Reglas y Límites para los Hijos

Reglas y límites – Los diez mandamientos
20 marzo 2017
Dios nos da los Diez Mandamientos
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Queremos hablar acerca de reglas y límites que necesitamos fijar a los niños y adolescentes. El único y sincero propósito es que sean protegidos de aquellas cosas que les pueden causar daño. Katherine, nuestra amiga y madre de varios hijos nos compartió acerca de la manera en que tuvo que criar a sus hijos. Ella nos dijo: “Vivíamos cerca de una avenida principal donde casi todo el día transitaban grandes camiones con cargas. Tuvimos que fijar reglas bien estrictas. Los niños sabían que no podrían ir cerca de la carretera sin la compañía de un adulto. Eso no fue fácil porque del otro lado de la avenida estaban todos los comercios donde se vendían las golosinas o caramelos, los helados y los refrescos. A veces los llevaba allí por un paseo, pero les tenía prohibido cruzar solos. Ahora que tengo nietos hago lo mismo con ellos. No siempre se dan cuenta del peligro y desean salir corriendo por delante, pero los amo demasiado y no se lo permito pero es por temor a que sean lastimados.”

Recuerdo que siendo una niña deseaba crecer pronto para librarme de esas reglas molestas de mis mayores. Me parecían exagerados en sus cuidados, pero ahora que crecí compruebo que tenían razón y veo que hay más reglas aún. Llegué a comprender que esas reglas acerca de lo que podíamos o no hacer era para nuestra protección.

A los niños no siempre les gustan las reglas pero como dices son para su protección. En mi casa teníamos reglas para la hora de comer- por ejemplo… Debíamos comer todo lo que nos servían en el plato de modo que pudiéramos crecer sanos. Recuerdo las veces que inventábamos juegos. Hacíamos una carrera de quién terminaría primero o quién se comería todas las zanahorias o habas. Recuerdo que al hacer esas competencias había veces que volcábamos el agua o la leche. Mi mamá nos tenía paciencia porque ella quería que realmente comiéramos lo necesario por nuestra salud. Una joven madre nos ha dicho cómo reacciona ella frente a sus pequeños hijos: “Si me enojo por algo… salgo al patio y respiro profundo, de modo que pueda pensar y controlarme frente a algo que me hizo enojar. Debo confesar que una vez le pegué a mi hijo en la cabeza y luego me sentí muy miserable por haberlo hecho. Reconozco que estuve muy mal y no quiero que me vuelva a pasar. No debo golpear a mis niños- ellos son frágiles y son mis hijos queridos. Debo aprender a tener control sobre mis impulsos y enojos.”

Eso no quita que la madre ejerza disciplina en el hogar pero debe aprender a actuar sin ira cuando se enoja por algo que sucede. No debe descargar su frustración sobre sus hijos; ellos no lo merecen. Debe haber reglas y disciplina en el hogar pero tienen que ser justas. Si tuvieras que castigar a tu hijo por una desobediencia hazlo para corregirlo y no para destruirlo. Piensa y dile: “Te amo demasiado como para permitir que hagas eso.” Que la disciplina sea justa y amorosa. No pierdas el control de tus emociones. Los padres deben proteger y guiar a sus hijos y gradualmente enseñarles la auto-disciplina. Además no olvides que eres como un espejo, ellos se miran y se reflejan en ti, la manera en que hablas, la manera que respondes o cómo actúas. De seguro van a hablar y actuar como lo haces tú.

Eres el ejemplo o patrón para imitar en todo. Hay otras maneras de aplicar disciplina a los hijos como no permitirles jugar con lo que ellos más gustan, su juguete favorito o pedirles que se sienten un tiempo hasta calmarse. Eso es mejor que golpearlos. Si los hijos son más grandes es bueno hablarles acerca de las consecuencias de su conducta. Quizás no le permitas salir para estar con sus amigos o no podrá usar su tableta o juguete electrónico. Cada familia deberá descubrir que será lo más adecuado, pero nunca grites ni insultes. Eso no es correcto. Es muy desagradable de tu parte.

Las mamás jóvenes a menudo se preguntan cuándo es el mejor momento para comenzar a aplicar reglas. Te diremos que debes comenzar temprano, aún antes que pienses que tu hijo las comprende. Cosas tales como fijar horario para las comidas o el tiempo para ir a la cama. Puedes fijar reglas sencillas acerca del lugar donde debe guardar sus juguetes. Hay canciones que ayudan acompañar a las acciones cuando son pequeños, por ejemplo “A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar. Sin tirar, sin romper que después hay que volver.” o “mañana hay que volver” A mí me gusta inventar canciones, el hecho es que los niños asocien la canción con la acción.
Si tienes una familia grande, los hijos mayores pueden ayudar a enseñar a los más pequeños.

