El Señor nos dice: “No te dejaré”; Porque siempre, siempre, estaré contigo;
Si me fueras leal y fiel testigo,
Nunca, nunca, te desampararé.
De toda tentación, te libraré;
No te llamaré siervo, sino amigo;
Y te defenderé de tu enemigo,
Y en “la peña más alta” te pondré.
Es un gozo pensar, que el Dios del Cielo,
Aquel que por su cruz, nos ha salvado
Para darnos solaz y gran consuelo,
Siempre estará viviendo a nuestro lado,
Como padre amoroso; y con gran desvelo,
Prodigándonos todo su cuidado.