El llamado misionero de Noemí

Cuidados para tu jardín
15 octubre 2012
16 de Octubre
16 octubre 2012

Lecciones para el Alma: El llamado misionero de Noemí.

En las lecciones para la Vida hoy aprendimos cómo podemos hacer para proteger nuestras plantas de las pestes que quieren destruirlas. Esta batalla contra las pestes de jardín  me recuerda de algo que leí en la Palabra de Dios,la Biblia. Lodescubrí en Efesios capítulo 6 (10-17) y allí nos dice acerca de protegernos a nosotras mismas. Así como las plantas que pueden resistir las pestes, las personas pueden resistir mejor las tentaciones si nos mantenemos confiando en Dios. Escucha como dice allí…

“Fortalécete  en el Señor y en el poder de Su fuerza. Vístete de toda la Armadura de Dios para que puedas hacer frente a las artimañas del diablo; porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Por esta causa, toma toda la armadura de Dios, para que puedas resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quédate firme. Permanece pues firme, ceñida con el cinturón de la verdad, vestida con la coraza de justicia y calzados tus pies con la preparación para proclamar el evangelio dela paz. Ysobre todo, ármate con el escudo de la fe con que podrás apagar todos los dardos de fuego del maligno. Toma también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”

Hace un tiempo te contamos acercade Noemí Reedlo que ella misma escribió acerca de cómo se dio cuenta que Dios, el creador del Universo la amaba así tal cual ella era. Dios quería que ella también lo amara a Él y así lo hizo. Tenía en ese momento tan sólo 12 años pero comprendió que su vida nunca más sería igual. Escucharemos algo más de lo que pasó con su vida y de la manera que ella lo contó.

“Yo sabía que no era suficiente con ser feliz porque Dios me amaba. Leí en su Palabra la Biblia: “Ama a otros como yo te amo a ti” y eso quedó grabado en mi interior. ¿Cómo podré hacerlo? ¿Cómo podré poner mi vida por otra persona? Se preguntaba Noemí…

“Tenía un grupo de amigos en Secundaria que también seguían a Jesús. Mi familia no asistía a la iglesia, pero estos amigos me ayudaron a crecer en mi fe. Uno de ellos se llamaba Darren. ¡Esa era toda una historia! Ambos estudiábamos fisioterapia. Los fisioterapeutas aprenden cómo ayudar a las personas a superar sus dolores y discapacidades. Un día hermoso de primavera, Darren y yo nos casamos; no podría haber sido más perfecto. Un año más tarde estábamos sentados en un lugar alto observando las olas rompiendo enla playa. Depronto pregunté: ¿Has pensado alguna vez en querer servir a Dios en algún lugar lejos por el mundo? ¡Él se quedó asombrado de mi pregunta!

¿Saben? Había estado leyendo un libro acerca de una mujer doctora que trabajaó en un Hospital Cristiano en África durante un tiempo de revolución. Ella escribió acerca de los desafíos y la manera en que Dios le había provisto a pesar que había sido capturada por los rebeldes. Fue como que Dios estaba haciéndome algunas preguntas difíciles.

Preguntas tales como: ¿Qué estaba dispuesta a hacer por Dios? Y la respuesta era, cosas fáciles, cosas que pudiera controlar.

¿Dónde estaba dispuesta a ir? Pensé, donde sea lindo, no demasiado caliente, a algún lugar cerca. Yo quería saber, si realmente Dios podría usarme a mí, una joven fisioterapeuta? Y me preguntaba si podría confiar en Dios cuando no podría tener control sobre mi situación.

En ese momento Dios me recordó que a Él le gusta usar a aquellos que “no son nada” aquellos que sienten que son débiles. Él prometió en Su Palabra “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tú debilidad.” (2ª. Corintios 12:9)

No pensé que Dios me estaría llamando para ir al África, pero pensé que me estaba pidiendo a estar dispuesta para servir a otros, como sea. Luego, una semana más tarde, estaba en una conferencia, aprendiendo acerca de nuevos métodos en ayudar a las personas con discapacidades a usar brazos y piernas artificiales. Estaba fascinada porque esa era la clase de trabajo que realmente me gustaba. Luego sucedió algo que cambió mi vida.