Las reglas y los límites cambian según la edad de los hijos. No vas a tomar de la mano a un adolescente para cruzar la calle. A medida que van creciendo debemos ajustar las reglas. Les pondrás horarios para levantarse, para ir a estudiar y horarios de volver por las noches. Ya no son pequeños pero es importante que los padres sepan a dónde van, con quién están y a qué hora volverán al hogar. Esas reglas no siempre son muy populares pero vivimos tiempos difíciles y no podemos perderles la pista por dónde están nuestros queridos hijos.

Hablando de reglas que no son muy populares Katherine nos contó de un incidente con su hija adolescente. Ella nos dijo: “Sentí un golpe en la puerta de atrás. Era mi hija adolescente que regresaba de sus clases. Venía muy enojada. Me encontró en la cocina y con lágrimas en sus ojos me dijo: “No entiendo porqué no me dejas ir a la fiesta de Sally. Estoy muy fastidiada, todas mis amigas van a ir. Tú nunca me permites salir a divertirme.”
Yo estaba pelando las papas para hacer la comida y le repetí lo que su padre y yo le habíamos dicho: “Tú no puedes ir a esa fiesta porque nosotros no sabemos nada acerca de la familia de Sally y no sabemos quién estará en esa fiesta. No estamos seguros si estarás protegida y a salvo allí.” Ella se dio vuelta y de un portazo se fue a su dormitorio. La escuché hablando por teléfono con una amiga. Ella le decía: Estoy segura que mis padres no me aman o de otro modo me permitirían ir a la fiesta más importante del año. ¡Me tratan como a una nena y ya tengo casi 16 años!”
Yo me quedé orando en la cocina: “¿Señor, por qué siempre tenemos que pelear estas batallas?” ¿Qué le pasa a nuestra hija? ¿Por qué no nos quiere escuchar?

Tres días más tarde, la puerta de la cocina se abrió pero mi hija no venía enojada. Ella se acercó a dónde yo estaba cosiendo y me dijo, suavemente: “Mamá, ¿Sabes? Ustedes estuvieron en lo correcto al no permitirme ir a la fiesta el sábado.”
Extrañada le pregunté qué sucedió.
“Mi amiga me dijo que estuvo horrible. Los papás de Sally no estaban en la casa y los muchachos encontraron unas botellas de alcohol y algunos de ellos se emborracharon. Supongo que hubo gritos porque los vecinos llamaron a la policía y todos en esa fiesta fueron arrestados. Luego los padres tuvieron que ir a la policía a buscar a sus hijos. Qué vergüenza hubiera sido para mí si tuvieran que buscarme de la comisaría.”
Mi hija me abrazó y me besó y corrió escaleras arriba.
Oré otra vez “Gracias Señor, Tu Palabra nos enseña: “Instruye al niño en su camino y aún cuando sea viejo, no se apartará de él.”

¿Habrá veces en que quieres darte por vencida en esta dura tarea? No siempre es divertido. Pero todos esos límites y reglas, hechas con amor, fueron dignos del esfuerzo. Katherine ha dicho que sus hijos ahora son adultos, trabajan y están criando a sus propios hijos. Ella puede ver que usan los mismos límites que ellos les aplicaron a sus hijos cuando vivían en su casa. Les escucha decir: “Te amo demasiado como para permitirte que hagas eso.”
Quiero decirte que Dios es así. Alguien le ha llamado: “El Padre Perfecto.” Él fija límites, a veces les llamamos leyes, para protegernos porque nos ama demasiado como para dejarnos transitar nuestro propio camino y terminar lastimadas.
Sus leyes son para que nos sintamos seguras y protegidas. Las que son madres es lo que buscan para sus hijos también. Quieren que estén seguros y protegidos de este mundo malo, no quieren verles sufrir. Llegará el día en que esos hijos saldrán del hogar paterno y tendrán que enfrentarse solos. Tomarán sus decisiones y harán sus elecciones. Si escogen lo bueno para sus vidas y logran ser felices los padres también estarán felices y satisfechos de haber cumplido con su labor.

¿Y tú amiga, quieres contarnos cuál es tu experiencia en tu rol de madre, tía o maestra si tienes niños o jovencitos a tu cargo?

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