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En las Lecciones para la Vida hemos compartido la verdadera historia  de Rebeca e Isaac. Podemos recordar algunos de los puntos más importantes.

Abraham era ya un hombre anciano y tenía un criado fiel y respetuoso a quien le hizo prometer delante de Dios que le buscaría una esposa para su hijo Isaac entre las personas de su propio pueblo de donde él había salido. ¿Recuerdas por qué le pidió eso?

Bien… las personas donde ellos vivían ahora no adoraban al  verdadero Dios sino a muchos ídolos.

Él, además, le dijo que el ángel de Dios le llevaría a encontrar una esposa para Isaac.

 

El criado fue muy cuidadoso en obedecer a su amo; Mientras se acercaba al pozo  oraba…  Le pidió a Dios que le diera señales bien claras, para darse cuenta qué era lo que Dios quería para su amo. Las cosas se fueron dando como el sirviente se las pidió a Dios. El hombre estaba asombrado de la manera cómo Dios iba arreglando cada detalle en la vida de las personas.

La historia nos dice que el criado de Abraham inclinó su rostro a tierra y adoró a Dios por la forma que le ayudó en esta difícil y delicada misión que le había encomendado su amo.

Isaac y Rebeca se vieron y conocieron por primera vez en medio del campo esa fresca tarde y allí se enamoraron y comenzaron a amarse. Dice la historia que Isaac la llevó a la tienda, la hizo su esposa y la amó. ¡Así que esta es una historia de amor!

 

Quiero destacar el respeto que había de unos a otros en esta historia. Abraham respetaba a su criado y el criado sentía un respeto y amor por su amo.

Los padres y el hermano de Rebeca mostraron mucho amor y respeto por la joven y sus decisiones. Seguramente la iban a extrañar, pero dejaron que ella decidiera lo que sería bueno para su futuro y la apoyaron y se despidieron amablemente mientras ella comenzaba un camino completamente nuevo para su vida. Le desearon todo lo mejor pidiendo a Dios que la bendijera y la prosperara en su nuevo hogar con Isaac. Esto es algo que los padres debemos aprender. Debemos darles raíces para que sepan quienes son y de dónde provienen, pero luego cuando crecen y crían alas debemos permitirles volar libremente y realizar sus vidas con nuestra bendición y deseo que Dios les cuide.

 

Esta historia de amor es muy tierna y podemos aprender cosas para nosotros también. Me llama la atención de la manera que se respetaban unos a otros.

 

Nos muestra también que Dios es fiel a sus promesas. Prometió a Abraham que tendría muchos descendientes y así fue, personas que tendrían fe en el verdadero Dios.

Eso explica por qué no debía casarse con una mujer del pueblo donde vivían. Allí las mujeres no creían en el verdadero Dios y si Isaac se hubiera casado con una de ellas dejaría de crecer en la fe y comunión con el verdadero Dios. La influencia del cónyuge no cristiano es fuerte y apaga la fe del que cree quien al fin termina cediendo y deja de cultivar su vida espiritual.

Cuando el esposo y la esposa tienen el mismo compromiso con el Dios verdadero pueden luego transmitirles esa fe a sus hijos.

 

Se destaca en esta historia la confianza que tenía Abraham  de que Dios guiaría al criado a la joven que realmente sería una buena esposa para su hijo.

Abraham creía en la fidelidad de Dios en cumplir todas sus promesas y cuando todo parecía una mentira Dios le dio un hijo en su vejez. Cumplió con su promesa porque es el Dios de los imposibles.

Esto nos enseña que nunca debemos de cansarnos de esperar en Dios. Él nunca nos defraudará. Dios no miente, es fiel y cumple con aquellos que depositan su fe en Él.

El Señor conoce tus necesidades y tiene un tiempo para cada cosa. No dejes de orar y esperar. Descubre cual es la voluntad de Dios para tu vida estudiando la Biblia, su Santa Palabra y elevando tus oraciones a Él para conocerle más cada día y saber así qué cosas son correctas y cuales no, para que puedas tomar decisiones correctas y hacer buenas elecciones por tu propio bien y de quienes te rodean.

 

Debes saber que Dios te ama y te valora aun cuando tú no lo creas. Él es tu creador, eres preciosa para el Señor y te ama así como eres. A través de la historia de Isaac y Rebeca hemos aprendido que Dios se interesa y se involucra en todos los aspectos de nuestras vidas s i se lo permitimos.

 

Dios prometió a Abraham que a través de su descendencia bendeciría a todas las familias de la tierra. Y así fue, siglos después nacía Jesús el Hijo de Dios en este mundo, dando su vida en la cruz, por amor a nosotros. Tú y yo podemos gozar de esta bendición creyendo en Cristo como nuestro Salvador personal, recibiendo perdón por nuestros pecados y llegando a ser hijas de Dios.

 

Así como Rebeca necesitó hacer elecciones para su vida, todas nosotras debemos hacerlas también. Amiga, ¿estás enfrentando momentos difíciles? ¿Debes escoger y tomar decisiones? Busca la sabiduría de Dios para que te enseñe a escoger aquello que será lo mejor para tu futuro y de quienes te rodean.

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