«Tú puedes hacer la diferencia»

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Una noche, una violenta tormenta azotó la playa y envió olas muy fuertes contra la orilla. Un hombre acostado en su cama estaba escuchando y pensaba acerca de las tormentas en su propia vida de presiones y demandas que nunca terminaban. El viento al fin cesó y al amanecer el hombre se levantó y salió a caminar a la orilla de la playa para ver el daño que había quedado. Mientras el se paseaba, vio que la playa estaba cubierta con estrellas de mar que habían sido arrojadas a la orilla por las grandes olas. El sabía que cuando el sol se pusiera más fuerte y quemante las estrellas se deshidratarían y morirían.

Repentinamente, el hombre vio a alguien que le llamó la atención. Un jovencito que había observado la difícil situación de las estrellas estaba recogiéndolas una por una y arrojándolas nuevamente al océano.

“¿Por qué estás haciendo eso?”, preguntó el hombre.
“¿No puedes ver que una persona sola jamás podrá hacer una diferencia?. Nunca lograrás devolver todas esas estrellas nuevamente al agua. Son demasiadas”.

“Si, eso es cierto”. Suspiró el muchacho mientras se agachaba y recogía otra estrella para el océano. Luego la observaba como se desaparecía en el agua. Mirando al hombre sonrió y dijo: “Pero yo hice una diferencia para una”.

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