
El cuidado de nuestros oídos
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Hemos estado hablando acerca de nuestros oídos y la necesidad de cuidarlos para que no se enfermen y para poder escuchar y entender a quienes nos hablan. También hemos hablado acerca de algo que producen nuestros oídos; la cera, y no es que estén sucios sino que cumple con una función especial allí dentro. El problema es que algunas personas producen tanta cera que con el tiempo el oído se va obstruyendo y se corre el riesgo de perder la capacidad de oír. ¿Te ha pasado alguna vez o conoces a alguien que le sucede esto a cada tanto? Al fin deben ir al doctor para que les destape los oídos. Sus oídos no están dañados, sino bloqueados por la producción de tanta cera. Una vez que los lavan, esas personas vuelven a oír perfectamente bien y disfrutar de la comunicación con quienes les rodean.
Y qué molesto es no poder oír. Y tú amiga, ¿Cómo es tu capacidad auditiva? ¿Realmente, puedes escuchar bien? A menudo cuando nos vamos poniendo mayores nuestra capacidad de oír se va entorpeciendo y nosotras no podemos escuchar todo tan claramente. Al contrario, siempre estamos preguntando “¿Qué dijiste?” y necesitamos que nos repitan las cosas más de una vez. La Palabra de Dios, la Biblia, habla acerca de nuestros oídos. Sí, lo hace y nos advierte que nuestra capacidad auditiva no es tan buena. Sin embargo la Biblia no se refiere acerca de la capacidad de escuchar voces o palabras. Dice que nuestros oídos han llegado a ser sordos a la verdad. El Salmo 135:17 dice: “Tienen orejas y no oyen…” y en Hebreos 5:11 dice: “Ustedes se han hecho sordos para oír.”
¿Y a qué se refiere cuando dice que no oímos? Se trata de las Palabras de la verdad de Dios que nos enseñan cómo vivir. Seamos honestas; muchas de nosotras estamos bien cómodas con el pecado y haciendo lo erróneo en nuestras vidas. No queremos cambiar nuestros hábitos. Pero cuando permitimos que nuestros oídos se pongan sordos para poder escuchar la verdad, empezamos a perder algunas maravillosas verdades de Dios. Escucha como lo expresa el profeta Ezequiel (37:4 y 6) cuando escribió: “Escuchen la Palabra del Señor, o huesos secos porque Dios puede cubrirlos con piel y poner nuevo aliento en ti para que te sientas viva y sepas que yo soy Dios el Señor.”
¿Te has sentido alguna vez sin ánimo, como que te faltara vida y sin fuerzas para seguir? ¡Como lo expresa el profeta Ezequiel, seca y sin ánimo; apenas empujándote para lograr hacer las cosas? Quizás la maternidad drenó todas tus fuerzas, Tal vez una pobre salud física o una situación abusiva y has llegado al punto de exclamar… “¡No puedo más, no puedo continuar!” A veces las luchas en tu vida gritan tan fuerte que no puedes escuchar la verdad de las cosas. Y cuando no puedes escuchar la verdad no sabes que camino o qué decisión tomar para tu vida. Pero cuando escuchas y obedeces la Verdad de Dios comienzas a cobrar vida y fuerzas nuevamente, y tu vida se va encauzando por las buenas decisiones que con la ayuda de Dios aprendes a tomar. El mismo Jesús dijo: “El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5: 24) “¡De muerte a vida!” Qué impresionante el cambio que puedes tener en tu vida si crees en la verdad de Dios. Una vez los discípulos preguntaron a Jesús… ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de Vida Eterna.”
¡Eso es maravilloso! Es posible tener una nueva vida si escuchamos y obedecemos la verdad de Dios. El mismo Jesús lo expresó de la siguiente manera; Él dijo; “Conocerás la verdad y la verdad te hará libre.” (Juan 8:32) Esto no significa que serás perfecta o que nunca te equivocarás; no, mientras estemos en este mundo tendremos que luchar contra el mal. La diferencia será que cada vez que pecamos o que nos equivocamos, humildemente nos volvemos a Dios buscando Su perdón. El Señor nos perdonará y si se lo pedimos nos dará nuevas fuerzas para vivir más correctamente.
Dios nos llama a vivir en libertad. ¿Puedes oír la voz de Dios llamando a tú espíritu? Escucha lo que dice Su Palabra en el libro de Santiago Cap. 1: (19-25). “Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; no se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en el espejo, y después de mirarse, se va y se olvida enseguida de cómo es. Pero quién se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.”
Esto nos enseña que podemos tener paz y bendición en nuestro corazón a pesar de las circunstancias que estemos enfrentando. Jesús es Todopoderoso porque es Dios y nos ofrece nueva vida y vida en abundancia. Amiga- no hagas oídos sordos a su llamado. Hay una hermosa figura de Jesús en el libro de Apocalípsis Cap. 3 (20) donde le vemos llamando a la puerta de nuestra vida. Y dice así: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo.” Jesús quiere tener comunión con nosotras, contigo y conmigo, no le dejes esperando a la puerta de tu corazón. Amiga, Él espera paciente, quiere morar en tu alma. ¿Cómo están tus oídos espirituales; puedes oír su voz de amor? Ábrele la puerta de tu vida e invítale a entrar. Comprobarás que éste será el día más maravilloso de tu vida. Jesús está a la puerta de nuestra vida, abrámosle para que entre.
Hay una antigua y significativa canción que me gusta cantarla y dice así:
“Yo escucho buen Jesús, tu dulce voz de amor,
Que desde el árbol de la cruz, invita al pecador.
Yo soy pecador, nada hay bueno en mí
Ser objeto de tu amor, deseo y vengo a ti.
Tú ofreces el perdón de toda mi maldad
Si el llanto inunda el corazón, que acude a tu piedad.
Yo soy pecador, ten de mí piedad
Dame llanto de dolor y borra mi maldad.
Tú ofreces aumentar la fe del que creyó
Y gracia sobre gracia dar a quien en ti esperó.
Creo en ti Señor, Sólo espero en ti
Dame tu infinito amor, pues basta para mí.
Como puedes ver, cuán maravilloso es poder escuchar. Dios nos regaló dos oídos para que pudiéramos estar comunicadas con nuestro mundo exterior; pero también nos regaló oídos espirituales para poder entender las verdades de Dios y hacerlas parte de nuestras vidas. A veces estamos muy aturdidas con muchos ruidos de este mundo y no ponemos atención a lo que Dios quiere decirnos.
Te invito a que oremos juntas y le digamos a Dios:
Señor, abre mis oídos espirituales para que pueda escuchar Tus Palabras de Verdad y ayúdame a creerlas de tal manera que ellas me hagan libre del pecado, la condenación y la muerte. Creo en Ti Jesús porque moriste en la cruz por mis pecados, porque resucitaste de entre los muertos y vives para siempre. Quiero ser tu hija y vivir esa vida abundante que tú ofreces. Que al partir de este mundo un día, pueda vivir contigo para siempre disfrutando de tu maravillosa compañía.


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Gusto en saludarlas mujeres de esperanza su programa es de mucha bendición para mi vida me anima a través de los temas educativos que ustedes comparten y de la palabra de Dios siga adelante en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Las escucho los días sábados a través de radio cultura TGN en Guatemala