«¿Por qué estás cansada, alma mía?»

«Labra tú la madera, oh Cristo…» Claudio Gutiérrez Marín
1 marzo 2006
«Depresión»
1 marzo 2006

Te ha pasado a veces que te encuentras hablando contigo misma? Cosas tales como cuando te equivocas y te dices: “Pero, ¿ por qué se me ocurrió hacer esto? o “¿Quién me mandó a meterme en este lío?” Si contaras las veces que hablas contigo misma te sorprenderías de cuán a menudo lo haces. Podríamos llamarla una auto conversación. Lo triste es que generalmente lo hacemos en términos negativos. Pero, ¿qué sucedería si nos tratáramos a nosotras mismas más amablemente y con más respeto? Tal vez estaríamos de mejor humor al tener una mejor actitud en la vida. El autor del Salmo 42 habla consigo mismo y se pregunta “¿Por qué te abates, oh alma mía y te turbas dentro de mi?”
Te ha pasado a veces que te encuentras hablando contigo misma? Cosas tales como cuando te equivocas y te dices: “Pero, ¿ por qué se me ocurrió hacer esto? o “¿Quién me mandó a meterme en este lío?” Si contaras las veces que hablas contigo misma te sorprenderías de cuán a menudo lo haces. Podríamos llamarla una auto conversación. Lo triste es que generalmente lo hacemos en términos negativos. Pero, ¿qué sucedería si nos tratáramos a nosotras mismas más amablemente y con más respeto? Tal vez estaríamos de mejor humor al tener una mejor actitud en la vida. El autor del Salmo 42 habla consigo mismo y se pregunta “¿Por qué te abates, oh alma mía y te turbas dentro de mi?”

Un sentimiento de abatimiento es cuando nos sentimos muy desanimadas y tenemos un sentimiento de angustia interior. Es como una profunda tristeza que no se va. Puede ser muy dolorosa. Y debido a que ese sentimiento de desaliento permanece en tu interior por días, meses y aún años, puede suceder que te sientas cansada y pierdas el interés por la vida, por los amigos, la familia y el trabajo.

¿Has experimentado tiempos muy difíciles en tu vida? Creo que a todos nos llega en algún momento. Seguramente has vivido momentos de desaliento y abatimiento en tu alma. Se te ocurre pensar que tu corazón ya dejará de latir. El desaliento es un sentimiento tan doloroso a veces, que pareciera que tu cuerpo y el mío ya no podrían sobrevivir a tanto dolor…Pero el corazón sigue latiendo y el cuerpo sobrevive. Llega el otro día con sus exigencias y responsabilidades y debemos tomar decisiones y hacer las tareas y seguir adelante. La Biblia en el Salmo 42:5 nos dice: “¿Por qué te abates oh alma mía y te turbas dentro de mi?” Aquí nos enfrentamos a una importante pregunta. Cuando tu y yo tenemos sentimientos de desaliento o abatimiento, tenemos que pensar acerca de qué cosas son las que causan ese sentimiento doloroso en mi interior.

Algunas de nosotras podemos sentirnos abatidas a causa de la soledad. Una ayuda rápida a este problema es hacernos de una amiga. Encontrar una nueva amiga, alguien en quien puedas confiar. Puede ser alguien a quien ya conoces y hoy mismo le llames o le haces una visita. Algunas puede ser que se sientan abatidas y desalentadas debido a que sus sentimientos fueron profundamente heridos. Puede ser que tus sentimientos fueron heridos por alguien de la familia o una amiga cercana. Te será de mucho alivio hablar con alguien que te comprenda, te escuchará y te acompañará en ese momentos de dolor y te dará ánimo.

Algunas de nosotras podemos sentirnos deprimidas debido a una condición médica, una enfermedad física que causa en nosotras ese sentimiento. La depresión puede ser causada por una dieta pobre y por un desequilibrio químico en nuestro cuerpo. A veces por efectos secundarios de otros medicamentos. En tal caso debes procurar hacerte un examen médico para descubrir el problema.

Hay dos versos en la Biblia que son de mucha ayuda. Ambos son del Salmo 27. Queremos compartirlos contigo y dicen lo siguiente: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes”. Y el segundo dice así: “Espera en el Señor, esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí espera en Dios”.

Sabes amiga, cuando la tristeza quiere dominarme me digo a mi misma, “Espera en el Señor, esfuérzate y aliéntate. Espera en el Señor”. Cuando me siento abatida por alguna razón y mi dolor es profundo, le digo a Dios: “Espero en ti. Ayúdame a ser fuerte. Sólo espero en ti Señor”.

En el Salmo 42, el escritor habla del ciervo que está sediento y cansado, que ha sido perseguido y ahora desesperadamente busca aguas frescas para apagar su sed y refrescarse. Así es con nosotras también.

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? ¿Por qué te abates oh alma mía y te turbas dentro de mi? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”.

¿Te sientes así en este momento? ¿Tu alma está sedienta por Dios? ¿Necesitas y anhelas el consuelo de Dios para tu vida? Aún si crees en Dios puede ser que tu vida está seca como un desierto y necesitas las corrientes de las aguas que El envía para refrescar tu alma. Dios se duele cuando ve que nuestra alma está triste y abatida. El nos ofrece vida en abundancia a través de Jesucristo y desea atraernos hacia El y saciarnos con su maravillosa presencia.

Dios conoce nuestro dolor, El sabe cuando nuestra alma está abatida y tiene el remedio para sanarnos. Nos amó de tal manera que envió a Jesucristo Su Hijo a morir en la cruz del Calvario para que si creemos en El tengamos vida y vida en abundancia. El nos llama y nos dice: “Si estás cansada y cargada ven y te daré descanso para tu alma” (Mateo 11:28, 29) El promete consuelo para nuestras almas cansadas y desalentada.

1 Comment

  1. Elizabeth Galiano dice:

    Hermoso y Edificante
    Gracias por conpartir!!

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