Mujeres de bendición

«Tú puedes hacer la diferencia»
23 octubre 2006
Contacto físico
23 octubre 2006

En la Biblia leemos que cuando Jesús estuvo en la tierra, las madres traían sus pequeños hijos a El para que los tocara y “Jesús los tomaba en sus brazos, ponía sus manos sobre ellos y los bendecía”.
¿Cómo bendecía Jesús a los niños? Levantándolos en brazos; es decir teniendo un contacto físico con ellos. Era un toque muy significativo.

¿Qué acerca de ti, mi amiga? ¿Deseas ser una mujer de bendición? Cuando tu esposo está deprimido, acaríciale tiernamente y hazle sentir tu amor y comprensión a través de tu presencia cercana. Si tu hijo se cae, levántalo, dale un abrazo y un beso. Y si tu amiga está sufriendo por la pérdida de un ser querido, solo siéntate a su lado y tómale la mano. No necesitas pronunciar una sola palabra. Tu mano sobre su mano la bendecirá mucho.

Por supuesto, hay veces cuando una palabra significativa, una palabra a tiempo puede ser una bendición también. Recientemente leí un artículo de Bob Creene, él cuenta la historia de un muchacho que era muy tímido e inseguro. Tenía pocos amigos y poca autoestima. Un día su profesor de inglés le escribió cuatro palabras al final de su composición. Le puso: “Es un buen escrito”. Aquel jovencito fue tan animado por esas palabras que comenzó a escribir cortas historias y gradualmente fue escribiendo más hasta llegar a ser un escritor exitoso.

¿Qué crees que fue lo que le dio a este joven una nueva esperanza y confianza?. Sabes, fue la bendición de unas pocas palabras significativas. ¿Puedes pensar en este momento en alguien que necesita unas palabras de ánimo y esperanza? Puede ser alguien que necesita que te pongas a su lado y le digas unas sencillas palabras de aceptación. ¿Serás una mujer de bendición hoy?

Finalmente, cuando bendices a alguien, hay como una transferencia o una corriente de vida y amor que fluye de ti a otra persona, a través del toque físico o de una palabra.

Si lees en la Biblia los relatos de Jesús, notarás que cuando Jesús extendió su mano y tocó al leproso, el hombre fue curado de su lepra. Cuando Jesús tocó la mano de la suegra de Pedro, la fiebre la dejó. Otro relato nos cuenta que cuando Jesús estaba caminando entre la multitud, una mujer que estuvo enferma de flujo de sangre por 12 años vino por detrás y tocó su manto. ¿Qué sucedió? Su flujo cesó y ella fue libre de este sufrimiento. Pero no sólo eso sino que Jesús notó que de El salió virtud cuando ella lo tocó.

De la misma manera, cuando bendices a alguien, el poder del amor de Dios sale de ti e ilumina la vida de otras personas.

Me gustaría que pensaras en esta escena. Imagínate sosteniendo una vela encendida en tu mano. La persona que está junto a ti también tiene una vela pero está apagada. Te das vuelta y enciendes con la llama de tu vela la de ella. Esta persona ha sido bendecida por ti. ¿Qué ha pasado con tu llama, se ha puesto más pequeña? De ninguna manera; sigue alumbrando como antes y ahora son dos. De ese mismo modo no pierdes nada cuando compartes una bendición. En realidad llegas a ser más rica.

La escritora Joyce Meyer en su libro “El gozo de ser quien Dios te hizo” dice lo siguiente:
“Busca gente que esté necesitada y bendícela. Comparte lo que tengas con aquellos que son menos afortunados que tú. Pero recuerda, todos necesitan una bendición aún los ricos, los exitosos y aquellos que aparentan tenerlo todo.
Todos necesitamos ser animados, edificados, recibir cumplidos y ser apreciados. Todos nos debilitamos a veces y necesitamos de otras personas que nos digan: “Sólo quería hacerte saber que te aprecio a ti y todo lo que haces.”
Creo que Dios nos bendice para que podamos ser de bendición, no sólo en unos pocos lugares sino dondequiera que vamos. Entonces recuerda sembrar tanto en el pobre como en el rico, en el marginado como en el exitoso (2 Corintios 9: 6-7).
Si vives para suplir necesidades y brindar alegría a otros, encontrarás “gozo inefable y glorioso” en el proceso (1 Pedro 1:8 RVR).
Es mi deseo dejar algo como resultado de mi paso por la vida. Me rehúso a pasar por ella solo como alguien que “extrae beneficios de los demás”. He decidido ser una “dadora”. Quiero bendecir a las personas en maneras tangibles. Es mi oración que tú tengas el mismo deseo.
Comienza a usar lo que tienes para ser una bendición y descubrirás que esa fuente no se secará”.

1 Comment

  1. Anónimo dice:

    ☺🙏

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