué honor llevar el nombre de un respetado abuelo o de un buen amigo de la familia!
¿Sabes? He oído de padres poniendo nombres a sus hijos a causa de algo que les ha sucedido el día del nacimiento. Por ejemplo en un lugar de África a muchas personas se les puso el nombre según el día de la semana que han nacido. Puedes encontrar personas que se llaman “Lunes”, “Jueves” o “Sábado” en aquella ciudad.
Conocí a alguien con el nombre “Expensive” que en español significa “Caro”. Le llamaron así porque cuando la mamá estuvo embarazada de él, siempre estaba con hambre y necesitaba mucha comida. El padre dijo que había gastado demasiado dinero para alimentar a la mamá. ¡Por favor! ¡Pobre niño! Sin embargo, conozco una niña preciosa a la cual llamaron Milagros. Me contó su mamá que tuvo un embarazo muy difícil y pensó que no llegaría a tener a la bebé. Todo estaba muy complicado en ambas, la mamá y la bebé. Ellos dan gracias a Dios que todo terminó bien y en agradecimiento le llamaron “Milagros”. Es una hermosa niña ahora.
Bien sabemos que los nombres que nos ponen nuestros padres, no serán los únicos con los cuales nos llamarán el resto de nuestras vidas. Por lo general, entre los hermanos y amigos suelen llamarse de maneras especiales, a veces por ciertas cosas en nuestro cuerpo o personalidad que nos caracterizan o sobresalimos. Otras veces es por el amor que te tienen por nosotros, cosas tales como “Mi amor”, “Mi tesoro” y otros.
Si es así de seguro que nos gustará y nos hará sentirnos bien, son términos que nos recuerdan que somos muy queridas, que somos especiales y pertenecemos a una familia donde estamos cómodas. ¡Eso realmente es muy bonito!
Lamentablemente, no todos los nombres con los cuales nos llaman nos hacen sentir bien y cómodos. ¿Recuerdas haber sido llamada, gorda, fea, inútil? ¿Puedes pensar en nombres que te han puesto y te han dejado sentimientos de tristeza y dolor?
Yo creo que las mismas madres nombran a sus hijos de maneras que pueden hacerles sentir bien así como otros términos que pueden hacer sentir muy mal y desanimada a la persona que los escucha.
Imagínate una niña adolescente… está en clase y uno de los muchachos le dice algo así como “negra fea”. ¡Se lo dice delante de todos los compañeros y por supuesto ella está muy avergonzada! Por varios días le parece escuchar esas palabras resonando en su mente. Le parece oírlas cuando se levanta, como cuando está en clase y con el temor que este muchacho se las vuelva a decir. ¡Puedes notar el poder de estas palabras! La adolescente permitió que tuvieran poder en su vida escogiendo traerlas a la memoria una y otra vez.
¿Pensemos qué podría haber hecho esta jovencita con lo que escuchó acerca de ella? La primera cosa que puedes hacer para lidiar con estos términos que alguien pronuncia acerca de tu persona es: ¡No darle a estas palabras el poder de lastimarte! Puedes escoger hasta dónde vas a permitir que las palabras dichas por alguien te lastimen. Si escoges recordarlas y traerlas a la memoria una y otra vez, estás dejando que esos nombres sean parte de quien tú eres.
La otra cosa que puedes hacer es recordar los buenos términos y nombres con los que alguien otro te ha llamado en vez de los malos. Puede ser que la mamá de la adolescente le diga “Mi amor” o “Querida”. Esas son las cosas o los nombres que debería recordar y no lo dicho por su compañero de clase. En la vida se trata de escoger, entre lo bueno y lo malo, escoge siempre lo mejor para ti.
¿Podría pensar cual es la razón? ¿Por qué este joven le ha dicho eso?
Debemos tratar de ponernos en los zapatos de la otra persona para descubrir por qué se expresa de esa manera. Puede ser que en su casa acostumbra a escuchar expresiones así dentro de su familia. Quizás sus padres lo tratan mal o lo llaman con expresiones de ese tipo y él quiere desquitar su frustración con alguien más, aunque no lo merezca.
Otra razón puede ser cuando un compañero tiene ventajas en clase, sus calificaciones son mejores, su rendimiento es exitoso. Puede ser que ese joven no lo soporta y quiere demostrar que no es menos, avergonzando a su compañera con palabras humillantes delante de toda la clase.
Pero ninguna de estas razones le da derecho al otro de llamar mal a su compañera. Herir o lastimar a otros con nuestras palabras nunca es bueno.
Pero, si tratamos de comprender la situación del otro, podrá ser más fácil olvidar esas actitudes y palabras nada amables y nos da la fuerza para escoger y recordar aquellas que nos hacen sentir bien.