Un doctor nos mostró un video. Se trataba acerca de miles de personas que habían perdido sus brazos y sus piernas al explotar las minas en los terrenos minados. El video había sido filmado en Camboya después de la guerra, pero la historia era la misma en muchos otros países donde la gente no tenía sillas de ruedas, muletas ni pies artificiales. Y repentinamente yo entendí que el amor de Dios quería alcanzar a esas personas también y podría ser que yo podría amar a esas personas como Dios me amaba a mí. Podría ser que Él me usara, como una fisioterapeuta, para mostrarles Su amor, mientras yo les ayudaba para que aprendieran a caminar otra vez.

En una ocasión Noemí había preguntado a Darren (su esposo) si él estaría dispuesto servir al Señor lejos en otros países. A lo que él contestó: ¿Por qué quisiera hacer eso? Estoy feliz aquí, amo mi trabajo, mis amigos, mis deportes, mi vida y a ti mi esposa querida.” ¿Pero sabes una cosa? Dios cambió el corazón de Darren tanto  que llegó a estar tan seguro como Noemí lo estaba. Esa fue probablemente la parte más importante, escribió ella; estar dispuestos a confiar en Dios e ir a donde Él quisiera que fueran.

Sigamos la historia: “Darren y yo estuvimos seguros que Dios quería que fuéramos al país de Nepal para trabajar como fisioterapeutas. Nepal es un país montañoso entre India y China. Descubrimos que tenía 20 millones de personas y en ese momento sólo dos calificados fisioterapeutas nepalíes. Y uno de ellos estaba en el extranjero y el otro supusimos que estaba muy ocupado.

Aquí estaría el lugar donde podríamos ayudar. Dios nos mostró cómo podríamos trabajar en un leprosario. De una manera maravillosa supimos de un hospital cristiano que atendía a pacientes con lepra- personas que habían perdido partes de sus manos y pies a causa dela enfermedad. Nosabíamos cómo íbamos a hacer para pagar las cosas que necesitábamos pero Dios tenía un plan- usó a muchas personas que amaban a Dios y querían demostrarlo de alguna manera, por tanto ellos nos enviaban algún dinero. No sabíamos quién lo enviaba pero siempre era la cantidad justa, la que necesitábamos, ni más ni menos. Eran personas que no nos conocían pero habían escuchado acerca de nosotros y comenzaron orando y lo han hecho por años. Darren y yo estábamos seguros que Dios nos había llamado para servir a la gente de Nepal, personas a las que Dios amaba también como lo hacía con nosotros. ¡Estábamos muy emocionados!

Recuerdo que el día llegó cuando salimos de Australia en un avión rumbo a Nepal. A mitad de camino, cruzando el gran océano de la India, profundo y negro, tomamos conciencia que nos alejábamos de todo lo nuestro, de quienes amábamos y sin tickets de regreso. En el aeropuerto algunos amigos nos habían dado tarjetas de despedida así que las abrimos y comenzamos a leer palabras que necesitábamos escuchar. En una de ellas decía lo siguiente: Salmo 139 (9-10) “Si me elevo en las alas del alba, y habito en el otro extremo del mar, aún allí me guiará tu mano y tu derecha me sostendrá.”

Leí esas palabras y mirando por encima de las alas del avión, pude ver a la distancia las luces de la costa dela India. Estábamoscasi en el lugar a donde íbamos, el lugar a donde Dios nos había guiado y donde seríamos sostenidos por el Todopoderoso Señor. Me sentí segura entre sus manos. El miedo que había invadido mi mente minutos antes había desaparecido, ahora me sostendría el Poderoso Dios.

Disfruté escuchando la historia de esta joven pareja. ¿Has entendido por qué Noemí y Darren dejaron su país de origen, su familia, sus comodidades y sus amigos para ir a ayudar a personas que no conocían? Ellos quisieron mostrar el amor de Dios por esa gente. Dios ama a las personas donde sea que vivan, o lo que sea que necesiten. Tengo que recordar que Él desea usarme para mostrar Su amor a otros, especialmente a aquellos que no lo conocen. Y también debes saber que nos ama a ti y a mí.

Dios, no siempre nos pide que vayamos a otro lugar. Puedes mostrar el amor de Dios a las personas que tienes cerca, quizás allí mismo en tu casa  o en tu lugar de trabajo.

Jesús dijo: “Ámense unos a otros como yo los he amado.” ¿Sabes lo que significa esto?

Dios llamó a Noemí y Darren a viajar a otro país para mostrar amor a esas personas. A otros llamó para que les ayudaran enviándoles dinero para su diario vivir. ¿Cómo y para qué te está llamando Dios a ti?

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